La Dictadura 123

Introducción.

En el campo de la política existen grupos que cuando tienen un statu quo conveniente están dispuestos a hacer lo que sea para conservarlo, o mejorar las condiciones que favorezcan sus objetivos. Para este fin se puede adoptar una actitud con delirios de paranoia, y hasta cierto punto histérica que sea rígida en todos sus aspectos de tal forma que nada se salga de control. La historia nos demuestra que para que dictaduras como éstas funcionen se opta por controlar cualquier actividad social como la economía, la educación, la información, la seguridad y las actividades cotidianas de los miembros de una nación, incluso, de ser posible, se quisiera controlar hasta las ideas y los pensamientos, lo cual, por ficcional que se escuche, hasta cierto punto, sí es posible.

Este tipo de dictaduras no siempre es el tipo de dictadura que solemos imaginar cuando mencionamos nombres como Hitler o Mussolini; en ocasiones la dictadura puede ser instaurada por los que en algún momento representaron a la disidencia, la rebeldía, o la oposición, tal es el caso de la burguesía de la Revolución Francesa cuando derrotó a la monarquía absoluta de Luis XVI, y cuyo periodo sirvió para inspirar demás revoluciones y levantamientos sociales en contra de la opresión y a favor de la libertad y el ejercicio del bien común. Este movimiento que tuvo muchos méritos en pro de la libertad, cayó en la constante reacción histérica del hombre, donde pretende defender con el poder que tiene y a costa de lo que sea, lo que se ha logrado: mantener o mejorar el statu quo.

Una característica constante de las dictaduras histéricas es crear una imagen de terror. Generalmente, también, son irracionalmente sanguinarias, con el fin de mantener temeroso al poder que la amenaza. Las supuestas amenazas pueden ser naciones con intenciones de invasión, guerrillas susceptibles de levantarse en armas, grupos de personas sospechosas de una conspiración, o, como en casos recientes, sindicatos de trabajadores que no convienen para los intereses del “progreso”; en resumen cualquier grupo de personas o amenazas, reales o imaginarias que se piense puedan romper el orden de lo establecido.

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