Los cambios en las relaciones sociales después de la Segunda guerra mundial
Enviado por reynaldo1991 • 19 de Septiembre de 2014 • Ensayo • 883 Palabras (4 Páginas) • 295 Visitas
Las modificaciones más profundas de la relación social basada en el dominio capitalista se produjeron después de la segunda gran guerra. Vencido el fascismo y consolidado un ámbito geográfico (la llamada «Europa del este») en el que la explotación no podía asentarse sobre la propiedad privada, la irreductibilidad de las fuerzas organizadas del proletariado, la potencia demostrada frente a la estrategia tendente a imponer el dominio de manera agresiva, llevaron a las mentes del orden a planificar una nueva estrategia: garantizar el poder y la apropiación mediante un cierto compromiso que anulara la evidencia de la desigualdad y que generase un consentimiento mayoritario (que anulase el conflicto abierto moderando sus causas): una renuncia al beneficio ilimitado, una mayor participación obrera en la riqueza obtenida, mediante políticas activas contra las bolsas de paro, políticas de desarrollo intensivo y extensivo, aumento ocasional de los salarios ligando su crecimieno al de la productividad o generación de un espacio de concordia estructural en torno a los «gastos sociales». Superación de la crisis y recomposición de la obediencia por la generación de un espacio social de reconocimiento: independencia política y desarrollismo productivo en el tercer mundo; «estado del bienestar» en el primero. Producción de masas y consumo masivo. Políticas de gasto público de corte keynesiano para incentivar la demanda, organización fordista de las relaciones salariares. Un «bienestar» basado en el consumo, identificado con el consumo, autojustificado por el consumo que, con la anuencia y la colaboración de las organizaciones clásicas de la clase obrera (que quisieron ver en ello una vía desarrollista de reparto de la riqueza, un camino al socialismo), redujo la conflictividad social y permitió además la extensión de la salarización a buena parte de los sectores sociales que hasta entonces quedaban al margen de la misma. La dinámica de la apropiación y de la explotación del trabajo ajeno tuvo entonces un auge insospechado; el sector de los servicios, el sector público, el transporte, la sanidad, la educación, tradicionalmente relegados a la esfera de la reproducción social, se incorporaron masivamente a la dinámica productiva en lo que supuso una extensión social de las relaciones de fábrica o, si se prefiere, una refundación social de la explotación.
Sin embargo, con este proceso no terminó el ciclo de la rebelión: se amplió, más bien, su base y su potencia. Si en las etapas anteriores la obligación de trabajar para otro derivada de la apropiación, la explotación y el dominio como normas de la relación social, se hacían evidentes en los ámbitos fabriles, ahora, la salarización de la mayor parte de las relaciones laborales y de sus correspondientes figuras sociales permitía que la percepción de la estructura del dominio fuera generalizada y, por eso, que las revueltas también lo fueran.
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