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Fenómeno Señor Rayón, Espacio Público Y Alienación Tardo-Soviética.


Enviado por   •  16 de Mayo de 2014  •  1.504 Palabras (7 Páginas)  •  241 Visitas

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Fenómeno Señor Rayón, Espacio Público y Alienación Tardo soviética.

Introducción

Estudiando el fenómeno del señor rayón, personaje cuya performancia surge del monopolio y asedio de los grafitis en las paredes del campus de la universidad nacional, ha suscitado un malestar por parte de las organizaciones estudiantiles de izquierda que no tardaron en vincular al “señor rayón” como un fascista que busca despolitizar el pensamiento estudiantil, nos convoca a responder en concreto la raíz del malestar, o mejor, se busca responder el origen preciso de la unanimidad en el pensamiento de las organizaciones estudiantiles de américa latina, en concreto partiremos del artículo de Soledad Jimenez Tovar, en donde brevemente reseña la historiografía soviética latinoamericana, el cual nos dará luces para contestar el origen del discurso anti yanqui, y como estos estudios soviéticos en américa latina han alienado la historia de las revoluciones en américa latina en torno a la posibilidad de un régimen comunista, cosa que solucionará de facto la razón más interesante para analizar la divergencia en torno al suceso del “señor rayón”.

Reseña Historiografía Sovietica de América Latina.

Según el artículo en su introducción, es claro que la tensión de la guerra fría no era solo asunto de orden geopolítico traducido en alianzas militares o acuerdos de cooperación, en américa latina se lucha intensamente en la ideología política, y por derecho propio en la historiografía, para contradecir la visión de la historiografía entre norteamericanos, y a partir de los años sesenta, por parte de la unión soviética, en concreto se señala como hecho relevante la creación del Departamento de Historia y Contemporánea de los países de América Latina (después sería el Departamento de América Latina), quienes desarrollarían hasta mediados de la década de los noventa la historiografía de América Latina, partiendo de segundas fuentes Latinoamericanas y Norteamericanas en un principio, dejarían como resultado toda una generación de historicistas soviéticos repartidos por todo el continente, en primera medida para contener y contradecir los estudios que se comienzan a desarrollar desde Estados Unidos y Europa, por ello la aparición de revistas que se especializan en el tema, saliendo para la lengua española la revista América Latina, todo en pro de responder con urgencia las posturas “Burguesas” de las potencias de occidente en este tema.

De hecho surge como primera crítica a la historiografía latinoamericanista la reseña de Iosif Romuladovich Grigulevich-Lavretskii en la revista Voprosi Istorii sobre la revista estadounidense Hispanic American Historical Review en el año 1959, el cual contiene un lenguaje ácido, pero que carece del lenguaje alienado que en principio se atribuía a los historiadores soviéticos, de hecho, esta reseña que contiene acusaciones que solo van a denunciar los perfiles progresistas-jesuitas de la HAHR, y entre las posturas y contestaciones de esta dicotomía, ya está entrevisto la poca o nula referencias de autores Latinoamericanos, y se desarrolla en subsiguiente, el debate sobre la participación de los Estados Unidos en la revolución mexicana, viendo en respuestas posteriores una insinuación progresiva de la palabra imperialismo, que solo se aplicó en el inicio para hablar de la época precolombina, mas esta palabra comienza a ser usada de la mano del discurso de pueblo, categoría que Santiago Castro-Gómez desarrolla como un nuevo modo de referirse a la población mayoritaria a la que se desea controlar o referenciar, siendo el término raza como la anterior referencia, por supuesto, dichas categorías no se suceden cronológicamente, sino que se yuxtaponen en función de la políticas que se debaten.

En respuesta a esta incisiva critica soviética a los estudios norteamericanos de Oswald que siempre se basaron en las independencias de Latinoamérica, ignorando el periodo contemporáneo, y en especial los procesos llevados en la región del caribe, debido según Grigulevich a los intereses de Norteamérica en esta región, Oswald inicia un estudio sistemático de la historiografía soviética, sin embargo, desde la UNAM Juan Antonio Ortega y Medina aparece en la arena historiográfica con el libro Historiografía Soviética Americanista (1945-1960) en el año 61, donde se menciona la observación de Kossok respecto al interés sistemático de los soviéticos por sistematizar revoluciones de independencia, revolución mexicana, movimientos obreros y partidos comunistas latinoamericanos, una alienación que gracias al abuso de fuentes secundarías, desconocerían izquierdas que no tenían esencia alguna de marxismo-leninismo, como la revolución mexicana que en realidad tenia tendencias anarquizantes, por no hablar ahora de otros movimientos enteramente nacionalistas, y develando finalmente el “comodín” del aún hoy recalcado imperialismo yanqui, hecho que se haría patente desde los partidos comunistas para no solo simplificar ambiguamente las acciones de EEUU desde la historiografía, sino en los discursos que hoy en día conocemos.

En este punto, se rescata del contraataque de Grigulevich el tema de la creación de bloques agresivos de diplomacia

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