La ética en las organizaciones. Eficacia, eficiencia y ética
Enviado por Pame ❤️ • 5 de Agosto de 2015 • Biografía • 1.912 Palabras (8 Páginas) • 1.325 Visitas
La ética en las organizaciones. Hablar de organización humana supone hablar de un conjunto de personas, que se unen para conseguir unos objetivos comunes, mediante unos medios, tangibles o intangibles, de modo más o menos estable. La declaración explícita de la misión de una organización puede ayudar a que ésta se mantenga unida, dando a sus miembros un sentido de dirección compartido. Para el logro de la misión las personas utilizan medios materiales e inmateriales las organizaciones cuentan con las capacidades de sus miembros y con recursos. El concepto de organización expuesto pretende ser lo suficientemente amplio y sencillo como para describir todo tipo de organizaciones, ya sean grandes o pequeñas, públicas o privadas, lucrativas o no. En toda organización existen fines, metas u objetivos más o menos eficaces. Del mismo modo, otro elemento común a toda organización es la necesidad de contar con unos medios o recursos para lograr sus metas toda organización está constituida por personas más o menos éticas. La ética, junto a la eficacia y la eficiencia, son pues aspectos constitutivos de la propia naturaleza de toda organización.
Eficacia, eficiencia y ética: la triple en la naturaleza de la organización. En la medida en que las organizaciones han sido creadas para alcanzar metas u objetivos concretos, es posible hablar de un mayor o menor grado de eficacia organizativa. La eficacia compara los objetivos establecidos con los resultados finalmente logrados. En la medida en que se logran los objetivos, resulta más eficaz. Que no consigue alcanzar sus metas no es eficaz, o efectiva, porque no alcanza sus propósitos. Junto a la eficacia de una organización, cabe hablar de eficiencia en la utilización de sus recursos. La excelencia organizativa, entendiendo por excelencia el máximo grado de logro con el menor consumo de recursos, el mayor bien obtenido y proporcionado, reclama tanto la eficiencia como la eficacia, en lo que se refiere a la. Si una organización satisface las demandas de pagos puntuales de sus proveedores, seguramente éstos seguirán proporcionándole los materiales necesarios en cantidad, calidad, plazos y precios razonables.
La racionalidad técnica y la racionalidad ética. La eficiencia y la eficacia miran al resultado de la acción, por eso se puede hablar de máquinas eficientes y eficaces, del mismo modo que se puede calificar a las personas de eficientes y de eficaces. La racionalidad, el modo de usar la razón por parte de las personas que integran las organizaciones, no puede reducirse a lo técnico. La racionalidad instrumental, que es empleada por el ser humano, puede ser también empleada por la máquina, pues no mira al agente que actúa. La racionalidad técnica y la racionalidad ética son dos racionalidades diferenciadas, pero interdependientes. La racionalidad humana tiene necesariamente un fin ético y puede tener o no un fin técnico. La ética considera la acción refiriéndola al bien ético o humano, al desarrollo pleno de la persona. La técnica, por su parte, se fija en el bien útil que se pretende alcanzar. La racionalidad ética: racionalidad teórica y práctica. Se pueden distinguir dos tipos de racionalidad, la racionalidad teórica, o uso del entendimiento para el conocimiento racional de la realidad. Y la racionalidad práctica, o uso del entendimiento para lograr una actuación racional. La racionalidad teórica o especulativa busca conocer la realidad con la mayor certeza posible, mientras que la racionalidad práctica busca conocer cómo actuar en una determinada situación. La justicia, entendida como la voluntad permanente de dar a cada uno lo suyo, implica un conocimiento teórico, pero sobre todo, una puesta en práctica por parte de la voluntad. La formación ética pasa pues por el aprendizaje de la racionalidad teórica, mediante la reflexión, el estudio y la adquisición de criterio. En definitiva, mediante la formación de la conciencia, de esa capacidad de juzgar sobre el bien y el mal de cada acto concreto que se va a realizar o se ha realizado.
Toma de decisiones y normas éticas de conducta: El proceso de toma de decisiones. Precisamente, entre los teóricos del área de conocimiento de organización de empresas, cabe encontrar un alto grado de acuerdo acerca de cuáles son las fases del proceso de toma de decisiones en el ámbito de las organizaciones. El proceso de toma de decisiones, al que se está haciendo referencia, puede definirse como el conjunto de pasos que permiten diagnosticar un problema o aspecto sobre el que hay que tomar una decisión, diseñar alternativas para su solución, elegir la mejor alternativa y asegurarse, o controlar, que la decisión tomada ha sido correcta. Si se observa el proceso desde el ámbito de la racionalidad de la acción en su conjunto, que ya fue definida, es necesario considerar la racionalidad ética junto a la racionalidad instrumental, pues la decisión la toma un ser humano y es una misma y única acción. Considerar la racionalidad ética en el proceso de toma de decisiones implica tener en cuenta los elementos constitutivos de esta dimensión humana en cada una de las fases del proceso de decisión.
El proceso de toma de decisiones y la norma ética conocida como regla de oro. La aplicación del principio ético de la regla de oro supone buscar el bien propio al obrar y el de los demás, poniéndose en su lugar. Esto implicaría, entre otros elementos, contar con información de todas las personas afectadas por el problema antes de intentar su diagnóstico racional. La honradez ética en el proceso de toma de decisiones implica realizar un juicio justo, que contribuya al bien común de la organización, y ser transparente con quien tiene derecho a conocer ese juicio. El criterio de la triple consiste por tanto en la consideración
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