Humanitarismo

Hitos de humanitarismo

En diciembre se conmemoran orígenes de la actual doctrina sobre derechos humanos.

Se asocian valores como libertad, igualdad y fraternidad y algunos más con la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente el 26 de agosto de 1789. El primer artículo decía: "los hombres nacen y permanecen libres e iguales en cuanto a sus derechos" y el segundo reforzaba el concepto de "derechos naturales e imprescriptibles del hombre". En cierto modo esta trascendental declaración fue culminación y convergencia de diversos movimientos filosóficos y políticos que se desarrollaban años atrás, además de la influencia cercana de la declaración de independencia de EE.UU. en 1776.

En diciembre de 1511 un misionero y fraile dominico español, Antonio de Montesinos, pronunció sermones en los cuales denunciaba el abuso, la explotación y el trato inhumano al que los colonizadores españoles sometían a los indios taínos en la isla La Española; era tal su desasosiego que, además, negó la confesión y comunión a los colonos. Al año siguiente el rey Fernando II de Aragón, llamado el Católico, preocupado por la creciente gravedad de la situación, conformó una junta de teólogos y juristas con la misión de "examinar detenidamente las cosas de Indias". Sus deliberaciones condujeron a la promulgación de las Leyes de Burgos, el 27 de diciembre, hace 500 años. Consistían en ordenanzas reales según las cuales el rey tenía justos títulos sobre los territorios del Nuevo Mundo, pero los indios eran hombres libres y merecían un tratamiento más compasivo, así debieran trabajar

para los españoles ahí asentados en favor de la Corona.

Un poco distante en el tiempo y en el espacio, aunque también en el continente americano, se hizo famoso José Gabriel Condorcanqui Noguera, comerciante mestizo, quien era descendiente lejano del último soberano Inca, el Sapa ('el único') Túpac Amaru. Condorcanqui era Curaca -o Cacique- de las poblaciones de Surimana, Tungasuca y Pampamarca en el Virreinato del Perú hacia finales del siglo XVIII. Educado en el colegio jesuita San Francisco de Borja, hablaba perfectamente español y latín, además del quechua, y aunque mostraba su preferencia por lo criollo, gustaba de finos ropajes españoles. Trasladó su residencia a Cuzco desde donde viajaba con frecuencia para vigilar sus tierras y ocuparse de sus actividades mercantiles. Fue cuando empezó a observar las condiciones indignantes en las que vivían los indígenas y reclamó a las autoridades coloniales de Cuzco un mejor trato para ellos. Al no recibir respuesta favorable, el 4 de noviembre de 1780 inició un movimiento de sublevación contra la dominación española, con el apoyo de indígenas, afrodescendientes e incluso algunos criollos y mestizos. Cambió sus vestidos españoles

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