La Ciudad de México y sus atractivos turísticos simbólicos, ver lo que “hay que ver” dentro de la capital mexicana

Escuela Nacional de Antropología e Historia

Curso de Antropología del Turismo

Profesora: Daniela Martínez Mariscal

Alumno: Aristeo Rubio Meléndez

La Ciudad de México y sus atractivos turísticos simbólicos, ver lo que “hay que ver” dentro de la capital mexicana.

Introducción

A partir de la llegada de los autonombrados gobiernos progresistas para dirigir los destinos de la capital mexicana en los inicios del siglo XXI, se ha tratado de posicionar a ésta urbe dentro de los principales destinos turísticos del mundo valiéndose de la historia que guarda la capital, las edificaciones arquitectónicas, los distintos museos y todos los elementos “culturales” que se mezclan para generar una diversidad de atractivos que pocos lugares en el planeta podrían igualar pero ¿realmente los turistas conocen la capital en su dinámica cotidiana o solo ven lo que lo que fue preparado para ellos?

Ciudad de México y los sitios que la representan

La cultura se ha transformado en los últimos años como un elemento central en las estrategias de marketing urbano y, de forma especial, en las políticas turísticas que la han tomado como un factor diferencial que permite dotar a los destinos de productos singulares. La tematización se ha convertido en un elemento clave en las políticas y programas de desarrollo local, sea asociada a los recursos patrimoniales (centros históricos o conjuntos monumentales) o a los polos de producción y creación artística así como a la organización de mega eventos culturales, ya sean específicos (capitales culturales y ferias de libros) o asociados a otro tipo de acontecimientos.

La tematización patrimonial de las ciudades responde a las expectativas ocasionadas por el turismo cultural, una de las modalidades más dinámicas establecidas recientemente desde el punto de vista de la demanda. No son pocas las ciudades que han desarrollado políticas, programas y acciones para (re)valorizar sus propios recursos para configurar productos turísticos comercializables en el mercado de nacional e internacional.

Una de las estrategias que están desarrollando la mayor parte de las ciudades es el uso de la tematización o de la multitematización de su espacio para la presentación de productos de turismo cultural orientados tanto al turismo local como al turismo extranjero. El patrimonio cultural suele ser la base sobre la que se estructuran la mayor parte de propuestas. Para propios y extraños, la capital mexicana condensa gran parte de la historia que dio forma a este país pues en ella han acontecido varios eventos que fundamentan los mitos nacionales para entender la “mexicanidad”. Estos acontecimientos han tenido lugar en sitios y espacios determinados para convertirse en la actualidad, en referentes turísticos que pueden ser revalorizados en función de la actividad turística que ya no solo se nutre de destinos de sol y playa.

Retomando los conceptos del David Lagunas en su escrito intitulado “Ciudades sin ciudad. La tematización cultural de los centros urbanos”, encontramos como las instituciones de gobierno dedicadas al Turismo han reclasificado y elegido los puntos de referencia capitalina para que el turista “vea lo que tiene que ver”, es decir, los símbolos que representan a la Ciudad entendidos como un patrimonio cultural, propiedad e identidad de los mexicanos, que por supuesto son comercializables y adecuados para su consumo. Estos símbolos culturales y con muy poca variación en las guías turísticas son: El Zócalo capitalino, la Basílica de Guadalupe, El Bosque de Chapultepec, Avenida Reforma y la columna de Independencia, El centro histórico de Coyoacán, Xochimilco, el Museo de Antropología e Historia además la zona arqueológica de Teotihuacán como un anexo a la gran urbe, sitios adecuados para la mirada del turista que busca en la cultura, un motivo para realizar su viaje y encontrar lo supuestamente “autentico”.

Las dimensiones del turismo cultural en México tienen una estrecha relación con la concentración geográfica y de infraestructura dela oferta del patrimonio realmente puesto a disposición de los visitantes, así como con las jerarquías y diferencias en la conservación y en la puesta en escena de las ofertas culturales del país. Es preciso reconocer además otras barreras entre el patrimonio y los turistas, que se relacionan con los recursos con los que deben contar los visitantes potenciales para identificarlo, llegar a él y disfrutar de la experiencia.

El consumo turístico tiene un fuerte componente cultural, histórico y espacial, es decir se centra en el patrimonio edificado. El sociólogo británico John Urry  explica que existe una nostalgia por el pasado que caracteriza uno de los valores de la sociedad contemporánea (consumista y postmoderna). Dicha nostalgia impulsa la comercialización de experiencias turísticas asociadas al patrimonio que nutren el capital cultural, el poder simbólico y el prestigio de las clases sociales medias y medias altas.

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