INFORME DE DESARROLLO HUMANO EL SALVADOR 2001.
Enviado por karennohemy896 • 23 de Agosto de 2016 • Informe • 1.548 Palabras (7 Páginas) • 370 Visitas
Karen Nohemy Sermeño Ayala. Introducción a la Economía.
Carnet No.: 201601507 Ciclo II 2016
Grupo: 1-5
INFORME DE DESARROLLO HUMANO EL SALVADOR 2001.
Los terremotos de enero y febrero de 2001 sacudieron el territorio y la vida de El Salvador. Esos movimientos sísmicos dejaron estragos impresionantes: más de 225,000 nuevos pobres, casi 164,000 viviendas destruidas, la desaparición de 41,400 micro y pequeños negocios, más de mil establecimientos de educación y salud destruidos o severamente dañados y pérdidas económicas por más de US$ 1,600 millones. El efecto de los terremotos genera interpretaciones diversas. Algunos consideran que esos fenómenos interrumpieron el círculo virtuoso de democracia - crecimiento - desarrollo humano que, finalmente, se había logrado instaurar luego de las reformas políticas, económicas y sociales impulsadas a lo largo de la década de los noventa. Otros, por el contrario, estiman que esos eventos desnudaron los graves problemas sociales que desde siempre han estado presentes en El Salvador. Según estos últimos, las reformas económicas impulsadas en el país, a las que califican de neoliberales, han sido demasiado rígidas, especialmente en cuanto al limitado papel asignado al Estado y a la inversión pública, de tal forma que lejos de contribuir a disminuir los problemas sociales los han agudizado. La historia de los años noventa, sin embargo, presenta tales elementos de diversidad y contrastes, que ninguna interpretación, por sí sola, parece explicar plenamente lo sucedido. Se produjeron avances importantes en aspectos cruciales para el desarrollo humano. Pero, también, se mantuvieron exclusiones y fallas institucionales que se hicieron más evidentes a partir del desastre ocasionado por los terremotos. En el campo político, por ejemplo, hubo logros importantes a partir de la firma de los Acuerdos de Paz, los cuales pusieron fin a una guerra de 12 años de duración y dieron inicio a un proceso tendiente a la transformación del régimen autoritario y excluyente en un régimen democrático, inclusivo y competitivo. A pesar de los avances alcanzados, el país continúa presentando una alta polarización política, caracterizada por procesos de exclusión recíproca, poca confianza interpersonal y un creciente desencanto con las diferentes entidades estatales de parte de la población. En el ámbito socioeconómico se impulsó un programa de reformas orientado a fortalecer la estabilidad macroeconómica, reactivar el crecimiento y de esta forma conseguir disminuir la pobreza. El programa se basó en la liberalización y apertura externa de la economía y en la aplicación de políticas sociales compensatorias enfocadas hacia los grupos de menos ingresos. Como resultado, en la primera mitad de la década, hasta 1995, se redujo la pobreza, aumentó la cobertura de servicios sociales básicos, se lograron altas tasas de crecimiento, se fortaleció la estabilidad macroeconómica y disminuyeron los flujos migratorios de población. Los soportes principales de estas mejoras fueron la fuerte expansión de las exportaciones de maquila, los crecientes volúmenes de remesas familiares y el aprovechamiento del denominado “dividendo de la paz”. Sin embargo, sectores que albergan altos porcentajes de la población, como la pequeña y mediana empresa, el informal y el agropecuario, no se vieron favorecidos con ese crecimiento. Los salarios mínimos reales tampoco mejoraron con el crecimiento, pese al fuerte retroceso que habían experimentado en la década de los ochenta.
Entre 1996 y 2000, la pobreza continuó disminuyendo y la cobertura de servicios sociales básicos siguió aumentando. Pero, al mismo tiempo, el crecimiento entró en una fase de desaceleración, la estabilidad macroeconómica se volvió más frágil, el subempleo se mantuvo alto, los salarios mínimos reales se redujeron, los flujos migratorios se acentuaron y el país se volvió menos competitivo.
Con toda propiedad podría afirmarse que el impacto de los terremotos sobre el desarrollo humano de El Salvador supera ampliamente los costos económicos. Así ocurre porque los daños se concentraron en las áreas que tienen una importancia crítica en esta materia, como vivienda, salud y educación. Es muy difícil cuantificar el impacto de los terremotos sobre los indicadores de desarrollo humano. En especial por la ausencia de datos primarios sobre la magnitud en que las variables de los indicadores resultaron afectadas. Ante tal limitación se adoptó un procedimiento: realizar simulaciones de los valores “pos-terremotos” a partir de los valores “pre-terremotos”, por medio de una estructura de ponderaciones construida con base en los datos sobre el impacto de los sismos en las variables relacionadas con los componentes de cada indicador. Debido a las mismas limitaciones de información, los indicadores de desarrollo humano a los que se simuló su valor “post-terremotos” fueron el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el Índice de Pobreza Humana (IPH-1) y el nivel de pobreza de ingresos. Los resultados de las simulaciones evidencian un impacto profundo sobre el desarrollo humano, especialmente en 4 de los 14 departamentos del país.
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