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Jaime Torres Bodet Como Secretario De Educacion


Enviado por   •  2 de Agosto de 2013  •  2.006 Palabras (9 Páginas)  •  1.028 Visitas

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INTRODUCCION

Jaime Torres Bodet fue un diplomático, escritor, ensayista y poeta mexicano, director general de la Unesco de 1948 a 1952. Su trabajo en la alfabetización ha sido reconocido, además de haber implementado la política de relaciones exteriores durante los inicios de la Guerra Fría.

A continuación se hace una breve pero detallada descripción del papel que desempeñó Jaime Torres Bodet como secretario de educación en nuestro país, los avances que logro en la educación y los planes que impulso para que se lograra una educación de calidad y gratuita para todas las generaciones de niños que estaban en edad de recibir educación.

Definir una política educativa para México, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, como la registrada en el primer lustro de los años 40 y de una lucha interna entre las diversas facciones gobernantes del país, derivadas de las políticas revolucionarias del general Lázaro Cárdenas, significó para el presidente Ávila Camacho y su secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, un verdadero reto a resolver.

Correspondió al doctor Jaime Torres Bodet, designado Secretario de Educación el 23 de diciembre de 1943, dirigir un mensaje al pueblo de México, para dar a conocer su ideario y programa de educación, centrando su discurso en la importancia del apoyo de los maestros y de la nación entera, para hacer realidad el pensamiento del presidente de la República.

El Secretario Torres Bodet expresó "que estaba persuadido de que la consolidación de la independencia política y económica de México descansa en la educación de todos sus hijos y que las circunstancias históricas de nuestro tiempo exigen una educación para la paz, para la democracia y para la justicia social".

Sin hacer gran publicidad, el secretario Torres Bodet, propuso al presidente Ávila Camacho una reforma al artículo tercero que establecía la educación socialista, para que postulara el amor a la Patria, a la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y la justicia, además de desarrollar las facultades del ser humano.

La nueva legislación reafirmaría los principios a favor de una educación laica, gratuita y obligatoria, así como el carácter democrático y nacional, manteniendo firmes los postulados de la lucha contra la ignorancia y sus efectos, fundada en los principios de la ciencia, la razón y el viejo anhelo pedagógico de una formación integral del educando.

El secretario Jaime Torres Bodet, llevó a cabo una reforma a los planes y programas de estudios de la educación primaria, secundaria y normal, por medio de los cuales se enseñaba la historia de México, el civismo y los principios para una convivencia de los mexicanos, en favor de la democracia, la justicia y la paz internacional.

El principio de la unidad nacional, como objetivo inmediato a lograr mediante los programas educativos, era un propósito fundamental, de soporte a la política del gobierno de la República, a favor de una posición pacifista.

Después de asumir Adolfo López Mateos la presidencia de la república en diciembre de 1958. En el país se había logrado un notable crecimiento económico que se reflejaba en un gran desarrollo industrial. Sin embargo, la explosión demográfica había adquirido proporciones sorprendentes, no obstante su considerable incremento, no permitía dar los servicios que la población requería a la velocidad que ésta se multiplicaba junto con esto, el panorama educativo era desalentador. Ante estas crecientes exigencias, los esfuerzos de gobernantes y educadores habían quedado rezagados: el analfabetismo ascendía al 38%, el número de escuelas seguía siendo insuficiente y cada año, según las estadísticas escolares, cerca de tres millones de niños en edad escolar quedaban sin escuela.

Desde el inicio de su gestión López Mateos, advirtió que la educación pública sería una de las prioridades de su gobierno. El nuevo proyecto educativo buscaba adecuarse a las necesidades del desarrollo económico del país que demandaba un número creciente de técnicos y obreros calificados.

La población había sido más rápida en ofrecer al país nuevas generaciones de niños que los establecimientos docentes en instruir a las nuevas generaciones de maestros. Además, la inquietante desproporción en la distribución del presupuesto, el sólo pago de sueldos de maestros abarcaba el 72%, constituía un obstáculo indiscutible para ampliar el sistema educativo y lograr una mejor enseñanza. En octubre de 1959 se le entrega a Torres Bodet un informe donde se establecía el diagnóstico cuantitativo del problema educativo de la demanda a nivel nacional.

La población escolar total del país se encontraba hacia 1958 distribuida casi por igual entre el medio rural y el urbano, el progreso se había concentrado en las zonas urbanas mientras que en las áreas rurales el rezago era cada vez mayor; el 81% de las escuelas en estas zonas no eran de organización completa y la mayoría de ellas seguían funcionando como escuelas unitarias a cargo de un sólo maestro que atendía simultáneamente dos o tres grados.

Mientras que en el medio urbano de cada 1,000 niños que ingresaban al primer grado terminaban sus estudios 300, en escuelas rurales, sólo 22 obtenían el certificado de educación primaria. Las escuelas rurales, no obstante representaban el 77% del total de las primarias en todo el país, tenían asignados al 37% de los maestros. Esto como vemos, representaba un gran problema debido a que no se podía cubrí satisfactoriamente la cantidad de escolares.

Ante la imposibilidad de formular un plan general que abarcara todos los ciclos del sistema educativo, se decidió atacar el problema desde sus inicios. La Comisión presentó una propuesta: el Plan Nacional de Expansión y Mejoramiento de la Enseñanza Primaria cuyo propósito era garantizar, en un plazo de once años, la enseñanza elemental a todos los niños entre los 6 y los 14 años que tuvieran posibilidad efectiva de asistir a la escuela y no la recibieran por falta de aulas, de grados escolares, de maestros o por cualquiera otra razón de orden escolar. Este Plan de Once Años representó el primer intento en México por planificar la educación a largo plazo.

El cual proponía ejecutar desde luego las medidas encaminadas a la expansión del sistema, edificando aulas y plazas; ampliando los servicios del Instituto Federal de Capacitación del magisterio. Robusteciendo las

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