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La motivación en las organizaciones


Enviado por   •  16 de Junio de 2019  •  Ensayo  •  2.784 Palabras (12 Páginas)  •  147 Visitas

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LA MOTIVACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES

 INTRODUCCIÓN

Eliza Fabian Huitzil en su investigación empírica, que aborda el tema sobre la motivación y satisfacción laboral, nos habla sobre cómo el hombre, a lo largo de su historia, ha tenido que organizarse en grupos para lograr fines en común; para poder sobrevivir a los peligros que le rodean y buscar satisfacer necesidades o intereses. Para así, poder observar la forma de organizarse, ya que esta es una característica de cada sociedad. Nos narra, cómo es que el conocimiento en torno a las formas de organización de los pueblos antiguos se fue heredando a través del tiempo, gracias al surgimiento de establecimientos que necesitaban emprender con éxito nuevos retos que la propia sociedad demandaba y con ello, los dirigentes de cada institución debían compartir procedimientos con sus iguales, logrando así sistematizar los conocimientos. De ahí, que actualmente las nombran organizaciones, que derivan de la forma más simple de realizar las cosas en una empresa. Así mismo de la importancia que poseen.

Ahora, debemos preguntarnos, ¿Qué es la motivación?, ¿Qué es lo que la hace tan importante? Y ¿Por qué hablar de ella?, la motivación puede definirse como la fuerza interior que impulsa a una persona hacia el logro de un objetivo y se manifiesta mediante una o varias conductas. Pero, las motivaciones, aunque parezcan similares, no son las mismas. Cada uno de nosotros nace y se desarrolla en contextos distintos; ya sea por factores biológicos, psicológicos, sociales e incluso emocionales. Vivimos y reaccionamos de manera distinta ante las circunstancias que se presentan y aunque todos poseemos ciertas capacidades, hacemos las cosas a nuestra manera de ser y de pensar, adaptamos las circunstancias a nuestras necesidades, deseos y expectativas.

DESARROLLO

Por tanto, podemos decir que la motivación va a depender directamente del individuo en cuestión, en aquello que le haga falta (o que crea que le hace falta), se convertirá entonces en su motivación. La constante búsqueda del camino que lo lleve a obtener un fin en concreto (una meta).

Una necesidad, en principio, es aquello externo a nosotros que nos mantiene con vida; Agua, alimentos, abrigo, un lugar para resguardarnos, luz, sonido, aire e incluso el clima, son algunos elementos que consiguen en nosotros la supervivencia. Sin embargo, conforme al paso del tiempo, nuestros avances y nuestro querer transcender, así como las demandas sociales y culturales, han llevado a las personas a hacer aún mayores esas “necesidades”, las cuales, pueden dividirse, según Maslow en:   Autorrealización.   De estima.  Sociales.  De seguridad.  Fisiológicas.

En donde:  

Las necesidades de autorrealización se refieren al deseo de crecer y progresar mediante sus logros. Las de estima, se dan en aquellas personas que desean admiración por parte de los demás, ya que se concentran en su ego, e incluso, en casos extremos, narcisismo. Las necesidades sociales se van a dar a través de la convivencia en el entorno; la búsqueda de amistad, afecto, cariño, aceptación, comprensión e incluso amor. Las necesidades de seguridad se refieren, al querer sentirse protegidos en su entorno, tanto en sentidos físicos, como económicos, sociales y en todo aquello que les brinde estabilidad. Finalmente, las necesidades fisiológicas, son aquellas que ya mencionábamos en párrafos anteriores, vitales para nosotros, como el alimento, refugio, etc. Todo aquello sin lo cual no podríamos garantizar nuestra existencia.  

¿Qué es lo que hace a la motivación algo tan importante?, pues bien, como ya hemos dicho, la motivación es aquello que nos mueve a hacer las cosas, las razones que se tienen para actuar de una forma u otra y pueden estar basadas en necesidades o deseos que buscamos satisfacer. Si estos no existieran, si no tuviéramos una razón de ser, si no buscáramos algún beneficio o llegar a alguna determinada situación o circunstancia, entonces no haríamos nada, tal vez nos dejaríamos morir, porque no buscaríamos refugio o alimento, el mundo dejaría de importarnos, así como todo lo que hay en él.  

Las personas no hacen algo si no existe un factor que los motive. No se juega fútbol cuando no existe habilidad, reconocimiento o compañía, no se fabrican materiales que no cubran alguna función física o visual, no se lee la biblia si no existe un interés particular, ni se hace la tarea sin calificación o algún beneficio a cambio (como lo es el de obtener conocimientos), no existe licenciatura que se estudie con la cual no pueda cubrirse alguna vacante en el mundo laboral, ni existe educación que no pueda ayudar en algo a alguien. Es ahí donde radica la importancia de la motivación, porque nuestras acciones dependen de eso.  

Hay una importante ley en la física que hemos adoptado para muchas otras áreas y aspectos, que dice que “a cada acción corresponde una reacción” y eso es, justamente, no sólo lo que ocurre con todo esto, sino que es, además, lo que buscamos. Llevamos a cabo acciones, intentando obtener alguna reacción, ya sea de bienestar, satisfacción, estabilidad, agrado, confianza, felicidad, capacidad, fortaleza, energía, convivencia, afecto, solidaridad, entre tantas otras cosas que se vuelven innumerables.  

Existe también, otro factor importante, del cual puede partir la motivación; las emociones.

Silvia Ortiz Bonnin en colaboración con Maria Manassero, María García Buades y Antonia pades, mencionan en su libro titulado “Trabajo emocional”, cómo en años anteriores, el mundo laboral se veía como un ambiente libre de emociones, en el que las decisiones se tomaban de forma racional, sin que pudieran distorsionarlas. Sin embargo, consideran que esta postura no es realista, ya que la negación de la existencia de factores emocionales y la supresión de las emociones en el trabajo, llevan a olvidar que estas pueden servir para motivar, organizar, dirigir o activar conductas que mejoren los resultados del trabajo. Nos dicen, que las emociones también pueden considerarse como organizadoras de una forma concreta de conducta, tanto del individuo, como de los grupos. Y están inscritas en el contexto social que rodea a la persona, por ello, no podemos pasarlas por alto.  

En ciertas ocasiones, se dice que “las emociones se contagian”. Esta idea parte de autores como Hatfield, Cacioppo y Rapson, que introducen el concepto de contagio emocional, definido como “la tendencia a imitar la expresión emocional de otras personas”. Afirmando que este contagio se da entre personas y, a la vez, es bidireccional, es decir, influye y retroalimenta al otro, que, a su vez, influye en el primero.  

Por tales motivos, es que también se vuelven importantes y un punto a considerar dentro de la motivación.  

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