Los valores y la ciencia

Los Valores

¿Es el ser humano bueno por naturaleza, o necesitamos una intervención y supervisión divina para saber lo que está bien y lo que está mal?

Un análisis más profundo de la cuestión nos arroja que el ser humano realmente es bueno por naturaleza, tiene una predisposición a hacer el bien. Valores como la justicia, la equidad, la empatía y el altruismo se ven en todas las culturas y de forma independiente a las religiones. Aparecen desde edades muy tempranas en forma de impulsos y acciones espontáneas, obrar para el bien de la comunidad aunque esto pueda perjudicarnos. Estos principios morales parecen universales, independientes de pensamientos y ajenos a las creencias particulares de cada persona. Pero, si la moral no viene de la religión, entonces, ¿de dónde? En la biología podría estar la respuesta, y es que quizá los valores son más antiguos que nuestra especie. Primatólogos han observado en chimpancés, que son los más cercanos genéticamente a nosotros, comportamientos dignos de ser etiquetados como morales. Se han documentado casos de empatía, sentimientos de justicia imponiendo castigos a quienes se saltan las reglas de convivencia; y hasta de equidad, machos o hembras alfa poniéndose del lado del débil aunque esto pudiera perjudicarlos. Al ayudar a un pariente, estamos en realidad ayudando a nuestros propios genes, lo cual explicaría la protección entre hermanos o el cuidar de un familiar enfermo; pero no explica el por qué nos nace llevarle sopa al amigo que tiene gripe, o por qué le compartimos de lo que comemos a la amiga que está con nosotros. Esto es algo que se explica a través de la simbiosis, pues pensamos que si hoy tú tienes este problema y yo te ayudo, si mañana el del problema soy yo quizá me ayudes a mí. Pero, ¿cómo explica esto que haya personas que donen sumas grandes de dinero a causas al otro lado del mundo? La sociedad humana ha evolucionado tanto en los últimos milenios, que para entender este comportamiento altruista no hay que ir tanto a las raíces biológicas, pero sí entender de dónde surge y en qué contexto evoluciona. Aunque los valores hayan surgido para la supervivencia de los genes, nada impide que puedas usar esa empatía con un perro o gato abandonado, o la solidaridad innata con la gente de tu barrio.

Podemos afirmar que sí, somos buenos por naturaleza. Nuestra biología nos programó para la cooperación y la ayuda hacia quien lo necesite, tengan o no nuestros genes; con una moral que no tiene nada que ver con la religión.

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