La Lectura en la sociedad y en la modernidad liquida

La Lectura en la sociedad y en la modernidad liquida

Andrés Felipe Sánchez Coronel

NRC 5448

    Bastantes son los problemas a  los que se ha tenido que enfrentar la sociedad durante muchos años: corrupción, guerras, violencia, entre muchos otros, pero, tal vez el mayor problema al que se tendrá que enfrentar la sociedad durante toda su historia será el de confrontarse con la modernidad liquida y sus impecables armas, las cuales  traen consigo un sinfín de consecuencias, para los jóvenes en este caso en  específico, como por ejemplo el rechazo a leer un libro por no tener el suficiente tiempo y porque sus saberes se lanzan a la basura rápidamente, haciendo que leer se convierta en un pérdida de tiempo; lo cual claramente es un problema  para todos y cada uno de los seres humanos que habitan la tierra en el siglo XXI.

     Para empezar, muchas veces se escucha en hogares, en escuelas y hasta en las mismas universidades que la juventud ya no lee y que simplemente se la pasa pensando en todos y cada uno de los ‘‘memes’’ que en las redes sociales circula, o se la pasan encerrados en sus celulares, tablets y computadores viendo videos, escuchando música o un sin fin de posibilidades que hoy en día ofrece el internet a todos sus usuarios, pero, ¿Quién se ha preguntado por qué los adolescentes prefieren tener un aparato electrónico que un libro, en sus manos? Realmente son pocas las personas que se cuestionan por esta situación, debido a que la mayoría de los individuos lo consideran normal y no como una terrible consecuencia de la modernidad liquida.

     Por un lado, ‘‘esperar se ha convertido en una circunstancia intolerable’’ (Bauman, 2008, p. 21). Muchos adolescentes e  hijos de la modernidad han crecido con todas las herramientas a su alcance y casi que de manera ágil las han podido tener en su poder, sin la necesidad de perder mucho tiempo, como lo hacían sus padres, sus abuelos y las demás generaciones antes que ellos, quienes caminaban y pasaban horas buscando algún objeto (libro) que lograra dar respuestas a su inquietud  y/o les generara algún tipo de ocio a su vida. En la modernidad liquida es casi que imposible pasar horas en una biblioteca esforzándose por conseguir  algún libro, ya sea para algún trabajo o simplemente leerlo por diversión, pues el  ‘‘<> (…) requiere informase lo más rápido posible y al que debiérase oponer una lectura lenta, cuidadosa y <>’’ (Zuleta, 1982, p. 4). La información para una tarea se encuentra en internet resumida y en tan solo segundos, evitando cualquier esfuerzo, cualquier perdida de tiempo y en su consecuencia que los  conocimientos encontrados solo se utilicen cuando se necesiten y  después sean desechados automáticamente.

     Continuando, el deshacerse del conocimiento rápidamente es otra de las consecuencias que trae la modernidad liquida, antes se daba por sentado ‘‘la idea que uno podía apropiarse del conocimiento y convertirlo en una propiedad duradera de la persona (…) en la por entonces ‘solida’ etapa de la modernidad’’ (Bauman, 2008, p.25). Los abuelos y padres de estos hijos de la modernidad liquidad valoraban más los saberes que con tanto esfuerzo les tocaba conseguir en cada uno de los libros que leían, en cambio, los jóvenes de ahora no les parece un sacrificio encontrar información en internet, usarla y luego desecharla  pues ‘‘la alegría de <> de las cosas, de descartarlas, de arrojarlas al cubo de basura, es la verdadera pasión de nuestro mundo’’. (Bauman, 2008, p.29). Pero, no es solo el conocimiento lo que se deshace rápidamente, también los aparatos electrónicos son víctimas de su propio invento.

 “La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.” (Zygmunt Bauman, 2008)

     Cada mes sale al mercado un nuevo y mejorado celular, computador o cualquier otro aparato tecnológico con alguna nueva función, lo que genera el deshacerse rápido del anterior para comprar el nuevo lo antes posible; ojala esto pasara con los libros también, por ejemplo: cada vez que saliera un nuevo libro los jóvenes se apresuraran por terminar el libro viejo y de esta manera poder adquirir el fresco, pues tiene un moderno viaje a otro lugar del mundo o de la imaginación, aunque lamentablemente es este un sacrificio para los jóvenes, debido a que sentarse unas horas a leer un libro es una pérdida de tiempo y en internet esta la película que resume el libro, es más rápido y no se debe memorizar  a tantos personajes que salen en este.

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