La Televisión, ¿cultura O Droga?

Este es un tema que entra en cuestión bastante a menudo hoy en día, ya que se dice que antes la televisión era un a herramienta educativa o recreativa que alegraba a las familias y comunidades en general. En la actualidad es todo lo contrario. La televisión está compuesta por mensajes subliminales que infectan a la sociedad, no es más que una droga adictiva que mata a la humanidad lentamente. Esta simplemente se ha convertido en una influencia negativa para la sociedad y deja mucho que desear.

Generalmente no nos damos cuenta de cómo nos vemos atrapados en el mundo de la televisión. Podemos estar en casa y saber que tenemos varias responsabilidades pendientes, sin embargo, ¡quince minutitos de televisión no le hacen mal a nadie! Estos quince se convierten en treinta, treinta se convierte en una hora, una hora que a veces puede llegar a tener 300 minutos. ¡Qué hora más inusual! Y es así como la televisión nos atrapa lentamente al igual que muchos de los drogadictos cuando empezaron su adicción pensaron que una probadita no les haría ningún mal.

No solo es el tiempo uno de los factores que la televisión arranca de nuestras vidas, también nos despoja de la responsabilidad, moralidad, etc. El mundo lamentablemente comunica todo lo que puede por medio de la televisión, muchas veces no importa el tema del que se hable, ni se piensa en quienes pueden recibir esos mensajes y aplicarlos en forma negativa en sus vidas, sea consciente o inconscientemente. Así llegamos a ver que el lenguaje de los niños se torna en temas de muerte o violencia, los adolescentes se identifican con estereotipos inusuales y hasta muchas veces ridículos (y ellos los consideran “profundos”), y los adultos con otra gran gama de influencias despreciables para el ser moral.

Si bien es cierto, no todo lo que se transmite en la televisión es basura, hay programas educativos, informativos y sanamente recreativos. Es una lástima que este tipo de programas no lleguen a formar ni siquiera el 15% de todo lo que se muestra cuando hablamos de televisión en general. Aquellos espectadores de estos programas pueden considerarse tan afortunados como aquellos pocos valientes que tienen las fuerzas para salir de la adicción de la droga y están dispuestos a no volver a ella jamás.

Hoy en día la televisión es un mal nocivo del que hay que ser muy cuidados, nos acecha, nos implanta ideas erróneas en la cabeza, simplemente nos llena de inmundicia y termina por hacernos seres fatuos e inconscientes. Si bien es un mal que ataca y devasta a su paso, cabe siempre recalcar que somos nosotros los que siempre tenemos la potestad de elegir a que gremio queremos pertenecer.

Ignacio Ampuero Martinich

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