MONOGRAFIA A JOSE MARIA ARGUEDAS
Enviado por NAKASHIMA • 27 de Junio de 2014 • 2.047 Palabras (9 Páginas) • 2.058 Visitas
Luis Alberto Ventura Chávez
Economista
luchosky47@hotmail.com
Pacasmayo - Perú
INTRODUCCION
Muchas veces escuchamos decir algo así como:
¡Calla serrano!
¡Pareces de la sierra!
¡Te vistes como serrano!
Queremos empezar así el ensayo, pues estas inocentes bromas, son parte de nuestra forma de hablar, sin imaginarnos, que tan difícil ha sido vivir en un lugar tan peruano como es nuestra serranía. Este ensayo tiene por finalidad, hacernos conocer más sobre este tema, y quien más, que un maestro en el sentir andino como José María Arguedas.
Se desarrolla el tema, relacionando, los procesos de su vida y las obras casi autobiográficas que escribió, y nos narra la cruel vida que llevaban lo pobladores indígenas, los abusos a que eran sometidos por los patrones, y el alma tan generosa de esta población.
El objetivo de este ensayo, es tener razones suficientes para que nuestros hermanos de la sierra, merezcan, todo nuestro respeto y consideración, que como peruanos debemos tener.
DESARROLLO DEL TEMA
SU INFANCIA
José María Arguedas, nació en Andahuaylas, en el Departamento de Apurímac, el 18 de Enero de 1911. Cuando era niño falleció su madre, su padre se caso nuevamente, al poco tiempo su padre fue cesado como juez por razones políticas y hubo de trabajar como abogado itinerante, dejando a su hijo al cuidado de la madrastra y el hijo de ésta, quienes le daban tratamiento de sirviente. Vivió en Lucanas, Departamento de Ayacucho, tierra de su madrastra. Este hecho, en su vida de niño, le creo muchos problemas, pues, la madrastra tenía un carácter abusivo, que lo desfogaba con el pequeño Arguedas, cometía abusos con él, pues como castigo, lo mandaban a cortar alfalfa en la madrugada fría, regar de noche los campos, lo hacían comer en la cocina con los indios. Los indios y las viejas campesinas con las que convivió, le dieron ayuda y ternura al pequeño huérfano, aprendió el quechua, escuchaba las leyendas maravillosas que vienen de viejos tiempos, con los niños indios jugaba sus juegos, aprendió a amar la tierra, los ríos, las plantas, las aves del ande y sobre todo admiración a su gente del ande.
Uno de los hecho que lo marcó y lo recuerda fue una experiencia con su hermanastro:
Un día, luego de una de esas aventuras indecibles, lo acusó de haberle perdido un poncho de vicuña; en el momento no lo castigó pero más tarde, cuando el niño comía en la cocina de la servidumbre, entró violentamente, le quitó la sopa que estaba tomando y se la tiró en la cara diciéndole: "no vales ni lo que comes". "Yo salí de la casa —contó Arguedas— atravesé un pequeño riachuelo, al otro lado había un excelente campo de maíz, me tiré boca abajo en el maizal y pedí a Dios que me mandara la muerte”.
En 1921 se escapó con su hermano Arístides de la opresión del hermanastro. Se refugiaron en la hacienda Viseca, donde vivieron dos años en contacto con los indios, hablando su idioma y aprendiendo sus costumbres, hasta que en 1923 los recogió su padre, quien los llevó en peregrinaje por diversos pueblos y ciudades de la sierra, para finalmente establecerse en Abancay.
Cuando tenía 14 años, fue a la hacienda Huaripata de Abancay. Poco después ingreso' al colegio "Santa Isabel” de Huancayo llamaba la atención su aire Meditabundo y solitario, lo llamaban "loco” que era una manera de reconocer el talento.
SU VIAJE A LIMA
A los 18 años cuando llegó a Lima, hablaba con dificultad el castellano y debió sufrir mucho para asimilarse a la lengua y a las costumbres de la costa. Los escritores de la época sabían poco sobre los indios, en ese instante surgió su vocación de escritor. Decide, hacer conocer el tema del indio peruano, pues, antes que él, los escritores peruanos vieron al indio con curiosidad, incluso con oculto sentimiento racista. Con Arguedas, el indio ingresa de verdad en la literatura peruana, y también la belleza sombría de los andes, sus contradicciones profundas, su tierra, su poesía, sus mitos. Ante tanto dolor acumulado Arguedas tomó conciencia de resaltar la dignidad del poblador serrano como hombre.
BASE DEL APORTE DE ARGUEDAS A LA LITERATURA PERUANA
Su infeliz infancia vivida, el cariño y amor que siempre le dieron los indios en su desgracia y sus estudios de antropología, llegaron a definir ese drama permanente de vivir entre dos mundos muy distintos y la frustración de no poder hacer nada para cambiarlo, lo llevaron a escribir sus obras casi, de manera autobiográfica, donde desarrolló todo su aporte literario
Nos cuenta lo admirable de la raza indígena cuando nos narra sobre: “"El ejemplo de los indígenas, ha dado sentido a mi vida, mucho de lo que soy lo debo a los indios. He visto como ellos, construyen una carretera de 150 Km. en 28 días como los que hicieron 10,000 hombres de comunidades entre Puquio y Nazca, para probar que eran capaces de hacer más que las cuadrillas oficiales."
También en una de sus cartas escribe así: "Hermano Hugo, querido, corazón de piedra y de paloma —traduce el propio Arguedas—: Quizá habrás leído mi novela Los ríos profundos. En ese libro no hablo únicamente de cómo lloré lágrimas ardientes; con más lágrimas y con más arrebato hablo de los pongos, de los colonos de hacienda, de su escondida e inmensa fuerza, de la rabia que en la semilla de su corazón arde, fuego que no se apaga..."
SUS OBRAS
Entre las principales:
En Agua los conflictos sociales y culturales del mundo andino se observan a través de los ojos de un niño. El mundo indígena aparece como depositario de valores de solidaridad y ternura, en oposición a la violencia del mundo de los blancos.
En Yawar fiesta, de 1941, Arguedas plantea un problema de desposesión de tierras que sufren los habitantes de una comunidad. Con esta obra el autor cambia algunas de las reglas de juego de la novela indigenista, al subrayar la dignidad del nativo que ha sabido preservar sus tradiciones a pesar del desprecio de los sectores de poder. Este aspecto triunfal es, de por sí, inusual dentro del canon
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