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HARRIET MARTINEAU


Enviado por   •  31 de Agosto de 2013  •  4.666 Palabras (19 Páginas)  •  688 Visitas

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A lo largo de la historia, han sido muchas las mujeres que han intentado incursionar en un mundo dominado por los hombres.

Las costumbres y las leyes han ido cambiando con el paso de los años gracias a muchas de ellas, para poco a poco irse acercando a la sociedad que conocemos hoy, que si bien en cierto que nos falta mucho por avanzar, también es cierto que hemos ganado mucho terreno.

Hablaremos pues en este ensayo de una de estas mujeres, ejemplo de superación y lucha constante, escritora y pensadora británica que logró fama y prestigio en una época en la que las mujeres eran excluidas. Se le llamó la primera mujer socióloga y pionera feminista; su nombre: Harriet Marineau Rankin. Analicemos su historia y su contribución a la sociología.

HARRIET MARTINAEAU

Nació en Norwich, Inglaterra, el 12 de junio de 1802, la sexta de ocho de una familia de franceses de clase acomodada, su padre un fabricante de textiles, productor de sedas e importador de vinos. La Atmósfera de su casa fue laboriosa, intelectual y austera.

La educación de Harriet se llevó a cabo en su propio hogar hasta la edad de 16 años, edad en que la llevaron a una escuela en Bristol, regentada por una hermana de su padre. Su tío, devoto ministro de la iglesia unitaria, le presentó obras de Locke y Hartley entre otros. En ellas, Harriet aprendió latín, francés, italiano y alemán. La iglesia unitaria permitía a las mujeres tener una buena educación para hacerlas mejores madres y que comprendiesen mejor el cristianismo.

En 1825 su padre, Thomas Martineau, muere dejando en una mala posición económica a la familia. Su muerte fue precedida por la del hermano mayor de Harriet, también llamado Thomas y por la de su prometido John Worthington, por lo que Harriet permaneció soltera el resto de su vida, incluso estaba en contra del matrimonio ya que este vínculo sometía a las mujeres.

Además de esto, la familia perdió todos sus ahorros en la quiebra de un banco en la crisis económica que se había desatado en Gran Bretaña en 1825. Así que Harriet empezó a ganarse la vida trabajando bordando y escribiendo en periódicos. A finales de 1829, la familia Martineau, madre y hermanas, tuvieron que coser para sobrevivir. Para colmo fue excluida de la docencia ya que era sorda. Empezó a escribir para un diario local, y más tarde comienza con la publicación de sus primeras obras. Harriet permaneció activa en la esfera pública por más de medio siglo, hasta su muerte en 1876.

PROBLEMAS DE SALUD

Como ya se mencionó anteriormente, Harriet tenía algunos problemas de salud, desde niña fue enfermiza, silenciosa, tranquila e independiente, esto último tomando en cuenta la rigidez de la tutela familiar.

Harriet Martineau desarrolló una creciente sordera desde los doce años de edad, agudizando una personalidad retraída a la que había sido tendente desde niña. De manera equivocada, la familia achacó los síntomas que observaron en ella a una incapacidad intelectual para fijar la atención, no se dieron cuenta que el aislamiento tenía un origen patológico

En su juventud, se agrava la incipiente sordera de su niñez, haciendo necesario el uso de una trompetilla por el resto de su vida. Esto fortaleció sus hábitos de estudio. Sobre este padecimiento y los efectos que en ella se dieron habla en su obra “La Carta al Sordo”.

Harriet contaba que su sordera la había marcado de forma positiva a lo largo de su vida porque resultó ser el origen de su gran impulso de superación personal. Algunos investigadores han vinculado la sordera a un acontecimiento traumático que fuera bloqueado psicológicamente. Harriet recordaba su niñez con tristeza y no tan sólo por su pérdida auditiva, sino también por falta de cariño de su madre, Elizabeth Rankin, y por su frágil salud. Se cuenta que la madre de Harriet la entregó a una nodriza al nacer, como era costumbre en la época. La nodriza contratada para amamantar a la pequeña Harriet le había ocultado a la señora Martineau que había cesado su lactancia. También sufrió una pérdida de sensibilidad olfativa y gustativa.

Durante su vida, también sufrió por un quiste ovárico en 1839, y fue postrada en la cama durante más de cinco años. Cuando los doctores describieron su enfermedad como incurable, ella decidió intentar el hipnotismo. Sorprendentemente se recuperó en pocos meses, y describió su caso en “La vida en la enfermería” (Life in the Sick-Room, 1844), y (On Mesmerism, 1845).

En 1855 sufre una enfermedad del corazón y empieza a escribir su autobiografía que se publica, en dos volúmenes, en 1877 a título póstumo.

SU EDUCACIÓN

Pese a sus problemas de salud, Harriet recibió desde niña una educación muy completa en su Norwich natal, algo nada habitual para las señoritas inglesas.

La educación que recibieron ella y sus hermanos fue la mejor que sus padres pudieron darles, teniendo como meta última el orden. Se les inculcó que la única riqueza que recibirían sería la educación. Harriet aprendió bien el latín y el francés y en su juventud aprendió italiano y alemán. Aprendió composición y leyó una fila interminable de libros, siguiendo el ejemplo paterno. Hablaba varios idiomas, estudió astronomía, historia, física y matemáticas. Finalmente Harriet se dedicó al estudio de la filosofía y de las ciencias sociales.

SU VIDA SENTIMENTAL

Estuvo comprometida con John Worthington, amigo de su hermano, que no resultó del agrado de sus padres porque era un joven de frágil salud y disponía de escasos medios económicos. Sin embargo, Worthington tenía gran habilidad como orador, cualidad necesaria para su capacitación como pastor en Manchester. Cuando la pareja se comprometió, sin el consentimiento paterno, él enfermó y a los pocos meses murió. Harriet Martineau a partir de ese momento se destapó como una detractora del matrimonio considerándolo incluso como una institución que explotaba a las mujeres, por lo que permaneció soltera toda su vida, pues el matrimonio la privaría de las oportunidades más grandes de utilidad que hay en el mundo, como son viajar, escribir, publicar, discernir, opinar y disentir.

SUS PRIMEROS ESCRITOS

A la muerte de su padre en 1825, cuando ella apenas superaba los veinte años, se vio obligada a comenzar a trabajar, primero bordando y, después, escribiendo en periódicos. Sus primeros escritos fueron sobre temas religiosos, siendo su primer trabajo “Los Ejercicios Devotos”. Martineau escribió artículos para el periódico Unitario, The Monthly Repository, sobre asuntos diversos.

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