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MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO SOSTENIBLE


Enviado por   •  29 de Mayo de 2014  •  1.934 Palabras (8 Páginas)  •  386 Visitas

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MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO SOSTENIBLE

Los seres humanos, al igual que las demás especies y seres vivos de este planeta, no viven aislados unos de otros, sino que comparten los diferentes ecosistemas naturales, entrelazando sus vidas mediante una tupida red de interacciones. Por esta razón, los seres humanos deben conocer el funcionamiento, las posibilidades y los límites de estos ecosistemas, con el fin de asegurar su supervivencia, bienestar y calidad de vida. Sin embargo, actualmente, el ecosistema planetario en su conjunto se encuentra seriamente amenazado por el crecimiento desmesurado de las actividades de la especie humana, que invaden todos los ecosistemas naturales, pasando de unas interrelaciones locales con una pequeña parte de la biosfera a unas interrelaciones totales o globales a escala planetaria.

La causa última de la gravedad de esta situación se debe sobre todo a la irresponsabilidad e incomprensión hacia la naturaleza manifestada por los dirigentes políticos y económicos de dicha especie bien por sus erróneas, injustas y destructivas decisiones bien por su pasividad e indolencia. Una explotación demasiado intensa de los recursos naturales está causando la extinción de numerosas especies animales y vegetales y el grave deterioro de medios tan esenciales para la propia vida humana, como son la tierra, el agua y el aire. Las actividades humanas y las decisiones de dichos líderes están guiadas predominantemente por valores que fomentan una competencia y un egoísmo ciegos, y que inducen a pensar que se dispone de un acceso ilimitado a la naturaleza y a sus recursos. Es necesario cambiar esta tendencia, pues está en juego no sólo nuestro bienestar y calidad de vida, sino incluso nuestra propia supervivencia como especie, junto con las demás.

2. Deterioro medioambiental, pobreza y migraciones masivas

Gran parte de nuestros alimentos proceden de especies silvestres y lo mismo sucede con las materias primas industriales, como el caucho, el papel y la madera. Asimismo, buena parte de los medicamentos son extraídos de especies de bosques tropicales. Pues bien, en los siglos XIX y XX la deforestación ha adquirido proporciones gigantescas, sin tener en cuenta que los bosques protegen los suelos, estabilizan los climas locales y proporcionan albergues idóneos para gran diversidad y riqueza de la flora y fauna de nuestro planeta, y provocando devastadoras pérdidas que afectan a esta magna biodiversidad.

Los pantanos y las marismas, un rico hábitat de muchas especies de flora y fauna, también están en vías de desaparición en casi todas partes del mundo. A ello se añade la erosión y la desertificación de los suelos, que avanzan inexorablemente. Lo mismo sucede respecto a la atmósfera, pues las emisiones de gases contaminantes provocada por la quema de combustibles fósiles, junto con la quema de campos, bosques, estiércol y otros productos "biomasa", producen dióxido de carbono (CO2) y otros gases que generan el denominado "efecto invernadero", el cual es el principal causante del acelerado cambio climático que estamos soportando, y ante el cual los ecosistemas planetarios se muestran incapaces de reaccionar. Por otra parte, gases como los clorofluorocarbonos (CFCs), utilizados para producir bajas temperaturas en los refrigeradores, así como disolventes en la industria y como gases propulsores en rociadores de aerosol, dañan la capa de ozono.

También los océanos se ven seriamente afectados, en particular las aguas costeras, que se han convertido en los sumideros donde van a parar la mayor parte de los contaminantes generados por los seres humanos, como por ejemplo los productos químicos, sintéticos y plásticos. Por otro lado, la pesca comercial a

gran escala tiende a extraer excesivas cantidades de recursos marinos. Mención especial merecen las islas y sus instalaciones turísticas, que suelen provocar un

Fuerte impacto ambiental. En cuanto a las aguas dulces y potables, procede indicar que su calidad se ve fuertemente afectada por la contaminación atmosférica, los productos químicos tóxicos y los desechos que se vierten en ellas despreocupada y negligentemente.

Otro factor que contribuye gravemente al deterioro de nuestro entorno natural son los desechos tóxicos, los cuales constituyen un veneno para los ecosistemas, principalmente los residuos de las grandes industrias, como las refinerías de petróleo, los fabricantes de productos químicos y plaguicidas, las minas, los fabricantes de productos sintéticos y de armas y, por supuesto, las centrales nucleares. Los más directamente afectados son las personas que trabajan y viven cerca de estas zonas de riesgo, al experimentar una mayor incidencia de cánceres, desórdenes neurológicos, abortos espontáneos, defectos congénitos y otras afecciones irreversibles. A este respecto, cabe señalar que los países “en desarrollo”, y muchos de los que se consideran “desarrollados”, carecen de leyes de control de los productos tóxicos o son inefectivas, convirtiéndolos en vertederos baratos y fáciles para productos prohibidos en los países más industrializados (Europa envía cada año al tercer mundo 120.000 toneladas de residuos peligrosos como promedio). A ello hay que añadir los enormes montones de basura acumulada, a consecuencia del consumismo descontrolado e insaciable del mundo "desarrollado".

La destrucción, a menudo indiscriminada, de bosques y zonas arboladas, el pastoreo excesivo por una creciente cabaña ganadera y la gestión inadecuada de las tierras agrícolas han conducido a la degradación de grandes extensiones de tierra, en particular, en las zonas tropicales. Si bien las prácticas agrícolas y ganaderas nómadas en ecosistemas tropicales y de subsistencia vienen realizándose desde tiempos inmemoriales, lo que sucede es que en los trópicos la población ha aumentado en mil quinientos millones de habitantes en apenas medio siglo. De este modo, las tierras deterioradas se transforman en desiertos y una de las consecuencias más graves de ello es el déficit alimentario. Un ejemplo del dramatismo a que puede llegar este tipo de situaciones puede observarse en África, donde periódicamente se producen hambrunas y desplazamientos masivos de población cuando se suceden sequías prolongadas. En efecto, estas catástrofes y las tierras cada vez más fuertemente

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