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R E V I S T A D E L A C E P A L 7 6 • A B R I L 2 0 0 2
LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA • MANUEL ANTONIO GARRETON M.
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A B R I L 2 0 0 2
La transformación de
la acción colectiva
en América Latina
Manuel Antonio Garretón M.
Departamento de Sociología
Universidad de Chile
magarret@uchile.cl
Asistimos al desaparecimiento del paradigma clásico que veía
en la posición estructural el elemento determinante en la conformación
de la acción colectiva y de los actores sociales. Producto
de los cambios estructurales y culturales en el mundo y
la región —la transformación de la débil sociedad industrial de
Estado nacional en Latinoamérica y la desarticulación de las
relaciones clásicas entre Estado y sociedad— la acción colectiva
tiende a configurarse principalmente a través de cuatro
ejes: la democratización política; la democratización social o
lucha contra la exclusión y por la ciudadanía; la reconstrucción
y reinserción de las economías nacionales o la reformulación
del modelo de desarrollo económico, y la redefinición
de un modelo de modernidad. Ello da origen a actores
sociales más fluctuantes, más ligados a lo sociocultural que a
lo político-económico y más centrados en reivindicaciones por
calidades de vida y por inclusión que en proyectos de cambio
social global.
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LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA • MANUEL ANTONIO GARRETON M.
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I
Las orientaciones analíticas
Durante décadas predominó un paradigma teórico y
práctico de la acción colectiva y los actores sociales
en la región, concordante con los paradigmas predominantes
de las ciencias sociales a escala mundial. Este
afirmaba, primero, una unidad o correspondencia entre
estructura y actor; segundo, el predomino de la
estructura sobre el actor, y tercero, la existencia de un
eje central provisto por las estructuras y los procesos
emanados de ellas, que actuaba como principio constitutivo
de toda acción colectiva y de la conformación
de actores sociales.
Es decir, el paradigma clásico, téorico y práctico,
en relación a los actores sociales y a la acción
colectiva privilegiaba la dimensión estructural. Este era
el componente “duro” de la sociedad, en tanto el actor
y la acción colectiva eran el componente “blando”.
Existe la convicción generalizada que este paradigma
ya no da cuenta de la realidad actual. Ello porque,
por un lado, en el mundo de hoy se han producido
enormes transformaciones estructurales y culturales
que nos enfrentan a un tipo societal distinto. Por
otro lado, han aparecido nuevas formas de acción social
y nuevos actores, al mismo tiempo que se transformaban
las pautas de acción de los actores sociales
clásicos. Si desde el análisis de los actores y las formas
de acción colectiva el vuelco del paradigma clásico
tiene varios hitos,1 desde el punto de vista de los
fenómenos sociales mismos, los movimientos de derechos
humanos y los movimientos democráticos bajo
las dictaduras, movimientos étnicos como los de
Chiapas o las redes de organizaciones sociales y experiencias
de barriales de ciudadanía en Perú, por citar
ejemplos emblemáticos, nos parecen marcar una
distancia con el paradigma de acción colectiva que hemos
denominado clásico, aunque incorporan y
redefinen muchos de sus elementos, lo que es más claro
aún en el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil.
En lo que sigue intentaremos una esquematización
de algunas de las orientaciones analíticas que contribuyen
a configurar un posible paradigma en ciernes
sobre actores y acción colectiva en América Latina.2
Se trata de ir más allá de un determinismo estructural
de tipo universal y de superar la visión de una correlación
esencialista y abstracta, definida de una vez para
siempre, entre economía, política, cultura y sociedad,
es decir, la idea de que a un sistema económico dado
corresponde necesariamente una determinada forma
política o cultural o viceversa.
Así, en una sociedad determinada es posible discernir
niveles o dimensiones y esferas o ámbitos de la
acción social. Respecto de los primeros, imbricados
entre sí aunque con autonomía unos de otros, ellos son:
los comportamientos individuales y las relaciones
interpersonales que definen los llamados “mundos de
la vida”, los niveles organizacional e institucional que
corresponden al mundo de las instrumentalidades, y la
dimensión histórico-estructural, de proyectos y contraproyectos,
que definen lo que algunos llaman la
“historicidad”.3 Respecto de las esferas o ámbitos de
acción, ellas corresponden al modo de satisfacer las
necesidades materiales de la sociedad, lo que se llama
economía; a las fórmulas e instituciones de convivencia,
conflictos, estratificación o jerarquización que definen
la estructura u organización social en un sentido
amplio; a la configuración de las relaciones de poder
referidas a la conducción general de la sociedad, lo que
se denomina política; y a los modelos éticos y de conocimiento
y su aplicación, las visiones del tiempo y
la naturaleza, la representación simbólica y la socia-
Este artículo está basado en Cambios sociales, actores y acción lización, que es lo que llamamos cultura. El esquema
colectiva (Garretón, 2001b). En él hemos hecho uso abundante de
materiales elaborados en otras publicaciones, especialmente “Social
movements and the process of democratization. A general
framework” (Garretón, 1995b). En dos libros recientemente publicados
(Garretón, 2000a y 2000b) se condensan muchos de los trabajos
que hemos retomado aquí.
1 El más importante y decisorio es el trabajo de Alain Touraine
sobre actores sociales y sistema político. La primera formulación
sistemática en Actores sociales y sistemas políticos en América
Latina (Touraine, 1987) fue luego desarrollada en Política y sociedad
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