Los Niños De La Calle

Propiamente nos hemos dado cuenta como el país avanza de diversas maneras, como el mundo cambia positivamente en ciertos aspectos; Sabemos de esas personas que se llenan las manos de dinero en minutos, solucionan su vida y posiblemente la de sus herederos, con el simple hecho de conseguir un trabajo diferente, mudarse de hogar, región, o país, o con una pequeña ganancia de más que en algún momento les llegó. ¿A qué voy con esto? Que siempre existió un pequeño empujón que empezó todo. A eso le llamamos “Dinero”. Si, ese pedazo de papel que la gente puede llegar a darle mucho valor, ya que, (hay que admitirlo) sin él, en este mundo no llegas a nada. Y parece que seguiremos dependiendo de este hábito. Pero… ¿Qué pasa con la gente que no lo tiene? Se la puede conocer como gente de la calle, muchos los llegan a ignorar. Bueno, y ¿Qué pasa con los niños con este problema económico? El mundo en general se mantiene ayudándolos de esta forma: Simplemente sentir pena (basándose en campañas por facebook para luchar contra su hambre) y no hacer nada por ellos. Los tomamos como débiles, como personas que no lograron llegar a nuestro “estatus”, y inútilmente nos lamentamos por ellos. Les damos un nombre que personalmente lo tomaría insultante, ¿Niño de la calle? Cada uno con su forma de llamarles. Sin embargo, vienen las preguntas: ¿Quien es el verdadero pobre aquí? ¿Quién es el débil? ¿Quién debería llorar por quién? Los “Niños de la calle” nacieron en situaciones bajas, tal vez no por vagancia de sus padres, tal vez estos vienen de generación en generación de esta forma y solos no pueden hacer mucho por salir de ella… Aunque… Siguen vivos. Si, sin necesidad de tener este nuevo Dios llamado “Dinero” llegaron a estar vivos, y puede que ellos vean la vida mejor que nosotros, ya que no necesitan de un papel para sonreír, más bien, sonríen a base de cosas alegres, graciosas o únicas. La sociedad ha decidido tomarlos como menos, como esquinas de este cuarto al que le decimos “Tierra”, y hay quienes no ven que somos nosotros las personas tristes, trabajando por conseguir cosas que al final se van. Esas personas trabajan para seguir en pie, la diferencia, es que lo hacen sin ningún fin, más que hacer feliz a sus hijos o a sí mismo, siendo orgulloso de lo que son. Tú puedes seguir llamándolos “Niños de la calle”, pero, después de varias reflexiones, me he llegado a dar cuenta que en realidad, la calle, su verdadero dueño, son estos niños. Y por mucho que discutan, la calle es de estos niños.

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