Jesus camp

Abuso de poder – Jesus Camp

Frente a un mundo que se revierte constantemente ante el cambio exponencial que envuelve a las generaciones humanas en un distintivo y avasallante condicionamiento se presenta en el documental la real lucha sistemática por obtener y aprovechar la fuerza vital de los infantes.

Se trata de un esfuerzo que perpetúa, inyecta la doctrina por debajo de los cimientos fundacionales de los individuos, allí, en el rincón obscuro donde se alojan los miedos y la culpa se materializa en la más espesa brea que recubre el pecho. El ejercicio del poder en la problemática que encierra a Jesus Camp es la instauración de una batalla entre la doctrina y, aún lejos, la enseñanza.

La imposibilidad de un infante para actuar como el protagonista de su proceso formativo es el resultado de este abuso de poder. No se trata de relacionar la problemática con la profesión de un credo o de otro sino de identificar cómo la estrategia sistemática de inhibición y adoctrinamiento transforma lo que debería ser un camino a elegir, una elección de vida sobre el fundamento espiritual al cual inclinarse, en una camisa de fuerza que se cuela hasta el fondo de las hendiduras de los huesos y radicaliza la sensación de pertenencia, que proclama la autoridad sobre la verdad y hace incapié en la necesidad que asumir la responsabilidad de proyectarse encima del otro.

La diferencia queda marcada y estos niños son producto del abuso del poder de una entidad que juega con la espiritualidad y sobre todo se presenta como dirección, camino de vida.

Las lágrimas corren y se precipitan sobre los cachetes rojos, cada uno de los niños que está sentado es llevado en un viaje de reconocimiento y adaptación. La dinámica de dicho viaje es sencilla pero resulta tener un efecto enorme sobre la capacidad de constituirse de cada individuo. Se estrechan lazos con tanta fuerza y convicción que la certeza de estar en lo correcto, de estar el momento y en el lugar indicado, de llevar guardado en el corazón la verdad única es del cien por ciento.

Este es un punto clave en el documental porque se vuelca sobre una característica interesante del ejercicio del poder: la consecuente división de los involucrados, la distinción entre ellos y nosotros. El ejercicio del poder divide, distingue y separa entre aquellos y los otros de forma radical. La capacidad para reconocer en el otro un semejante se ve obnubilada y un posible intento de reivindicación intelectual es castigado con la exclusión. Se queda en espera la lucha, la venganza, es el tiempo donde el miedo no tiene cabida sino como alimento ante hambruna de un mundo sordo.

El abuso de poder en el documental se retrata en la completa y absoluta nulidad del individuo infantil, ya no es actor ni protagonista de su proceso generativo, se somete al escalamiento intelectual sesgado y estricto que lo avasalla y rompe con sus barreras instintivas y le dificulta en la búsqueda personal de identidad.

De igual manera es importante señalar que el abuso de poder en el documental se describe también como el esfuerzo de estos evangelistas por engullir la libertad del otro 75% de la comunidad estadounidense al querer, y estar ya cerca, de conformar un gobierno de exclusividad cristiana que corrija, que repare tantas problemáticas y abismos a los que sucumbe la comunidad en general, es decir, inhibir la libertad para elegir o no.

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