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Fronteras de papel: archivos, colecciones y la cuestión de límites en las naciones americanas de Irina Podgorny (12)


Enviado por   •  1 de Julio de 2017  •  Documentos de Investigación  •  7.253 Palabras (30 Páginas)  •  308 Visitas

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Fronteras de papel: archivos, colecciones y la cuestión de límites en las naciones americanas de Irina Podgorny (12)

El mundo de los archivos, con sus papeles, pergaminos y estanterías, ha pertenecido tradicionalmente a los universos de la historia, el derecho, las ciencias políticas. La antropología y la arqueología, por otro lado, se asociaron a los espacios de los museos, la colección, la excavación y cultura. Las prácticas de estas disciplinas, sin embargo, generarían mucho más que fragmentos y rutinas: para aparecer como objetos científicos, fue necesaria su transformación en papel. El temor ante la falsificación o mezcla de genero la adopción de distintos procedimientos para evitar el descontrol de las antigüedades en el espacio del museo y la colección. La arqueología moderna surgiría ligada a la “medializacion” de los monumentos, fotografías, cuadros, dibujos, etc. Estas “antigüedades portátiles” servirían para hacer circular un mundo aparentemente inmóvil, para asegurar que las cosas llegaran respetando un orden, además, deba la posibilidad de reconstruir un panorama bastante cercano de la vida en el pasado.

Los archivos nacieron como un espacio de la administración, ligada a la figura del archivero. El siglo XIX seria testigo de la transformación de los archivos en dispositivos que permitían hacer circular los papeles a través de repertorios. Lo mismo ocurriría con las colecciones de los museos, que, como los archivos y bibliotecas, debieron adoptar modos de mover las cosas en función de un público cada vez más grande y del aumento potencial las colecciones a acumular. En el caso de los países americanos, la constitución de los nuevos Estados y jurisdicciones políticas, significaría la reorganización de los archivos coloniales.

Analizaremos algunas de las prácticas intelectuales que se van anulando al uso de los documentos y a la constitución de archivos públicos y privados en Argentino durante la segunda mitad del siglo XIX, donde la compilación de documentos se combino con la colección de los objetos mas diversos y el interés por la arqueología y la antropología americana.

  1. Espacio del saber:  

Los archivos erigidos bajo la autoridad del Estado para la conservación de los documentos y las actas, surgen ligados a la vigilancia atenta de los archiveros, garantía de su autenticidad. En el marco del mundo ibérico y  las reformas ilustradas del siglo XVIII, los archiveros generales empezaron a vincularse con una administración unificada y con la escritura de la historia. De allí surgirían las iniciativas del Archivo General de Indias de Sevilla y el Archivero General de Chapultepec, enlazados a la política general del reino y a un patrón determinado para la recolección de papeles antiguos y modernos.

El archivo de indias y de Chapultepec se plantea como repositorios de las pruebas del derecho español a los territorios americanos y de las fuentes de esa historia. El derecho administrativo de comienzos del siglo XIX consolido al archivo como herramienta de los procedimientos públicos y de la estadista; a partir de la segunda mitad del siglo XIX  que los archivos se justificaran por su utilidad general y como herramienta de los historiados.

Los archivos modernos emergen como instrumentos para la resolución de litigios y repositorios de las evidencias, escrituras, derechos de propiedad de la Iglesia y de la Corona. En América, transformando en nacionales, republicanos, no perderán esa función: los tratados de límites, mapas, informes, serán recopilados por los políticos- historiadores de las nuevas republicas. La historia de americana se conectaría con la búsqueda de los títulos para probar los derechos territoriales adquiridos según el principio de uti possidetis. Los archivos fueron dotados de un sistema y un orden especial para garantizar el ar un acceso a los documentos: hacia fines del siglo XIX, los repertorios y los catálogos se combinaron con la construcción, el diseño y dispositivos para colocar e identificar esa masa de documental que se empezaba a abrir a las consultas. Los museos por su parte empezaron a pensarse como un almacén moderno, donde se controlaran los movimientos de las piezas a través de los papeles y de un cuerpo de burócratas dedicado a la enorme tarea de crear un sistema de registro que posibilitara el movimiento y la localización de los objetos. Allí se fue adoptando el sistema de de tarjeta de acceso a la información, que contenían la información necesaria para llegar, mediante al número de entrada, a cada objeto a través de las actas (listas, correspondencia), al libro de inventario o al fichero.

A comienzo del siglo XX, los objetos de los museos y los documentos de los archivos debían insertarse en un sistema que permitiera su movilidad dentro de la colección para conservar intacta su capacidad de testimonio sobre su contexto original. O como establecían las Ordenanzas del Archivo de la India de 1790, ser coordinados y reducidos a índices claros y metódicos.

Esta no siempre lograba burocratización del museo y del archivo respondía a la necesidad de liberarlos de sus guardianes y evitar que las cosas se volvieran a perder en el mar del pasado. Como relata Vicente Quesada en su visita al Archivo de Indias, a casi cien años de haberse dispuesto la adecuación entre el orden especial e inventario, dar con los documentos seguía dependiendo del enorme empeño del archivero, dado que solo una parte ínfima de la selva de papeles estaba calificada. Hasta fines del siglo XVIII los archivos tenían como destinario casi exclusivo al príncipe y a sus funcionarios autorizados.

En 1873, fecha de la visita de Quesada, las copias debían de ser autorizadas oficialmente por el Ministerio de Ultramar, de quien entonces dependía el Archivo de Indias.

2- Historia, anticuaria e historia natural:

Manuel Ricardo Trelles iniciaba en 1869 la publicación de la Revista del Archivo General de Buenos Aires del que estaba a cargo desde 1858 y como muchos otros biblioteca de la segunda mitad de siglo, Trelles armaría sus colecciones, bibliotecas y archivo privado, compartiendo responsabilidades  con la organización de distintas instituciones de almacenamiento de información: en 1854, fue elegido secretario de la Asociación Amigos de la Historia Natural del Plata, para ordenar las colecciones e inventarios del Museo Publico.

Trelles soslayaba dos cosas: como mas tarde diría Mitre al afirmar la importancia de a  interna y externa de las fuentes “el metal miente tanto como el metal”. La paleografía enseñaba que el texto formaba una unidad material con la tinta y el  papel, de donde se podía establecer la correspondencia entre texto y sustrato. Las afirmaciones de Trelles expresaban la filosofía de la autenticidad de los documentos, independiente de la crítica, dada por el antiguo derecho de archivo. Esta cuestión define las practicas de la historia del siglo XIX: como conferir el carácter de testimonio verdadero a cosas que fueron despojadas de este a raíz de la ruptura del orden colonial, la dispersión de los documentos y su reunión en nuevos repositorios, como contracara, los documentos privados, sin valor judicial en el sentido del derecho de archivo, se transformarían en un tipo de evidencias que alcanza esa dignidad por el mero hecho de guardarse en un repositorio oficial. En este sentido, la historia de la conformación de los archivos americanos implica también un estudio acerca de la constitución de la evidencia histórica.

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