LA ANTOLOGIA DE INTELIGENCIA EMOCIONAL UNIDAD 1º.

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INTELIGENCIA EMOCIONAL

INE-TR         

ACADEMIA DE DESARROLLO HUMANO

NEGOCIOS INTERNACIONALES

INTRODUCCION

LA INTELIGENCIA Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Desde siempre hemos oído que el C.I. era determinante para saber si una persona tendría éxito en la vida, un test podría marcar el futuro de su éxito académico y profesional. Sin embargo, hace ya varios años que desde el ámbito empresarial se dieron cuenta de que son otras capacidades las necesarias para el éxito en la vida. Y esas no las medía ningún test de inteligencia.

Piensa  por un momento la importancia que las emociones tienen en nuestra vida cotidiana y rápidamente te darás cuenta de que la mayoría de las veces marcan todas nuestras decisiones casi sin percatarnos. ¿Compra tu coche haciendo cálculos de rentabilidad? ¿Eliges tu pareja porque objetivamente era la mejor opción? ¿Elegiste tu trabajo porque te ofrecía el mejor sueldo? La mayoría de nuestras decisiones están motivadas  (si no dominadas) por las emociones.

Ante esto hay que admitir que hay gente con un dominio de su vida emocional mucho mayor que otra. Y es curioso ver qué poca correlación hay entre la Inteligencia clásica y la Inteligencia Emocional. Un caso extremo sería el típico "empollón", que llevado al límite es una máquina intelectual pero con una vida emocional desastrosa. Por otro lado podemos encontrarnos con gente que no paso de la escuela primaria pero que llevan una vida exitosa y poseen una vida ordenada y envidiable. Estos casos extremos no son lo común, pero es necesario darse cuenta de que hay que prestar mayor atención a este tipo de habilidades que pueden marcar nuestra vida tanto o más que el C.I.

UNIDAD 1

 MULTIDIMENCIONALIDAD E INTELIGENCIA EMOCIONAL

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1.1.- ¿QUE SON LAS EMOCIONES?

MOTIVO: necesidad, deseo o urgencia específicos como el hambre la sed  o el logro, que energiza y dirige la conducta orientada a metas.

EMOCION: sentimiento, como el temor, la alegría o la sorpresa, que da energía y dirige la conducta.

Los motivos pueden estimular y dirigir nuestra conducta. Las emociones hacen lo mismo. “ella grito de alegría”, decimos o “estaba tan furioso que pude haberlo estrangulado”.

Al nivel más sencillo, podemos clasificar las emociones de acuerdo con el hecho de si nos acercan o alejan de los objetos (Arnold, 1960). Imagine que escucha por causalidad la siguiente conversación entre tres personas cuyo televisor acaba de apagarse durante una tormenta en pleno verano:  

A: ¡justo cuando la película empezaba a ponerse buena! He querido verla durante años y ahora ocurre esto!!. (Juguetea con el aparato, en vano, y lo apaga disgustado.)  Cosas como esta ocurren en el peor momento. ¡Me enfurece!

B: ¡Odio las tormentas!, ¡siempre las he odiado!. ¿No crees que deberíamos apagar todas las luces para no atraer los rayos?, Mi abuela acostumbraba esconderse en el armario hasta que la tormenta pasaba; y no la culpo. Solía decir que era la venganza de Dios por nuestros pecados.

C: (Dirigiéndose a la ventana): ¡Mira, es fantástico! (la manera en que los destellos azules iluminan todo)! Le dan un aspecto nuevo  al mundo!... ¡Siempre he adorado!...

A: Esta frustrado y enojado, esta categoría de emociones nos lleva a aproximamos a algo, pero de una manera agresiva u hostil. B: esta temeroso y ansioso, estas emociones provocan que queramos evitar algo. C: está feliz y experimenta un sentimiento de libración y alegría: estas emociones provocan que queramos aproximarnos a algo de manera positiva.

Pero las emociones, como los motivos, pueden generar una cadena compleja de conducta que va más allá de la simple aproximación o evitación. Por ejemplo, si estamos ansiosos con respecto a algo, podríamos recolectar información acerca de ello, hacer preguntas y después decir si nos aproximamos, huimos o permanecemos  y luchamos. Imagine a una familia hipotética que enfrenta una situación que provoca ansiedad: el esposo y la esposa han sigo temporalmente despedidos de sus empleos. La familia se da cuenta de que enfrenta varios meses de grave apuro económico. ¿Dónde podrán encontrar un ingreso adicional? ¿Cómo pueden ajustar los objetivos de la familia? ¿Podrá sobre vivir la familia ante la crisis sin padecer tan gravemente? Enfrentados con estas incertidumbres y la ansiedad que provocan, la familia  decide aproximarse al problema con una serie de estrategias positivas. El esposo, que sabe de autos y al que le gusta hacer labores manuales va a trabajar para  su vecino que tiene un taller mecánico. La esposa, que dirigió una oficina durante varios años en alguna época de su vida, saca provecho de la oferta de su anterior empleador para regresar a un empleo de medio tiempo en su antigua empresa. Su hija acepta una beca en el campus local de la universidad estatal en vez de asistir a una escuela privada más cara. En resumen, la ansiedad emocional de la familia se ha concentrado en el desempeño de sus miembros y ha generado una secuencia compleja de conducta dirigida a metas, de la misma manera en que lo hacen los motivos.

Por supuesto, en ocasiones nuestras emociones tienen efectos menos benéficos. Muchos de nosotros hemos estado en situaciones en las que quisiéramos desesperadamente pensar racionalmente pero no podemos porque  nuestras emociones interrumpen nuestra concentración. ¿Bajo qué circunstancias la emoción impide que lo hagamos y cuando lo facilita? Al parecer, no existe una respuesta única y sencilla. Es, con mucho, una cuestión de grado,  tanto de la fuerza de la emoción como de la dificultad de la tarea. La ley de Yerkes – Dodson lo pone de esta manera: mientras más compleja sea la tarea, menor será el nivel de activación que se puede tolerar antes de que la ejecución se deteriore. Puede sentirse muy enojado mientras fríe un huevo y eso no interferirá mucho, pero el mismo grado de activación emocional puede interferir en su capacidad para manejar de manera segura. No obstante aunque  es necesario un nivel mínimo de excitación para un buen desempeño, un nivel alto podría afectar negativamente su desempeño.

1. EXPERIENCIAS EMOCIONALES BASICAS

 Las emociones pueden agruparse, en términos generales, de acuerdo con la forma en que afectan nuestra conducta: si nos motivan a aproximarnos o a evitar algo. Pero, dentro de estos amplios grupos, ¿Cuántas emociones diferentes existen?

Uno de los intentos más importantes para identificar y clasificar las emociones fue el realizado  por Roberto Plutchik (1980). Propuso que los animales y los seres humanos experimentan ocho categorías básicas de emociones que motivan varias clases  de conducta adaptativa. Temor, sorpresa, tristeza, disgusto, ira, esperanza, alegría y aceptación; cada una de estas emociones nos ayuda a adaptarnos a las demandas de nuestro ambiente aunque de diferentes maneras. Por ejemplo, el temor se relaciona con la huida que ayuda a proteger a los animales de sus enemigos; mientras que la ira se relaciona con el ataque o la destrucción.

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