Las causas de la ceguera
Enviado por claudiiita • 4 de Noviembre de 2012 • Informe • 372 Palabras (2 Páginas) • 417 Visitas
En ocasiones es una lástima que la vida sea tan corta y que personajes como don José Saramago hayan desaparecido sin, pienso yo, rematar su obra.
Estoy seguro de que con un poco más de tiempo, la mente clarividente y preclara de don José, habría parido un Ensayo sobre la sordera para completar una trilogía fantástica que comenzó con su Ensayo sobre la ceguera y continuó con su Ensayo sobre la lucidez.
En la primera, nos describe como nadie la miseria humana planteándose la situación de que todo un país se quedase ciego y en la segunda juega con la posiblidad de una abstención masiva y sus consecuencias.
Y digo yo, que esa imaginación desbordante, que como nadie plasmaba en su palabra escrita, habría de llevarle a la situación, también imaginaria, en la que todos los políticos y gobernantes se quedasen sordos y las consecuencias de esta terrible posibilidad.
¿Se imaginan?. Un mundo en el que los más poderosos no escuchasen las voces de los más débiles, en el que la ciudadanía no tuviese ninguna influencia en las decisiones y que esas mismas decisiones fuesen tomadas en base a intereses distintos a los de los gobernados. Un mundo en el que los que tuviesen hambre no fuesen oídos y, por tanto, se muriesen irremediablemente. Parlamentos y Cámaras representativas en las que los diputados hablasen sin escucharse unos a otros en un permanente diálogo de sordos. Manifestaciones inaudibles a pesar de la megafonía. Gritos ahogados por un ruido de porras contra ciudadanos indefensos a los que no se podría proteger de ningún modo. Recortes sociales inadmisibles contra los que las protestas no servirían de nada. Guerras inevitables ante la imposible utilización del diálogo. Bancos e instituciones financieras imparables en su codicia y sin freno, ...
Menos mal que algo así sólo sería posible en la imaginación de Saramago aunque nos hayamos perdido otra obra maestra sobre una situación de la que, sin embargo, nos advirtió en muchas ocasiones y que podemos descubrir revisando sus palabras.
Afortunadamente la imaginación de los escritores geniales no tiene límite y la sociedad no está ciega, a nadie se le ocurriría abstenerse en unas libres y democráticas elecciones y, sobre todo, nuestros gobernantes y políticos no están sordos.
A ver si me he liado ...
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