Habilidades de enseñanza
Enviado por SIRONDI • 5 de Junio de 2012 • Ensayo • 1.211 Palabras (5 Páginas) • 484 Visitas
INTRODUCCION
La docencia de excelencia integraría todas las tareas y funciones que van más allá del tiempo del salón de clase. Adicionalmente, son muchas las características que definen al buen docente. Un buen docente tiene comúnmente un excelente historial de estudiante, se interesa por las ideas y opiniones de sus estudiantes, se siente comprometido con las tareas de educar, aprender y enseñar, son afectuosos y son arriesgados ante la aventura del conocimiento. Este docente, es producto de la formación profesional, pero la formación profesional del docente aún sigue el camino del convencionalismo y no se dirige a fortalecer ni a destacar las características de un docente de excelencia, experto en el hacer, seguro en su ser y competente en el proceso de conocer.
La formación de pregrado ha quedado estancada demasiado confiada en la academia del aula de clase universitaria y en las comodidades de la discusión teórica colectiva. Sin percatarse de las potencialidades de la formación en la acción y de la tutoría de maestros y profesores de experiencia.
La docencia, es una función compleja y complicada que va más allá del aula de clase de la escuela. Esta contiene un conjunto de acciones organizadas que propenden a la generación de experiencias de aprendizaje, que requieren de un acompañamiento permanente del estudiante alrededor del conocimiento organizado y de la realidad. Aveces, el mayor valor de las perSonas está oculto.
Descubrir esas habilidades y sacarles partido más allá de su lado más visible, es la clave para gestionar el aprendizaje. Son tantos y tan graves los problemas en educación, son urgentes y exigentes las tareas qué nos convocan a los educadores, que al hablar del docente bien, poco tiene que ver con el cúmulo de debilidades, esfuerzos problemas y esperanzas de cada uno de nosotros que somos quienes estamos llamados a ser esos docentes ideales.
Formarse, es por consiguiente construirse, planificarse, inventarse, llegar a ser la persona que uno está llamado a convertirse. Desde hace algún tiempo los educadores debemos recuperar la sensatez. Podemos diferir con frecuencia, los estudios nos han hecho olvidar la profunda sabiduría de la sencillez. Para evitar pasar como desactualizados, todos nos trepamos a los lenguajes de moda, que si nuevos paradigmas, pedagogía constructiva, investigación en la acción que decimos y repetimos, aunque no estemos muy seguros de que queremos expresar con ellas. Consciente de que, en educación como en la vida no hay caminos hechos, pues sólo existe el camino que se va haciendo al andar.
Necesitamos docentes que enseñen a ser, enseñen a aprender y enseñen a convivir. Es decir, se trata de que cada uno de nosotros enseñemos a ser, enseñemos a aprender y enseñemos a convivir. Esto se dice fácil y hasta resulta evidente. El problema empieza cuando uno entiende que sólo es posible enseñar, o sea, ayudar a ser persona si uno se esfuerza por serlo plenamente, por crecer hacia dentro, si acepta que para ser educador hace falta reconocerse como un educando de por vida.
Por otra parte, sólo enseñará realmente a aprender el que aprende a enseñar, del mismo modo, que enseñar a convivir exige que uno conviva al enseñar, es decir, que convierta la clase en un lugar de democracia profunda. Necesitamos ser docentes antes que otra cosa, seamos educadores.
Ser maestro, educador, es algo mucho más complejo, sublime e importante que enseñar matemáticas, biología, inglés o lectoescritura. Educar, es alumbrar personas autónomas, libres y solidarias, dar la mano, ofrecer los propios ojos para que otros puedan mirar la realidad sin miedo ofrecer nuestras manos, para que puedan escribir y expresarse, nuestras piernas
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