La Llamada Acumulación Originaria

La llamada acumulación originaria. (Capítulo XXIV de El Capital)

No hay capital que se haya acumulado producto de un trabajo honesto de generaciones laboriosas. Violencia y sangre destila el capital desde su origen mismo.

La crisis que vivimos es crisis del capitalismo como sistema. No estamos condenados a tener que vivir la degradación socio-económica a la que asistimos. Bajo el capitalismo no se busca producir mercancías en tanto que objetos que nos den satisfacción material o espiritual. Lo que se busca es "producir" beneficios para los inversores. Y tampoco es que sea del todo así. Lo que realmente se busca es cada vez obtener más beneficios por la misma cantidad invertida: cada vez mayor y mayor tasa de ganancia pues; no simplemente más ganancia. Es lo que incrementa el grado histórico de locura de este sistema. Y todo ello supone violentar y desangrar la sociedad; concretamente a los trabajadores, cuya fuerza de trabajo es la única mercancía capaz de crear valor. Y siempre ha sido así. Cuando ha parecido que era algo menos aquí (en el campo de países dominantes) es que se estaba violentando y desangrando aún más allá (en la periferia del sistema). O se estaba haciendo acá al lado, pero no lo veíamos porque no era a "gente nuestra", sino a personas venidas de allende las "tierras nuestras" o los mares, o simplemente...el estrecho.

Siempre ha sido así. En el espacio y en el tiempo. Efectivamente, también en todos los tiempos. No hay capital que se haya acumulado producto de un trabajo honesto de generaciones laboriosas. Violencia y sangre destila el capital desde su origen mismo. Nunca fue "natural", a no ser que rimemos natural con salvajismo. Cliquen y vean cómo lo muestra magistralmente Karl Marx. Como nadie; en una, además, pieza histórico-literaria de primer orden. Genera contradicción decir que pasen y disfruten de semejante lectura, dado el contenido violento del que trata. Pero sí, alejémosnos de lo "hipócritamente correcto": pasen y disfruten de esta oportunidad sin par de indignarse y concienciarse.

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