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Impacto de la desigualdad social en la salud del pueblo Venezolano


Enviado por   •  7 de Junio de 2014  •  Tutorial  •  3.548 Palabras (15 Páginas)  •  431 Visitas

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AGRADECIMIENTO

Es un honor que el Instituto de Altos Estudios en Salud Pública “Dr. Arnoldo Gabaldon” haya decidido publicar en edición universitaria nuestro libro “Aprender a mirar la Salud”. No puedo pensar en una mejor audiencia para estas páginas sobre los efectos de la desigualdad social sobre la salud que el pueblo de Venezuela, cuyo proceso Bolivariano está comprometido a eliminarlas.

Debo dar las gracias a Francisco Armada, Oscar Feo y mis numerosos amigos venezolanos. Su fe en el valor de mi trabajo me ha permitido entender que la epidemiología social puede ser útil para la transformación igualitaria del mundo en que vivimos.

Gracias a Venezuela por marcar la pauta.

Carles MuntanerRESUMEN Se analiza la decisión en salud como un proceso de crítica, diferenciando la actitud de la aptitud crítica, cuya combinación resulta en posiciones de comportamien- tos políticos diferentes. Se proponen motivaciones subjetivas y sociales para la actitud crí- tica. A la pregunta retórica de "¿quién decide?" se responde que es el Estado, del que se hace una presentación breve, señalando la importancia de la introducción de temas de debate en su agenda por parte de actores sociales. Se mencionan hechos históricamente recientes en nuestro país que significan una posible reformulación del Estado. Se men- cionan las contradicciones y conflictos individuales y sociales como uno de los insumos de la constitución de los actores sociales y de la manera como se decide, junto con diver- sos niveles sociales donde ello ocurre. Se responde a la pregunta "¿por qué?" señalando que el problema tratado se inserta estructuralmente en la vida social misma.

PALABRAS CLAVE Toma de Decisiones; Estado; Controles Formales de la Sociedad;

Controles Informales de la Sociedad; Formulación de Políticas.

ABSTRACT Health decisions are analyzed as a process of criticism, making a difference between critical attitude and aptitude, whose combination results in distinct political behaviors. Subjective and social motivations for the critical attitude are proposed. The answer to the rhetorical question "Who decides?" is the State, and a brief description is made pointing out the importance of the introduction of discussion subjects in its agenda by social actors. Recent historical events in our country are mentioned, entailing a possible State reform. Individual and social contradictions and conflicts are identified as one of the inputs to the formation of social actors and to decision-making, together with the diverse social levels where this takes place. The answer to the question "Why?" is because this problem is structurally embedded in social life itself.

KEY WORDS Decision Making; State; Social Control, Formal; Social Control, Informal;

Policy Making.

PARA COMENZAR

Hablamos de decisiones que tengan una posibilidad efectiva de cumplimiento, con relación a cuestiones que no constituyan una ruti- na aceptada por la práctica consuetudinaria, como por ejemplo la orden que el Principito daba al sol de salir todos los días al amanecer.

Digamos que no hay que decidir todas las mañanas de la semana laboral poner en fun- cionamiento el laboratorio hospitalario, o los consultorios externos. La decisión sería no poner- los en funcionamiento. La decisión rutinaria forma parte de la gestión tradicional y no es de los que nos ocuparemos hoy.

Para que quede claro pondremos el ejemplo de las leyes, que presentan un homomor- fismo interesante con lo que venimos diciendo. En realidad, es algo más que un homomorfismo, ya que una ley es una decisión que toma el legis- lador para que algo se haga de cierta manera.

Afirmo la existencia de dos grandes tipos de leyes:

a) las que sancionan como válido un comporta- miento existente ("una pareja –preferiblemente de distinto sexo, digo yo– que convive durante un cierto tiempo, es un matrimonio", con todas las obligaciones y derechos que ello conlleva) para las que no es necesario tomar ninguna medida puesto que se cumplen de hecho, y

b) las que modifican un comportamiento existen- te ("para formar parte de la administración pública no hay que cometer actos de corrup- ción") para las que habrá que pensar cómo lograr modificar esa práctica tan consolidada, también de hecho.

Entonces estamos hablando de las deci- siones que modifican un comportamiento exis- tente que, por supuesto, va a depender, entre otras cosas que intentaremos aclarar, del tipo de comportamiento enfrentado: no es lo mismo modificar hábitos alimentarios perniciosos (comer "fast food") que disminuir el nivel de vio- lencia en una sociedad (1,2).

En consecuencia, de lo señalado hasta aquí se deriva la necesidad de tener una actitud crítica ante los hechos de la realidad, lo que sig-

nifica no confiar que la forma en que los hechos se presentan es la única posible (a). Todos recor- damos la época de uno de los peores gobiernos nacionales en nuestro país, que corresponde a los períodos del ex presidente Carlos Saúl Menem, en que el mensaje no explícito permanente era: "es esto o el caos", con lo que se intentaba eliminar cualquier posibilidad de crítica ante las atroces y/o perversas decisiones políticas.

¿De dónde proviene la actitud crítica? Me parece difícil dar una respuesta totalmente convincente a esta pregunta, pero es indudable que tendremos que bucear en el pasado indivi- dual de las personas para comenzar a formular un conato de respuesta.

Entre las motivaciones de orden psicoló- gico ocupa un lugar interesante la expresada por los fenomenólogos (3), cuando hablan del "motivo porque", una razón histórica personal e intransfe- rible que nos lleva a los individuos a asumir esa actitud de inconformidad con la realidad (b).

Ese "motivo porque" es parte del proce- so de socialización que transcurre principalmen- te en el ámbito familiar. Ahí es donde aprende- mos cómo conducirnos en la vida cotidiana, desde hacer nuestras necesidades fisiológicas en los recipientes adecuados hasta utilizar el tene- dor para comer y no para pinchar a la mamá (o mejor: no solo para pinchar a la mamá). Pero junto con ese aspecto pragmático de la socializa- ción, también aprendemos a ser democráticos, igualitarios,

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