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La Niña De Sus Ojos


Enviado por   •  14 de Abril de 2015  •  7.288 Palabras (30 Páginas)  •  672 Visitas

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No es la primera vez que escribo, pero hoy lo hago con miedo recorriendo mis venas y orgullo que aflora a mi piel y baña mi espíritu de felicidad inigualable.

Siempre mis manos volaron hacia un lápiz y un papel... escribir fue siempre mi mayor anhelo y primera ilusión, o acaso el deseo incontrolable de escribir lo llevo prendido en el alma y enmarañado a cada célula necesaria para vivir. Mas, ahora, se me ha encomendado esta tarea, además de orgullosa temo ser incapaz de poder cumplirla, pues no es fácil encontrar las palabras justas ni utilizar el lenguaje correcto para escribir la vida de un hombre, que no solo dejó estampadas en sus obras las costumbres de su pueblo al que tanto amó, sino que "...supo recoger del rico hontanar del alma popular, inmenso material así para su obra teatral como para sus relatos y novelas. Supo comprender las humildes ambiciones populares, interpretar la recóndita nobleza que ella posee, traducir los dramas a que conduce a veces el ascenso económico del pueblo y los pasos en falso en que culminan frecuentemente las ansias del

progreso en la escala social..." (GOMEZ, Dora; KOLLASUYO; No. 78: 1971; La paz -Bolivia: págs. 97-98).

Escribir la vida de un hombre es difícil, tal vez lo más difícil.

Hablar de la bibliografía de un hombre es como hablar de la vida misma; día y noche; cuerpo y alma; existencia y muerte.

La más extraordinaria biografía de un hombre sería el más pálido reflejo de su vida: muchos son los documentos que se han conservado, cartas y testimonios, año tras año, casi desde su nacimiento, pero difícil es alcanzar la exclusiva verdad sobre todas las circunstancias de la vida de este hombre.

Así como todo lo intrincado anhela la claridad y apetece luz todo lo oscuro; así como las fuentes no manan puras; así escribir una biografía es conquistar la claridad en medio de confusiones. Más aún, si aquella persona de la cual se pretende hablar pertenece aquel tipo humano poco frecuente y a la vez similar a los demás, cuya auténtica capacidad para producir sucesos trascendentales está concentrada en un plano no muy reducido de tiempo, que tiene una breve pero violenta afloración sentimental no desarrollada a lo largo de toda una vida, sino sólo en el estrecho y abrasador recinto de una pasión única.

Escribir y explicar todo lo que un ser humano llevó incrustado en el alma, no es fácil.

Compaginar datos, fechas y años, establecer diferencias entre lo escrito y el relato de personas allegadas a él para alcanzar un mínimo de certeza de su vida y sus circunstancias es laborioso y sólo el orgullo de llevar el apellido Díaz Villamil me reta e impulsa a realizar esta tarea, tal vez la más difícil y más extraordinaria que pueda yo tener. Mis palabras las siento empequeñecidas para poder mostrar lo que fue, es y será Antonio Díaz Villamil, no solamente como escritor, sino como hombre, amante esposo, ejemplar padre y cariñoso abuelo.

El 13 de Junio de 1886 nacía en La Paz. Bolivia. José Antonio Díaz Villamil, fue bautizado a los dos días de su nacimiento en la Parroquia de San Sebastián de la misma ciudad.

Sus padres fueron Porfirio Díaz y María Paz Villamil. Hombres de su familia como Perrin Pando. Sagárnaga. Pedro Villamil y Emeterio Villamil de Rada, seguramente legaron en su sangre el ansia impetuosa de enaltecer y contribuir en la historia de Bolivia.

A muy temprana edad se vio privado del amor de su padre, y su infancia se tomó triste, como la de todos los niños que tienen por ventura nacer de dos seres y tener sólo el cuidado y el afecto de uno de ellos.

Fue su madre quien con inigualable valor y bondad crió al pequeño e hizo de él, con seguridad, lo que fue. Fue ella quién lo formó ricamente en lo moral y espiritual e inculcó siempre el amor de lo creado, de ella aprendió a amar y respetar sobre todo a su Patria, tema predilecto para sus obras posteriormente.

Luego que su madre le hiciera dar los primeros pasos, ingresó al Colegio San Calixto, donde se enriqueció del saber leer y escribir; fuente de poder y creación a lo largo de su existencia. Luego asistió al Colegio Nacional Ayacucho, donde con el correr del tiempo sería profesor de Historia y Geografita.

Ya al terminar el ciclo primario, y cuando tan sólo contaba con diez años de edad, recibió el primer premio, de los tantos que más tarde recibiría en el transcurso de su vida: un ejemplar tamaño bolsillo y empastado en cuero del libro "lmitación de Cristo" de Tomás Kempis, en cuya primera página se puede leer aún: Premio a la aplicación y buena conducta del niño Antonio Díaz Villamil. Firmado: B. R. Arias, Marzo, 1910.

Desde pequeño mostraba ya el ímpetu que tenía por el estudio, el trabajo y la

investigación.

Sus manitas descubrían hoja tras hoja el maravilloso mundo que se forjaba en aquellos libros de historia y geografía.

Su mente cruzaba océanos y desiertos para encontrarse con algún héroe legendario y vivir así, aquel pasaje histórico que había leído.

Año tras año, hacía cobrar vida a las palabras inertes de los libros; los héroes jugaban con él y aquellos países, tan lejanos los conocía, pues por un segundo había vivido en ellos.

Aquella historia Universal la había hecho su propia historia; aquella geografía de continentes perdidos y lejanos la había trazado y descrito con su propia alma... Y cuando en un libro, empolvado por el tiempo, encontró la historia de su propio suelo, se descubrió a sí mismo.

Entonces entendió el porqué de tantas cosas y se enorgulleció de llamarse "Boliviano". Dejó aquellas fantasías trasatlánticas, tomó la pluma y empezó a escribir.

El 18 de Octubre de 1917 recibía del rectorado de la Universidad de La Paz y a nombre de la Nación, habiendo cumplido plenamente todos lo requisitos fijados por las leyes universitarias, el Diploma donde se le confería el grado de Bachiller en Letras.

Concluidos sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Ayacucho, ocupando siempre los primeros lugares en su clase ingresó a la Normal Superior en el año 1918, donde también sus cuatro años de estudio obtuvieron las mejores calificaciones.

En 1920 la Federación de Estudiantes llamó a un concurso para elegir un obra teatral que merecería ser representada en la fiesta del estudiante, no con otro propósito que el de cultivar el arte escénico y crear el Teatro Municipal.

El 17 de Agosto de ese año, ya en el Teatro Municipal de La Paz, se representó la adaptación escénica de la bella novela costumbrista de Armando Chirveches: "La Candidatura de Rojas"; premiada en concurso.

La interpretación de los mismos universitarios fue un joven alarde de entusiasmo y magnífica intuición de arte teatral por improvisados

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