La nueva historia intelectual y sus repercusiones en América Latina

Reseña
Emmanuel Rosas Chávez / El Colegio de México

Elías J. Palti, La nueva historia intelectual y sus repercusiones en América Latina^[1]

El surgimiento de la nueva historia intelectual, explica Elías J. Palti, significó una “revolución historiográfica” en relación con la vieja tradición de historia de ideas. Así, el objetivo del autor es mostrar el sentido de dicha revolución en dos niveles. Por una parte, señala los aportes de algunas corrientes historiográficas —la Escuela de Cambridge y la historia conceptual alemana— a la nueva historia intelectual. Por otra, explora en qué medida las transformaciones teórico-epistemológicas introducidas por la llamada nueva historia intelectual pueden cambiar la manera en que la historiografía de ideas latinoamericanas estudia las formaciones intelectuales de la región.

De entrada, el autor ubica el surgimiento de la historia de ideas en los años 1920 de la mano de Arthur Lovejoy en Estados Unidos. Por un lado, la historia de ideas postulaba que las ideas no están ancladas a una época, cultura o disciplina, sino que pueden rebasar esos límites y adquirir significados diversos. Por otro, consideraba que las ideas son importantes porque dan cuenta de las acciones humanas y en ese sentido ayudan a comprender la historia en general. Algunas premisas de la historia de ideas fueron criticadas por Lewis Namier (1955), particularmente el supuesto antropológico de que las ideas son la base de la acción humana. Quentin Skinner retomaría las críticas de Namier al coincidir en que las palabras no necesariamente reflejan las intenciones de los autores, pero no por ello le restaba importancia al estudio de las ideas. Y así comienza el paso de la historia de ideas a la nueva historia intelectual.

Elías J. Palti considera a la nueva historia conceptual como una categoría más amplia que se nutre tanto de la Escuela de Cambrdige, cuyos representantes más destacados son Quentin Skinner y J. G. A. Pocock, como de la historia conceptual alemana, cuyo principal exponente es Reinhart Koselleck. Ambas corrientes se distinguen en algunos puntos cruciales, pero tienen aspectos en común que las alejan de la historia de ideas. La Escuela de Cambridge plantea que el propósito de la historia intelectual no es entender qué dijo un autor, sino el contexto en el que se inserta eso que dijo. Es importante no confundir contexto con determinante, más bien hay que entenderlo como la frontera que limita las posibilidades de los significados de las afirmaciones de los autores. Por su parte, la historia conceptual considera a una idea o término propiamente un concepto cuando trasciende su contexto originario, es decir, una experiencia concreta. De este modo, los conceptos plantean la cuestión de la temporalidad, esto es, su capacidad de articular redes significativas de largo plazo.

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