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La conmoción social y el gran viraje de la política económica


Enviado por   •  7 de Marzo de 2023  •  Ensayo  •  3.045 Palabras (13 Páginas)  •  69 Visitas

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Parte X · Capítulo XXI

La conmoción social y el gran viraje de la

política económica

El Presidente Electo para el período 1989-1994, Carlos Andrés Pérez tuvo la

diferencia en los comienzos del mes de enero de 1989 de solicitar mi opinión acerca

de lo que yo creía aconsejable a los fines de su consideración para preparar su Mensaje Inaugural al Congreso de la República al iniciar su nuevo mandato constitucional. Fiel a la ética de la franqueza y la lealtad que rigieron siempre nuestras relaciones

como amigos e interlocutores, le expresé en correspondencia del 31 de enero de 1989

los riesgos económicos, sociales y político-institucionales que podrían derivarse in-

mediatamente del conjunto de medidas de tratamiento shock contempladas en Pro-

grama de Ajustes Económicos con que él pensaba iniciar su nueva administración, y

que podrían no solo frustrar aquellos propósitos legítimos de rectificación de las

distorsiones e irracionalidades acumulados, asociadas al crecimiento cuantitativo de

la economía nacional y de sus fuerzas productivas, sino también poner en peligro la

estabilidad misma de la democracia venezolana.

En el Memorándum entregado al Presidente Electo el 31 de enero de 1989,le

expresé que “De acuerdo con la información a nuestro alcance, no hay la menor duda

que en su orientación fundamental, la nueva política económica contiene implícito

un peligro de ruptura en la continuidad del pensamiento económico y social del

presidente Carlos Andrés Pérez, una pérdida de identidad conceptual con los valores

del paradigma social democrático de avanzada, y un riesgo de incompatibilidad con

las realidades del poder político en la sociedad venezolana. Desde el punto de vista

estrictamente técnico, en atención a las variables cuantificables de su modelo macroeconómico, poco podría objetarse a las proposiciones del distinguido colega Dr.

Miguel Rodríguez, en mi opinión el más brillante macroeconomista con que cuenta

el país. Pero desde el punto de vista de la trama de realidades subyacentes, no cuantificables, de la distribución del poder económico y político en Venezuela, la instru-

mentación súbita de ese diseño, sin la modificación de los respectivos desequilibrios

y distorsiones sociales e institucionales, nos sometería al riesgo de un fracaso no

previsible en la consistencia estrictamente economicista del análisis en que se funda-

menta. Ello simplemente revela la insuficiencia de las disciplinas económicas para

aprehender toda la compleja trama de la vida económica y social de un sistema polí-

tico y social en agudo proceso de crisis, descomposición y decadencia”.

Expliqué luego que “El paquete de medidas propuesto tiene la requerida cali-

dad técnica para convencer a las autoridades del Fondo Monetario Internacional,

del Banco Mundial, y posiblemente, a la banca acreedora, de la necesidad de aportar

recursos financieros para la corrección de los desequilibrios externos en un ambien-

te de crecimiento selectivo de nuestras fuerzas productivas y para una reordenación

en la secuencia temporal del pago del servicio de la deuda externa. Consideramos

que ésta ha sido una valiosísima contribución del “Paquete” para un crecimiento no

inflacionario de la economía, formulado por el distinguido colega Miguel Rodrí-

guez. No tenemos por qué dudar de que podemos disponer de los recursos de divi-

sas aportados por estos entes para afrontar la transición hacia ese crecimiento real,

no inflacionario. El planteamiento venezolano formulado en este diseño es, desde

el punto de vista estrictamente técnico-económico, lo suficientemente convincente,

para asegurar a estas instituciones y a los demás acreedores, que el uso del potencial

productivo interno puede ser activado y reordenado hacia la producción de bienes

transables, que generan en el mediano plazo los recursos de cambio externo con los

cuales pagar a satisfacción el servicio de la deuda externa. Esto constituye un sólido

factor para reiniciar el proceso de reexpansión selectiva de la economía, que se pro-

pone el Presidente Carlos Andrés Pérez’’. Traté luego de anticipar las conclusiones

principales del respectivo memorándum en los siguientes términos: “El problema

comienza cuando se analizan la inserción de este programa en la realidad social y

política interna y la articulación de las medidas específicas entre sí y con las variables del poder económico y político del país. La incompatibilidad entre la eficacia

externa señalada en el punto precedente y la necesidad de un consejo social interno,

puede generar una serie de fricciones políticas e institucionales, que obliguen en

breve plazo a la rectificación del programa, y en consecuencia, a la pérdida de credibilidad en la seriedad y capacidad de la dirigencia gubernamental para afrontar

exitosamente la crisis. De esa manera se perdería el apoyo de la economía privada

interna para complementar el proceso público de inversión, se acentuará la presión

de los operadores financieros sobre la paridad de la moneda, y se pondrían en peligro los desembolsos de los correspondientes financiamientos externos...”

Me permití recomendar que “El mensaje inaugural del Presidente debe cen-

trarse, en lo relacionado con las medidas económicas, a enunciar el marco referen-

cial que indique y convenza a los diferentes sectores de la nación sobre su factibili-

dad para corregir, durante el período, y sin traumatismos perturbadores, los

desequilibrios estructurales internos y externos, sin detallar las medidas específicas

contempladas. En la mente del Presidente debe estar presente la capacidad de absor-

ción de las medidas, sin desequilibrios innecesarios, por el potencial productivo del

país, por la solidez estructural de su sector externo a mediano plazo, por las diferentes clases e intereses sociales y por la comunidad política democrática. La dimensión temporal de la ampliación de las medidas, para su respectiva gradualización a objeto de suavizar en el tiempo su impacto perturbador sobre el cuadro social e institucional y asegurar el mayor grado de consenso interno para su instrumentación exitosa, debe tener importancia decisiva en este enfoque. Este análisis realista, a la luz del horizonte temporal de la aplicación de las medidas, debe referirse al contexto de decisiones sobre aspectos tales como: la unificación cambiaria en función de la acumulación de las reservas internacionales, la protección del valor real de los ahorros tomando en cuenta los éxitos de la lucha contra la inflación y contra

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