“La vida en un mundo vacío” “Las redes acercan a los que están lejos, y alejan a los que están cerca”
Enviado por Gerardo Gada Cabrera • 28 de Febrero de 2017 • Ensayo • 1.292 Palabras (6 Páginas) • 377 Visitas
“La vida en un mundo vacío”
“Las redes acercan a los que están lejos, y alejan a los que están cerca”
Hoy en día es increíble ver los efectos que han traído consigo el uso de la tecnología en nuestro entorno social y la manera en que lo desarrollamos.
En específico, las redes sociales son las principales responsables de lo que se podría llamar adicción a la tecnología. En un estudio reciente elaborado por AMIPCI (Asociación Mexicana de Internet) donde el uso de las redes sociales equivale al 77% del tiempo que navegamos por la web, el cual es de 5 horas con 36 minutos. El concepto planteado por el profesor de la Universidad de Harvard y el maestro de la Universidad de California, James H. Fowler, aseguran que “Una red social es un conjunto de personas formado por distintos tipos de elementos: seres humanos y conexiones entre ellos”. Bernes-Lee afirma “Es tanto el sueño de la comunicación entre personas a través de plataformas electrónicas, que resulta más sencillo incluso que hacerlo en persona”
Dicho esto se puede comprobar que es verdad, la manera de comunicarnos ha cambiado, es mucho más rápido y sencillo, en cuestión de segundos puedes entablar una conversación con cualquier persona que esté conectada solo necesitamos un dispositivo móvil y una conexión a internet, las cuales ya no son nada difíciles de conseguir.
Es tanta la facilidad que ha llegado a convertirse en un necesidad; la necesidad de compartir todas y cada una de las actividades que realizamos.
Compartimos todo lo que hacemos en nuestra vida diaria, desde publicar que estamos en la escuela, hasta llegar a postear una foto del lugar donde estamos, la persona con quien nos encontramos o incluso una foto de nuestra comida.
Lo que no nos hemos dado cuenta de los efectos que ha traído consigo esta necesidad, ahora es tan común encontrarte en una reunión con tus amigos, donde al cabo de unos minutos podemos observar que todos y cada uno de ellos se encuentra concentrado en su celular, donde el único sonido que existe es el de las teclas, el silencio es tan tenso en el que cualquier persona puede llegar a tener miedo de hablar por el hecho de parecer fuera de lugar.
Es tanta la adicción que cuando llegas a apagar tu celular, y volteas a ver tu entorno, te sientes tan confundido, desconcentrado que sientes que lo que te rodea no lo conocieras, tanta es la confusión que en vez de tratar de explorarlo, preferimos regresamos al mundo virtual.
Estamos desperdiciando momentos muy valiosos de nuestra vida, donde preferimos rápidamente tomarle una foto o un video, y mientras sigue su transcurso aquel momento nosotros nos preocupamos porque no hay señal suficiente para publicarlo. Para después dejar de disfrutar lo que está pasando por estar al pendiente de cuantos likes hemos recibido.
Es que claro, ahora vivimos en un desfile de vanidad donde nuestra belleza, intelecto, opinión, seguridad, estados de ánimo, popularidad, etc. Son calificadas por jueces que incluso no sabemos ni cómo llegaron ahí y donde la calificación es un simple clic sobre una manita azul.
Algunos sabios dicen que “Vivimos en una generación de inteligentes con personas idiotas”.
Y es la misma historia para los niños que al llegar a este mundo ven la manera en la que actuamos, dependiendo total y completamente de la tecnología, y observando que nos preocupamos mas por el prestigio digital, que por nuestro entorno, repitiéndose de esta manera la historia.
Ahora nosotros no les hemos permitido vivir una buena infancia en la cual un niño jamás está en su casa, donde vuelva en la noche con una gran sonrisa, a pesar de que ha llegado con las manos y las rodillas raspadas, con moretes en las piernas, todo después de haber jugado un partido de futbol con sus amigos, por haberse caído cuando intentaba volar mientras se columpiaba, después de subir a un árbol para cortar una fruta y comérsela mientras disfrutaba el paisaje, donde llegue cansado de jugar carreritas con sus amigos para demostrar quién era más rápido, cuando se presente a casa empapado y lleno de lodo por haber corrido bajo la lluvia, ahora estos niños y no pueden, son detenidos por algo más poderoso que el permiso negado por su madre; una red social que atender. Ahora los parques están callados, los niños están en su casa, los árboles se comienzan a secar, fruta se comienza a pudrir, el atardecer no tiene espectadores, el mundo físico comienza a perder el partido contra el mundo digital.
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