La mirada transversal

La teoría evolutiva permitió establecer que existen leyes que rigen el comportamiento de los seres vivos.

A partir de ella, se pudo explicar la existencia de vida sobre la Tierra ya no como un proceso aleatorio producto de la casualidad. como se presumía sino como el resultado de una causalidad que condiciona la creación, el desarrollo y eventualmente la extinción de todas y cada una de las especies vivientes. Esta causalidad es lo que denominamos evolución.

La Naturaleza responde a un plan. En la medida que se profundice el conocimiento de estas leyes o “reglas de juego” que se impone a cada especie viviente, será posible lograr que las ciencias biológicas alcancen lo que en definitiva es el objeto de toda ciencia moderna que es su carácter  predictivo.

En tanto el Hombre es una más de las especies que componen la Naturaleza, es válido suponer que también a él, especie perteneciente al Orden de los Primates denominada Homo sapiens en la  clasificación taxonómica, le corresponden las generales de la ley.

No siempre esto está tan claro cuando se intenta comprender el comportamiento del ser humano.

La distancia que existe entre el Hombre y el resto de las especies, el enorme poder del Hombre que maneja cantidades de energía suficientes como para modificar de manera dramática el orden natural, justifica el hecho de analizar su comportamiento en forma particular y considerarlo como potencial enemigo de ese orden natural al cual puede ocasionar cambios no solo perjudiciales sino incluso irreversibles. Sin embargo, esta actitud está a solo un paso de ubicar al Hombre por un lado y a la Naturaleza por el otro y esto puede terminar induciendo a errores conceptuales a la hora del análisis. Mas allá que una ciudad humana aparezca en principio como algo absolutamente distinto que un hormiguero, no hay nada que impida establecer que desde un punto de vista conceptual, una ciudad y un hormiguero son cualitativamente lo mismo. El hecho que para la construcción de una ciudad sea necesario una cantidad de recursos, materiales y energía inmensamente superior que para la construcción de un hormiguero, no debe hacer perder de vista que ambas son la forma que encuentran hombre y hormiga a la hora de agruparse para mejorar sus posibilidades de supervivencia.

Partiendo de la hipótesis de que el Hombre es una especie más y como tal deberían regirlo las mismas leyes naturales que condicionan al resto de las especies , el objeto de esta obra es realizar una primer aproximación en el análisis de su comportamiento desde un punto de vista biológico  para ver cuanto hay de biológico en ese comportamiento. Dicho de otro modo, es un punto de vista  que, en la medida que se profundice en esta línea de pensamiento, puede llegar a resultar un aporte más al conocimiento de lo que denominamos la condición humana.

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