Gobierno actual de Tailandia

A medida que Tailandia se prepara para una elección general programada entre el 24 de febrero y finales de mayo del próximo año, muchas organizaciones de derechos humanos se quejan de que podría ser manipulada para mantener el actual régimen militar en el poder, a menudo se ha planteado la cuestión de tener observadores extranjeros.

Para muchos países en desarrollo, la presencia de tales observadores internacionales siempre es bienvenida, ya que daría más legitimidad y credibilidad a las elecciones. No es así en Tailandia bajo la junta. El ministro de Relaciones Exteriores de Tailandia, Don Pramudwinai, ha anunciado que tener observadores extranjeros sería indigno y, por lo tanto, Tailandia no los necesita. La razón dada: "Tailandia no es un país problemático". ¿Significa esto que los países que albergan observadores electorales extranjeros son todos países problemáticos?

El ministro de Relaciones Exteriores, Don, parece ser el epítome de la observación de Sir Henry Wotton en la Cámara de los Comunes a mediados del siglo XVII de que un diplomático era un caballero honesto que mintió por el bien de su país. Wotton no previó que los regímenes dictatoriales del siglo XXI emplearían este tipo de diplomáticos para camuflar la naturaleza repugnante de la dictadura.

En muchos aspectos, la deferencia no disimulada de Don a la actual dictadura tailandesa recuerda un poco a la letanía del difunto primer ministro iraquí Tariq Aziz sobre las gloriosas victorias sobre las tropas lideradas por Estados Unidos hasta que el brutal régimen de Saddam Hussein se derrumbó.

Tal vez Tailandia no fue un país problemático hasta que dejó escapar ese error. También afirmó que sería "desfavorable" tener observadores electorales extranjeros. Aparentemente, piensa que tener observadores electorales extranjeros es como someter a Tailandia a juicios al estilo de Nuremberg y, por lo tanto, desfavorable para aquellos que violan las normas universalmente aceptadas y los principios democráticos.

Incluso en un país cuyas fuentes de información están tan restringidas como lo están en Tailandia, su negativa a admitir a los observadores extranjeros en una elección de procedencia dudosa en primer lugar está planteando preguntas públicas y cuestionando la calidad misma del ministerio de relaciones exteriores.

Durante más de una década, Tailandia no ha tenido un ministro de relaciones exteriores de calibre o con carácter y aura digna de respeto en el escenario internacional. Los ministros de Asuntos Exteriores que prestaron servicios bajo gobiernos autocráticos o antidemocráticos estaban demasiado ocupados en sus campañas diplomáticas para convencer a la comunidad internacional de la legitimidad de sus gobiernos

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