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INSTRUMENTO DE PERCUSION “CAJÓN PERUANO”


Enviado por   •  2 de Abril de 2016  •  Ensayo  •  3.136 Palabras (13 Páginas)  •  365 Visitas

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ENSAYO:

INSTRUMENTO DE PERCUSION “CAJÓN PERUANO”

INTRODUCCION

Hablar de patrimonio cultural inmaterial es hablar de nuestra identidad, la cual está ligada a lo europeo, asiático y africano. A la llegada de los colonos a este continente trajeron sus costumbres, productos, religión y la mezcla de ello con lo nuestro es la transculturización, entonces los pueblos adaptaron formas de compartir de acuerdo a cada región. Los africanos llegaron en calidad de esclavos en el siglo XVI, se concentraron en la costa, ellos aportaron lo suyo en nuestra estructura y con el mestizaje se dio con mayor fuerza a pesar de rechazos, y si hablamos de fiestas lo primero que se remite son las cofradías y con el tiempo integran muchas formas de divertirse, y para el acompañamiento crearon los instrumentos musicales, uno de ellos es el “cajón peruano”, en el cual nos centraremos.

El cajón peruano es un instrumento de percusión, se origina y se integra a la música de los afroperuanos en la primera mitad del siglo XIX, en la actualidad es utilizado y practicado no solo por los afroperuanos si no por los peruanos, en especial los que se inclinan al canto, danza y música criolla. a sido declarado patrimonio cultural inmaterial de la nación, el 02 de agosto de 2001, dentro de la clasificación de música y danzas. Salvaguardar este instrumento afroperuano es tarea de todos, con ello nos identificamos, es cultura viva y será utilizado por muchas generaciones, tal vez con pequeños dinamismos.

Debo decir, que con este ensayo quiero contribuir a la reflexión de los peruanos y sobre todo a los investigadores, quienes están centrados en el patrimonio cultural inmaterial de los afro descendientes, quienes incentivan el uso artístico de este instrumento musical afroperuano, sin perder la estructura profunda porque ello es vida cultural de todos.

CAJON PERUANO.

En la segunda mitad del siglo XIX, El cajón peruano aparece entre las fiestas de población negra, aunque hubo rechazos, sin embargo con el mestizaje se conectó de forma pausada a la historia. Empezaron con cofradías, más adelante con el tiempo integraron formas de divertirse, así como danzas acompañado de instrumentos musicales, y uno de ellos es el cajón peruano. Los peruanos conocemos el cajón, pero somos pocos los que sabemos de su procedencia histórica. Profundizando el estudio, resulta interesante conocer, cómo de un principio fue un instrumento liberador que alivió la carga de la opresión al pueblo que le dio vida (Centro Cultural de España; 2009).

Se ha mencionado que el cajón peruano es Europeo, pero son solo especulaciones, pues aquí tenemos datos de su proceso histórico en nuestra tierra que le vio nacer. En 1840, en una pintura al óleo de Ignacio Merino, titulada “jarana en Chorrillos” se observa un guitarrista y a otro que porta un checo entre las piernas. Aquí se ve la forma como se usa el instrumento. Checo es el nombre que recibe la calabaza seca, vacía en su interior con orificio, se utiliza con fines musicales. Algunos consideran a este como antecesor inmediato del cajón (Rafael Santa Cruz; 2004). Europeos recorrían nuestras tierras y en sus viajes tomaban apuntes de lo que presenciaban. Es así, que en la segunda mitad del siglo XIX, dos viajeros franceses, uno de ellos, Adolfo de Botmilao, refiriéndose a la zamacueca en Amancaes en 1848, dice lo siguiente: se reúnen los amigos se buscan, y extienden las provisiones sobre la hierba y la vihuela de notas estridentes deja oír los primeros acordes de la zamacueca. Este baile, el único que conoce el pueblo del Perú, merece ser descrito con detalles: la orquesta de más primitivas, se compone de la guitarra que uno de los asistentes con admirable valor rasguea con todas su fuerzas, mezclando los acordes con una voz poco armoniosa y palabras menudas insignificantes, cuando no son de una grosera libertad que va hasta el cinismo. Cerca del guitarrista con un cajón desfondado entre las piernas, otro músico de la misma categoría, o en todo caso un cantor no menos implacable, marca el compás sobre la caja con fuertes golpes. Sin duda a guisa de acompañamiento (Rafael Santa Cruz; 2004). Entonces en este párrafo hay pruebas de la existencia del cajón, solo, que nadie le prestó atención, hasta que el francés tomó nota al instrumento acompañando a la zamacueca, sería el testimonio más antiguo acerca del cajón.

El baile de Amancaes era la zamacueca y en 1860, ya no estaba vigente en Lima, en tanto el cajón era bastante utilizado en otros ritmos, pues aquí va, Manuel Ascencio Segura en su obra “Lances de Amancaes”, estrenado en 1862, el personaje Timoteo contesta a la petición que se toque polca diciendo: “que polca ni que mazurca, cuando un limeño entra en turca, no hay más polca que el cajón” (Rafael Santa Cruz; 2004). Como vemos, ya no existía la zamacueca pero el cajón estaba presente en la polca. Aquí va otro acerca el cajón, y dice: es molestoso, dijo la policía, los vecinos presentan sus quejas reiteradamente que en Acequia Alta, en Abajo del Puente el cajón funciona sin descanso mañana y noche. (El Comercio, ed. miércoles 9 Oct.: 1889). Se ve, como el cajón estaba todos los días en la población, y da entender en la población de clase baja o media, entre los barrios. Otro testimonio es, la foto más antigua del cajón, en 1895 en el jardín de la Exposición de Lima, algunos miembros del grupo “La Palizada”. Allí improvisaron algunos cantos con guitarra y cajón y ese hecho se inmortalizó en la fotografía. El cajón estaba en las fiestas de población negra; más adelante los criollos empezaron a utilizar como acompañamiento de la marinera, no es otra cosa que la zamacueca con nuevo nombre con algunas variantes por el paso de los años.

En 1929, en una fotografía de la fiesta de Amancaes está la bailarina de marinera Bartola Sancho Dávila, los hermanos Ascues en las voces y Francisco Monserrate en el cajón. Se observa como el cajón se va familiarizando en todos, otro acerca del cajón. Yolanda Vigíl, introdujo el criollismo en la vida nocturna capitalina, en la “Boîte” Embassy, cantando, bailando su repertorio constituido por pregones, festejos, marineras, valses, etc. Monserrate la acompañaba con el cajón decorado con colores patrios. Es así que el cajón se va difundiendo, hasta que en la década de los años 50, la música y danza afroperuanas son llevadas a los escenarios, por las compañías “Pacho Fierro” y luego “Cumanana”. Con la introducción de nuevos géneros, el cajón es revitalizado y se convierte en un instrumento importante. Así mismo diez años después (los 60), Victoria Santa Cruz Gamarra crea danzaríos con solo acompañamiento del cajón y repotencia ese instrumento, primero con su grupo ”Teatro y danzas negras del Perú” y luego

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