Inteligencia Emocional - Tarea

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Josué David Oviedo González

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Inteligencia Emocional

Ana Carolina Zavala Mejía

13/08/2015

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1.¿Qué la origina?

“Siempre hay razones para estar enfadados, pero estas, raras veces son buenas”.

El enfado se origina de las experiencias fuertes (negativas) que vivimos a diario.  El enfado parece ser el estado de ánimo más persistente y difícil de controlar. Es la más seductora de las emociones negativas porque el monólogo interno que lo alienta proporciona argumentos convincentes para justificar el hecho de poder descargarlo sobre alguien.

2.¿Cómo se manifiesta? (Fisiológico y conductual)

“El detonante universal de la rabia es encontrarse amenazado”.

La amígdala es el principal asiento del súbito chispazo de ira que experimentamos. Cuando nos enfadamos, tensamos nuestro cuerpo, manos, caen gotas de sudor de nuestro rostro y muchas veces temblamos por el alto grado del enfado.

3.Técnicas o formas para un manejo de la emoción

-Debemos tratar de socavar las emociones que alimentan el enfado

-Contemplar las cosas desde un punto de vista diferente para evitar el enfado.

-Encuadrar la situación en un marco positivo.

1.¿Qué la origina?

“Una vez iniciado, no hay modo alguna de detener el ciclo de la preocupación”.

Toda preocupación se asienta en el estado de alerta ante un peligro potencial que, sin duda alguna, ha sido esencial para la supervivencia en algún momento de nuestro proceso evolutivo. Cuando el miedo activa nuestro cerebro emocional, una parte de la ansiedad centra nuestra atención en la amenaza, obligando a la mente a buscar obsesivamente una salida y a ignorar todo lo demás.

2.¿Cómo se manifiesta? (Fisiológico y conductual)

3.Técnicas o formas para un manejo de la emoción

-Cambiando el foco de la atención

-Toma conciencia de uno mismo

-Adoptar una postura crítica

-Meditación

1.¿Qué la origina?

La tristeza que provoca una pérdida irreparable, suele ir acompañada de ciertas consecuencias: disminuye el interés por los placeres y diversiones, fija la atención en aquello que se ha perdido e impone una pausa momentánea que renueva nuestra energía para permitirnos acometer nuevas empresas. La tristeza, en suma, proporciona una especie de refugio reflexivo frente a los afanes y ocupaciones de la vida cotidiana, que nos sume en un periodo de retiro y de duelo necesario para asimilar nuestra pérdida, un período en el que podemos ponderar su significado, llevar a cabo los ajustes psicológicos pertinentes y, por último, establecer nuevos planes que permitan que nuestra vida siga adelante.

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