Los Valores trascendentales
Enviado por ngato • 26 de Noviembre de 2012 • Tesis • 1.752 Palabras (8 Páginas) • 869 Visitas
Los Valores trascendentales
Por otra parte una vez que el hombre establece cual es el fin que desea perseguir en su vida como explica Cortina (1996), se puede determinar entonces el estilo de conciencia y de conducta que conjuntamente con los valores permitan alcanzar metas intermedias y finales. Para esta autora es importante orientar la conducta sobre la base de estos valores conscientes. Los valores de libertad y responsabilidad constituyen elementos importantes en el mundo ético. De acuerdo a esta aseveración, se tiene la libertad de elegir y decidir en un sentido u otro; en consecuencia la persona es responsable de su elección.
Es por ello que para elegir la decisión que sin afectar al otro, dé la respuesta más asertiva a una situación o problema, el hombre debe considerar el valor como una preferencia que los actores sienten o consideran que se justifica, ya sea moralmente a través de razonamiento y por juicios éticos centrados en el respeto a las opiniones divergentes; acorde con el orden social. En este particular los valores se modifican, adaptan, organizan y relacionan entre sí junto con el desarrollo de las personas. Los sistemas de valores personales expresan la participación de los actores en el proceso de influencia; el fin último es lograr la disposición a aceptarlos no por imposición sino porque los comparte.
El eje central gira en torno a formular un proceso transicional centrado en la figura del trabajador como líder constructor de su eticidad y de todos aquellos valores que lo conducen al respeto hacia la dignidad humana, para trascender hacia el liderazgo transformacional. De esta manera se proponen como valores para esa transición ético transformacional, aquellos que se identifican con el individuo en su ser personal y libre, deseable en sí mismo. Nicolas (1993) los identifica como trascendentales y los concentra en cuatro categorías: la verdad, el bien, la belleza y la unidad.
La verdad
¿Dónde está la verdad? ¿Y qué es la verdad? ¿Es cierto que la verdad no es una quimera? La verdad está en el espíritu del hombre, incluso es una obra de su espíritu, pero no es un simple producto cultural; porque si las ideas, los pensamientos, la doctrina, los principios y las creencias del hombre pueden ser verdaderas, no lo son por obra de su decreto libre de su voluntad, ni tampoco por decisión de una sociedad cultural. La verdad no es una forma de ver, es una conformidad del espíritu del hombre con la realidad material que requiere del hombre que la comprenda, se necesita que su espíritu se apodere de su sentido inteligible. Cuanto más material es la realidad, más tendrá que someterse a los métodos materiales de investigación, se trata de toda la parte experimental del trabajo científico.
La verdad entonces, gracias al espíritu que la origina y la comprende, es espiritual y libre; pero además, es verdad para todo espíritu que la comprenda por encima de todo, porque el sentido de lo real sólo es aprehendido y entendido por el espíritu. La verdad es el bien de la inteligencia humana universal. Y es un bien para toda inteligencia humana. Por eso es un valor que se ha de concebir como trascendental, ya que no es ni temporal, ni cultural; es universal y real. No es tampoco una singularidad fugitiva como la opinión, ni una quimera como las que fabrica la imaginación, es como expresa Nicolas (1993:60:
“… bien y alimento de la inteligencia espiritual y libre, que ha sabido arrancar ese tesoro a la realidad sensible.
Numerosa verdad: tantos sentidos que liberar de lo real, por obra de tantos espíritus humanos y tantas disciplinas intelectuales.
Lo verdadero es el fin trascendental de mi inteligencia. Tengo que buscarlo igual en medio de las dificultades de su conquista que en los gozos que procura tanto si al final lo consigo como si fracaso.
La verdad por ser esencia que encierra su propio significado, es muy difícil de conseguir, por ello la necesidad que tiene de asirse al espíritu del hombre desde su ser interno, con la humildad del espíritu ante lo verdadero, el servicio del espíritu a lo verdadero y el bien espiritual de la verdad.
El bien
Si existen muchos hombres escépticos sobre su poder para conocer la verdad, son todavía mayores aquellos confundidos con el bien. El bien es una verdad para vivirla, una verdad que toma forma en cuanto necesita: mi cuerpo, mi corazón y mi vida. Pero ¿qué es el bien? Es todo aquello que ofrece ayuda, aliento, placer, felicidad. Sin embargo el bien trascendental, es universal y real, dando respuesta a la libertad del espíritu humano, quien podrá discernir que todo el orden natural, todo el terreno cultural, toda la vida humana de relaciones intimas y personales, están cargadas de bien. En definitiva todo aquello deseable; que ayuda, alienta, da placer y felicidad es un valor trascendente. Sin embargo, estos muchas veces están en entredicho por el bien moral, por causa del deber impuesto por coacción.
EL bien responde a lo que el hombre es espiritual y libre, que aspira al bien trascendental. ¿Pero cómo es un hombre fuente de bien? Poniendo en práctica dos límites: el primero es lo que se conoce como la necesidad natural o de otro tipo, considerada como una constricción. El segundo es
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