HISTORIA MODERNA DEL YOGA
Enviado por x3mas • 25 de Enero de 2022 • Biografía • 6.225 Palabras (25 Páginas) • 81 Visitas
HISTORIA MODERNA DEL YOGA:
EL LEGADO DE KRISHNAMACHARYA
Por Fernando Pagés Ruiz (traducción por Fernando Maureira)
Artículo de la Revista Yoga Journal, para ver artículo en inglés en http://www.yogajournal.com/ yoga-101/krishnamacharya-s-legacy
Quizá nunca haya escuchado hablar de él, pero es posible que Tirumalai Krishnamacharya haya influido e incluso inventado su Yoga. Ya sea que practique las series dinámicas de Pattabhi Jois, el refinado alineamiento de B.K.S. Iyengar, las posturas clásicas de Indra Devi o el Vinyasa del Vini Yoga hecho a su medida, su práctica se origina en la misma fuente: un brahmín de un metro cincuenta y cinco, nacido hace más de cien años en una pequeña aldea del sur de la India. No cruzó jamás ningún océano, pero el Yoga de Krishnamacharya se ha esparcido por toda Europa, Asia y las Américas. Es difícil encontrar hoy en día una tradición yógica cuyas āsanas no haya influenciado. Aún cuando usted aprenda de algún yogi apartado ahora de las tradiciones asociadas con Krishnamacharya, es bastante probable que su maestro haya estudiado previamente el método Iyengar, Ashtanga o ViniYoga antes de desarrollar su propio estilo. Rodney Yee, que aparece en numerosos y populares videos, estudió por ejemplo con Iyengar. Richard Hittleman, un conocido yogi de los años 70 lo hizo con Devi. Otros profesores han incorporado enseñanzas de varios estilos basados en Krishnamacharya, y creado a su vez métodos particulares tales como el White Lotus Yoga de Ganga White y el ISHTA Yoga de Manny Finger. La mayoría de los profesores incluso de estilos no directamente relacionados con Krishnamacharya, por ejemplo Sivananda y Bikram Yoga, han sido influenciados por algunos aspectos de las enseñanzas de Krishnamacharya.
Muchas de sus contribuciones han sido integradas de tal modo en el tejido de la tela del Yoga, que la fuente ha sido olvidada.
Se dice que Krishnamacharya es responsable del moderno énfasis en Sirsāsana (Parada de cabeza) y Sarvangāsana (Equilibrio sobre los hombros). Fue pionero en el refinamiento de las posturas, en optimizar sus secuencias y en atribuir valor terapéutico a āsanas específicas. Al combinar prāṇāyāma y āsanas, hizo de las posturas una parte integral de la meditación, en lugar de ser un paso en el camino que a ella conduce.
La influencia de Krishnamacharya se puede apreciar, más nítidamente, en el énfasis en la práctica de āsanas, que ha llegado a ser la rúbrica del Yoga de hoy. Probablemente no ha existido otro yogi que haya desarrollado tan ampliamente las prácticas físicas. En el proceso, transformó el Hatha, que era un oscuro riachuelo del Yoga, en su cauce principal. El resurgimiento del Yoga en India le debe muchísimo a sus innumerables viajes y demostraciones durante los años 30 y también a sus cuatro más famosos discípulos: Jois, Iyengar, Devi y a su propio hijo T.K.V. Desikachar, quienes ha tenido una enorme influencia en la popularización del Yoga en Occidente.
EL RESCATE DE LAS RAÍCES DEL YOGA
Cuando la publicación americana, especializada en Yoga: Yoga Journal me pidió que escribiera sobre el legado de Krishnamacharya pensé que sería tarea fácil seguir la huella de alguien que murió sólo hace una década. Descubrí, sin embargo, que Krishnamacharya sigue siendo un misterio, incluso para su propia familia. Nunca escribió sus memorias o se atribuyó alguna de sus numerosas innovaciones. Su vida está envuelta en un mito. Aquellos que lo conocieron bien ya son demasiado ancianos, y si perdemos sus recuerdos, corremos el riesgo de perder mucho más que la historia de uno de los hombres más notables del Yoga, corremos el riesgo de perder la visión de la historia de esta vibrante tradición que hemos heredado.
Es curioso ver cómo la evolución de la personalidad de este hombre multifacético influencia el Yoga que practicamos hoy. Krishnamacharya comenzó su carrera como profesor perfeccionando su estricta e idealista versión del Hatha-Yoga. Y, a medida que la corriente de la historia lo fue forzando a adaptarse, se transformó en uno de los más grandes reformadores del Yoga. Algunos de sus estudiantes lo recuerdan como un maestro riguroso y volátil, B.K.S. Iyengar dijo que Krishnamacharya podría haber sido un santo si no hubiese sido tan egocéntrico y tenido tan mal genio. Otros lo recuerdan como un gentil mentor que valoraba sus individualidades. Desikachar, por ejemplo, describe a su padre como una persona amable, que a menudo, colocaba sobre su cabeza las sandalias de su difunto gurú, en un acto de humildad. Ambos hombres continúan siendo totalmente leales a su gurú, aún cuando lo conocieron en diferentes etapas de su vida, es como si recordaran a dos personas diferentes. Es posible apreciar todavía en los tonos disonantes de las tradiciones que él inspiró, características aparentemente opuestas, algunas suaves, otras estrictas, cada una atrayendo personalidades diferentes y agregando profundidad y variedad a nuestra práctica de Yoga, todavía en desarrollo.
EL EMERGER DE LAS SOMBRAS
El mundo del Yoga que Krishnamacharya heredó a su nacimiento, en 1888, era bastante diferente al de hoy. El Yoga había perdido mucha fuerza debido a las presiones del régimen colonial británico. Sólo un pequeño grupo de indios lo practicaba. Pero, a mediados del siglo diecinueve y comienzos del veinte, movimientos revitalizadores indios insuflaron nueva vida en esta tradición.
De joven, Krishnamacharya se sumergió en el aprendizaje de diversas disciplinas clásicas indias, incluyendo el idioma sánscrito, rituales, leyes y medicina ayurvédica. Con el tiempo, canalizó este amplio bagaje de conocimientos hacia el estudio del Yoga, en donde sintetizó la sabiduría india de estas tradiciones. Según notas biográficas escritas por Krishnamacharya cerca del término de su vida, su padre lo habría iniciado en el Yoga a la edad de cinco años, época en que comenzó a enseñarle los Yoga-Sūtras de Patañjali, y le dijo que su familia descendía de un respetado yogi del siglo IX, Nathamuni. Aunque su padre murió antes de que Krishnamacharya alcanzara la pubertad, inculcó en su hijo una gran sed por el conocimiento y el deseo específico de estudiar Yoga.
En otro manuscrito Krishnamacharya escribió, que cuando todavía era un mocoso, aprendió 24 āsanas de un Swami de Sringeri Math, el mismo templo que vio nacer el linaje de Shivananda Yogananda. Luego, a la edad de 16 años, hizo un peregrinaje al santuario de Nathamuni, en Alvar Tirunagari, donde se encontró, en una extraordinaria visión, con su legendario antepasado. Tal como siempre contó esta historia, se encontró con un anciano en la puerta del templo, quien le indicó con el dedo un bosquecillo de mangos que había por ahí cerca, Krishnamacharya caminó hacia el bosquecillo donde se desplomó de cansancio. Cuando volvió en sí y se levantó, notó que se habían reunido a su alrededor varios yogis. Su antepasado Nathamuni le cantó versos de Yogarahasya (La esencia del Yoga), un texto perdido hace más de mil años. Krishnamacharya lo memorizó y posteriormente lo transcribió. Las semillas de muchas innovaciones en las enseñanzas de Krishnamacharya se pueden encontrar en este texto, disponible ahora en una versión en inglés (Yogarahasya, traducido por T.K.V. Desikachar, Krishnamacharya Yoga Mandiram, 1998).
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