MAIZ

Desde que nacemos somos libres, pero esta libertad debe de estar dirigida por los padres de familia a hacer el bien.

Vivir es tener un proyecto de vida que significa también tener derecho a construirlo, orientado a ser felices. Y para ser felices hay que vivir con dignidad.

La misión de la educación es transmitir conocimientos integrados en una cultura. Esto lleva a educar en valores, pero no cualesquiera, los que forman el carácter y permiten promover un mundo mas civilizado.

Se dice que los niños somos un espejo de los padres. Ojala todos tuviéramos la oportunidad de nacer en condiciones iguales. Ojala todos tuviéramos el mismo proyecto de vida pero las necesidades no son las mismas para todo el mundo y eso lleva a diferentes posibilidades.

Las acciones que hoy realicemos, la educación que demostremos en las mismas, serán un reflejo no sólo de nuestra familia sino además ante la sociedad.

Se suelen pedir modelos de comportamiento para definir que es ser una buena persona, pero esto no es viable. Lo único viable es partir de unos principios universales porque no son patrimonio de ninguna cultura concreta.

La ética implica un camino común, y unos intereses comunes en la construcción de un mundo mejor.

La ética se aprende del ejemplo y la práctica. No sólo hay que aprender valores de la familia y de la escuela. Lo que hay que hacer es hacerlos concientes.

La libertad, la igualdad, la vida y la paz nos obligan a ser más justos, solidarios, tolerantes y más responsables.

Debemos nosotros tratar de salvar aquella vida que llevaban nuestros abuelos y que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, ya que las nuevas generaciones carecen de valores, ética, tolerancia, solidaridad e incluso de educación.

De nosotros depende que las siguientes generaciones nazcan con el deber de vivir en paz.

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