La relación entre sexo y deporte
Enviado por Mahano • 25 de Octubre de 2014 • Ensayo • 1.715 Palabras (7 Páginas) • 186 Visitas
La relación entre sexo y deporte la podemos ver desde 3 angulos diferentes:
1) si el deporte es saludable para mantener una vida sexual activa y plena.
2) si el deporte va en detrimento del rendimiento sexual.
3) si las relaciones sexuales previas a una competencia van en detrimento del rendimiento deportivo.
4) si padecer algún tipo de disfunción sexual (eyaculación precoz, impotencias, anorgasmias, crisis de identidad sexual, fobias sexuales) disminuye el rendimiento en los deportes.
Empezando con esta serie de notas tomaremos el primer punto: sabemos que la actividad física puede ser un factor anti-estrés y fuente de placer al liberar endorfinas (que se trasunta en un mejor estado de ánimo) pero habría que aclarar que algunas son más beneficiosas que otras para la salud sexual y general. P. ej.: las prácticas aeróbicas (trotar, marcha rápida, natación, remo) mejoran la presión arterial (al igual que bajar el consumo de sal), aumentan el colesterol HDL (conocido popularmente como “colesterol bueno”), gastan calorías -lo que puede trasuntarse en un menor peso-, mejoran la tolerancia a la glucosa (en otras palabras: bajan la glucemia, lo que ayuda especialmente a los diabéticos), abren las colaterales de las coronarias lo que previene o minimiza los problemas cardíacos, mejora los estados de ánimo (por ello es útil para los deprimidos) y si se hacen de mañana mejoran el sueño y las erecciones nocturnas.
En pocas palabras: reducen los factores de riesgo cardiovasculares y si, como sabemos, el funcionamiento sexual depende de un buen estado de ánimo, de una presión sanguínea dentro de los parámetros normales, de que los valores metabólicos (colesterol, triglicéridos y glucemia) estén en rango y que las arterias estén permeables, podemos inferir que una vida sexual sana depende también de todos esos factores, directa o indirectamente. En cambio los deportes competitivos en personas mayores de 40 o 50, no entrenadas, como ser el tennis single, el fútbol o el basket (más allá que sean maravillosos) pueden propiciar cuadros riesgosos tanto en el área cardiovascular como en el aparato locomotor. En este sentido no me canso de decir, en las clases o en artículos y notas, que no es muy saludable, en esas edades (sobre todo en los varones que tienen mayor riesgo), hacer el amor o jugar algún deporte competitivo luego de comer, ya que pueden generarse situaciones desagradables. ¡Mejor el banquete luego del sexo!
Mens sana in corpore sana, decía el axioma. Creo que cuidar nuestro cuerpo con actividades físicas moderadas, a la cual se le agreguen el cuidado en la dieta, mantenerse en peso, usar antioxidantes junto a la eliminación del cigarrillo y otros tóxicos, nos dan una mejor calidad de vida y una más saludable y prolongada vida erótica.
Continuando con esta serie de notas tomaremos el siguiente interrogante: si el deporte va en detrimento del rendimiento sexual. En este aspecto podemos ver distintas facetas: el que sublima en la actividad física de una manera obsesiva, poniendo toda la libido en “los aparatos”, en la competencia deportiva. Hemos visto pacientes con problemas sexuales que canalizaban toda su energía erótica en un deporte compulsivo y excluyente. Están los otros individuos que “se matan” con las actividades físicas y deportivas y luego llegan al acto sexual rendidos, cuando no doloridos y lesionados. Esto lo vemos en muchos varones cuarentones o cincuentones que creen que pueden jugar al fútbol como a los 20: el resultado es que a la noche llegan a la cama rendidos y exhaustos. Están más para un baño de inmersión y el kinesiólogo que para hacer el amor, pues les cuesta recuperarse. Bien conocemos los médicos que los dolores de espalda o las lumbociatalgias son célebres enemigos del sexo: los movimientos pélvicos arrancarán algún quejido, sin lugar a dudas. Distinto es cuando estos varones hacen una actividad física moderada: especialmente elongaciones o tipo aeróbicas o juegan un partido de tennis doble, uno de volley o al golf. Los jóvenes en cambio tienen, bien lo sabemos, mayor flexibilidad y resistencia, con más mejor y más rápida recuperación posterior.
Si la actividad deportiva es moderada sabemos que mejora el ánimo, la circulación periférica, la liberación de endorfinas, la mejor conexión con el cuerpo manteniéndolo plástico y en línea. Siempre será una mayor comunión con el erotismo y como decía el poeta Walt Whitman: “las cuestiones del cuerpo son también las del alma, sostengo que son el alma”. Es en este sentido, el conectarnos con el movimiento y una mejor función respiratoria y circulatoria, a veces en contacto con la naturaleza, con la energía vital y la expansión corporal, con mejor tono muscular, también contribuye a un mejor erotismo.
Volviendo al punto inicial: no creo que se puedan ocultar las frustraciones o los fracasos sexuales (o las francas disfunciones: impotencias, eyaculación precoz, fobias y virginidades avanzadas, anorgasmias, vaginismos, deseo sexual disminuido) con la práctica compulsiva y fanática de los deportes. Creo que una actividad, la sexual, no debería ser reemplazada por la deportiva aunque muchos puedan preferir una a la otra, o a la inversa: quizás alguien tenga un día más ganas de salir a correr, jugar al volley o al fútbol o de andar en rollers que de hacer el amor, pero otro día, con
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