La Masturbación.

Masturbación

Durante mucho tiempo, las diferentes religiones cristianas han condenado la práctica de la masturbación, ya que consideran que toda práctica sexual que no esté relacionada con la procreación es condenable o se considera como pecado. Hay  personas que no asisten a ninguna iglesia y que piensa de la misma manera. Hay algo que queda claro, las mujeres tienen más temor que los hombres de hablar de sus prácticas sexuales o de realizarlas. La represión que viven las mujeres también es evidente en la opinión que tienen sobre esta práctica, ya que las mujeres opinan que la masturbación es mala o dañina. Para los hombres, en general, la masturbación es algo normal, siempre y cuando no se realice en exceso, cuando no implique una pérdida de control, cuando logran ponerse límites. En cambio las mujeres consideran que siempre es incorrecta, es más, ellas ni siquiera se atreven a hablar del tema.

Los mitos que se manejan en torno a la sexualidad femenina: en las mujeres, el sexo está indisolublemente ligado al amor; las mujeres necesitan ternura, comunicación, relaciones afectivas, parecen no estar interesadas en el sexo y necesitan caricias y estímulos muy determinados y precisos para tener orgasmos. La masturbación o autosatisfacción, al ser una práctica que involucra una sola persona y que por lo tanto excluye el intercambio afectivo, es considerada por las mujeres como mala y antinatural. Desde la infancia temprana, la masturbación es una práctica prohibida.

Las relaciones sexuales

La adolescencia no sólo marca cambios importantes en el cuerpo: delimita el inicio de un nuevo discurso cargado de sanciones sobre el uso del cuerpo. En este momento las prohibiciones sobre la sexualidad son más claras, en especial, en lo que respecta a los intercambios sexuales con otras personas. Los mensajes son claros: es mejor abstenerse, hay que esperar hasta el matrimonio, no es el momento para tener relaciones sexuales, etc. Las personas opinan que éste es un derecho están conscientes de la importancia de este momento en sus vidas, por lo que condicionan su afirmación a una serie de requisitos como:

• “estar consciente de lo que va a hacer”, “pensar bien si va a tener relaciones por sus consecuencias”, “estar seguro de cuándo y cómo quiere tener su relación sexual”.
• “estar lista”.
• “los dos deben estar de acuerdo en una relación sexual, porque si no están de acuerdo después no se entienden”, “cada persona tiene el derecho de tener una relación con la persona que escoja”.
• “podemos hacer sexo, pero con seguridad con el uso de condón”, “hay que saber tener relaciones, o sea protegernos para no tener ninguna enfermedad”.

En todos los demás aspectos relacionados con el ejercicio de la sexualidad, la apropiación de estos derechos es desigual para hombres y mujeres, ya que en su mayoría son ellas las que utilizan los argumentos morales o éticos para restringir el derecho a tener relaciones sexuales.

Tanto en mujeres como en hombres, la edad promedio del inicio de la vida sexual es a los 14 años. Las y los adolescentes son una población sexualmente activa. Pero la desinformación y los prejuicios que subsisten sobre la sexualidad hacen que las y los adolescentes tengan altos riesgos de contraer una enfermedad de transmisión sexual o de verse expuestos a embarazos no deseados. Los hombres consideran como segunda razón de importancia la búsqueda de placer; y muchas más mujeres que hombres opinan que tener relaciones sexuales puede servir también para buscar amor, convertirse en adulto o rebelarse.

Lesbianismo y homosexualidad

Las opiniones con respecto a este tema se dividen en dos grupos: considera estas prácticas como una elección personal, como algo normal o como algo con lo que se nace. Una parte de las personas que sostienen que la homosexualidad y el lesbianismo son normales, lo hace con base en el argumento de que son personas con otra orientación sexual. Muchas personas continúan sosteniendo el mito de que el lesbianismo y la homosexualidad son producto de una enfermedad o de una psicopatología, un buen porcentaje considera que el lesbianismo y la homosexualidad es algo con lo que se nace, algo inevitable, y que por lo tanto estas personas necesitan comprensión y apoyo, existen opiniones que reflejan la influencia que tiene la religión en nuestra sociedad.

La virginidad

Las personas consideran que la virginidad “no es algo importante”, “es cursi” o que “es una estupidez, que “es importante conservarla porque las personas son discriminadas cuando no son vírgenes”, que “es útil para prevenir embarazos o enfermedades”, piensa que la virginidad es algo importante y que se debe conservar hasta el matrimonio porque “es algo bueno, un privilegio, un orgullo, porque expresa valores morales.

La virginidad se establece como el ideal que debe regir la conducta sexual durante esta época de la vida, y continúa siendo considerada como un valor, algo que engrandece a las personas. Pero en nuestra sociedad la virginidad adquiere un valor distinto, dependiendo de si se habla de la virginidad de los hombres o la de las mujeres. Las personas manifiestan que el miedo al SIDA es una de las principales causas para no tener relaciones sexuales, en la práctica siguen teniéndolas y sin tomar las precauciones adecuadas. La virginidad en las mujeres está relacionada con otros valores que van más allá de estos dos argumentos. Para ellas es más fácil llegar vírgenes, ellas pierden, ellas son las que deben ser puras, son las que salen embarazadas, son las que deben cumplir los mandatos divinos. Pero son los hombres, principalmente, los que mantienen este tipo de argumentos. Un hombre que llega virgen al matrimonio es calificado de “raro”, y, si alcanza cierta edad sin tener experiencias sexuales, puede ser objeto de burla. En cambio, las mujeres que no son vírgenes pueden ser menospreciadas. Ellos piensan que sólo la mujer virgen es apta o lo suficientemente buena para el matrimonio o para

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