LA IMPORTANCIA DE UNA REVOLUCIÓN CULTURAL

INTRODUCCIÓN

La Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB) pretende enfrentar el desafío de educar para el siglo XXI. Presenta áreas de oportunidad que es importante identificar y aprovechar para dar sentido a los esfuerzos acumulados y encauzar positivamente el ánimo de cambio de las esferas de la sociedad. Dicha reforma va dirigida a los diversos niveles de educación básica con una propuesta formativa que está centrada en el aprendizaje de los estudiantes.

Intenta, por supuesto, elevar la calidad de la educación a través del diseño de un Plan de estudios basado en competencias, articulando los niveles y organizando las asignaturas en campos formativos. Pretende que los alumnos puedan tomar decisiones, fortalecer capacidades para resolver problemas, encontrar alternativas, desarrollar productivamente su creatividad, relacionarse proactivamente con sus pares, etc.

Todo suena perfecta pero, ¿Qué pasa con un alumno que tras las paredes de la escuela enfrenta un mundo disociado con la realidad intraescolar? ¿Será capaz, con esas herramientas escolarizadas, cambiar la realidad exterior de la institución? ¿El mundo extraescolar le permitirá romper la inercia de una cultura, en muchas ocasiones, autodestructiva? ¿Permanecerán “limpios, castos y puros” sin influencia del mundo exterior hasta poder cambiarlo?

Desde mi punto de vista es una tarea difícil y casi imposible para nuestros alumnos y para la institución escolar, de ahí la tesis, que el mundo cambiante que enfrentamos debe empezar con una Revolución Cultural, en la que la sociedad en su conjunta acompañe los avances escolarizados. Este ensayo busca argumentar esta necesidad y poder impactar favorablemente a toda nuestra sociedad.

Nuevas ideas, nuevos mundos, nuevas necesidades, nuevos conocimientos, nuevas ideas…

LA NECESIDAD DE UNA REVOLUCIÓN CULTURAL

Las estrategias y métodos de resolver los problemas que el individuo y las sociedades enfrentan están marcados por la visión del mundo que se tiene en cierto momento histórico.

Pensemos enfrentar los problemas actuales pero con las ideas de hace 500 años. Seguramente estaríamos esperando las soluciones de nuestro dios creador. Rezos y sacrificios serian el pan nuestro de cada día (actualmente también se da), o tal vez la voz y decisiones de un líder omnipotente y omnipresente que resuelva por todos, regularmente a su favor. Cada momento de la historia tiene sus particularidades en cuanto a los métodos de resolver sus conflictos y para ellos se ponen en el tintero diversas ideas, hipótesis y teorías de acuerdo a un contexto cultural en el cual se está conviviendo y que se cree podrían abonar a las circunstancias por resolver.

Solucionar problemas en base a nuestro contexto social e histórico no es particular y aislado a una sociedad. Todas, inevitablemente, pasan por este proceso el cual puede llevarlos al progreso o al fracaso. Obviamente lo primero es lo que se busca pero no siempre es lo que resulta.

En nuestro país se le tiene plena confianza al sistema educativo para que, a partir de su influencia, ejerza el cambio hacia el alto status que todos anhelamos y que desafortunadamente no encontramos favorecedor. Esto quiere decir que no estamos satisfechos con los esfuerzos que en momentos anteriores se han realizado a partir de ese camino. ¿No será que estamos errados en la visión a seguir?

Si hacemos un análisis de lo que se busca en cada reforma educativa encontramos que la propuesta no está del todo desfasada. Se cristalizan limitados resultados en algunos aspectos como el impactar a más sectores de la sociedad, se atienden grupos vulnerables, se dotan de recursos a más escuelas y comunidades, algunos maestros conocen y se apropian de metodologías alternativas a las que desarrollan comúnmente en su intervención docente, etc. En el campo político los argumentos y justificaciones para cada uno de los procesos tienen validez ya que se dirigen a solucionar problemas actuales y tratan de retomar los conceptos más innovadores del momento. Pero el objetivo central y el mayor anhelo se encuentra muy alejado a lo que se pretende, “una sociedad y una cultura que permita ser respetada y aceptada en cualquier parte de nuestro planeta y sobre todo de la que tengamos que sentirnos orgullosos en tanto que provee a los individuos de nuestro pueblo, sin exclusión, de las herramientas integrales básicas a fin de enfrentar exitosamente los problemas de un mundo cada vez más globalizado y complejo”.

Para ejemplificar lo anterior demos un vistazo al actual proyecto de reforma que se pretende insertar por completo para el año 2012 en la educación básica de nuestro país.

La RIEB es una política pública que impulsa la formación integral de todos los alumnos de preescolar, primaria y secundaria con el objeto de favorecer el desarrollo de competencias para la vida y el logro del perfil de egreso a partir de aprendizajes esperados y del establecimiento de Estándares curriculares, de Desempeño Docente y de Gestión. Tanto las competencias para la vida, como los aprendizajes esperados, el perfil de egreso y los estándares son planteamientos que figuran como anhelos que el país, y sobre todo el sistema educativo requiere, son reales, justos y necesarios, es decir, son difíciles de excluir o negar.

¿Cómo lograr todo ello? A mi punto de vista el alumno tiene que aprender a aprender. La vigencia de los conocimientos caduca cada vez más rápido, es decir, lo que se enseña en un grado escolar puede no servirte en dos o tres años más tarde. Hace 200 años el conocimiento trascendía a otras generaciones de manera utilizable.

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