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MST: represión frente a una lucha


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  4.174 Palabras (17 Páginas)  •  242 Visitas

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Temas contemporáneos de América Latina

MST: represión frente a una lucha

En la actualidad se puede escuchar hablar de Brasil como una potencia mundial emergente, esto es derivación de un proceso largo y complejo, ya que aunque comparte características de acción de otras potencias conocidas por la implantación del modelo neoliberal, Brasil es caso particular al ser una país en un continente donde la supremacía estadounidense se ha hecho sentir durante años.  El avance económico de Brasil resulta de varios procesos de industrialización fuertes, además de traer un fuerte crecimiento a la burguesía Brasil, esto trae consigo múltiples riesgos y oportunidades para los sectores populares, y el problema se agrava si tomamos en cuenta que es uno de los países con más desigualdad a nivel mundial.

Es notoria una creciente presión a los movimientos sociales, ya que el gobierno Brasileño se ha caracterizado por el debilitamiento y cooptación de  los movimientos a través de la criminalización de sus dirigentes e implementación de políticas sociales para amortiguar las consecuencias del actual modelo económico. Esto termina por debilitar y limitar el margen de acción de las luchas sociales. Entre las cuestiones que profundizan el margen de decisión y acción tanto de los movimientos sociales como sindicales son problemas de referente común frente al Neoliberalismo, esto en el contexto brasileño posterior al golpe de Estado en 1964, se entiende, según Raúl Zibechi, por la cuestión del traslado del eje de acumulación a la esfera financiera lo que supuso el abandono del estado benefactor; aunque hay que decir que la implantación de políticas neoliberales conduciría también a la emergencia de un gobierno progresista que tomaría distancia de las políticas e intereses estadounidenses y con esto el ascenso de países como nuevas potencias emergentes frente a las viejas. (Zibechi, 2012, pág. 252)

Otro aspecto de inserción del neoliberalismo en países latinoamericanos como Brasil, que se caracterizaban por la ascendencia de una economía de producción mayormente rural, es la transformación de esta a una producción industrial. Esto es claro si tomamos en cuenta que en 1960 más de la mitad de la población brasileña  (70 millones de habitantes) vivía en áreas rurales y que para 1970 (96 millones de habitantes) vivirán en las ciudades 56%, aunque hasta este punto la pobreza no disminuiría (50 millones de pobres). Aunque posteriormente situación mejoraría con más del 80% de la población en las ciudades y en 20% en el campo, haciendo de Brasil un país de clases medias. (Zibechi, 2012, pág. 253) Además de los datos que hablan de que el 80% de las tierras pertenecen solo al 5% de la población brasileña, lo que en las discusiones sobre reparto de tierra es altamente preocupante.

Siguiendo con la línea del entendimiento de Brasil como ponencia económica emergente, en una economía capitalista, Zibechi habla de un “capitalismo brasileño no dependiente” frente a otros países (principalmente porque ocupa el liderazgo en América del Sur), haciendo referencia a la gran concentración de capitales en repatriados[1], aparte de tener el aspecto de la gradual libertad del estado en la economía a través de una relación entre industriales y tecnoempresarios ligados a las multinacionales, denominado como comúnmente como “capitalismo burocrático”, es decir un control de la economía apoyado en un estatismo conjunto de empresas y multinacionales. (Zibechi, 2012, pág. 261)

A pesar de que estas políticas en los gobiernos de Lula y Rousseff han causado gran cohesión interna, con el aminoramiento de la pobreza y neutralización de conflictividad social, las medidas neoliberales no han logrado resolver todos los problemas se desigualdad social, más bien se recrudecen. En este sentido Zibechi apela más bien a la necesaria limitación al “expansionismo imperialista de la burguesía brasileña y de su estado”, apelando a impedimento de que “se repita la historia colonial y que las mayorías volvamos a las periferias de un nuevo centro, ahora regional y especializado en la acumulación de capital apropiándose de los bienes comunes”, ya que dice “la mayor parte de la población brasileña  sufre del mismo empuje modernizador-neoliberal (Zibechi, 2012, pág. 268). Y partir de esta perspectiva Zibechi propone la formación de un bloque común en defensa del medio ambiente y la soberanía de los pueblos frente a la catástrofe que resulta en solo un sentido, de la construcción de una infraestructura acorde a una economía capitalista y a un sistema de producción que demanda una exacerbada cantidad de recursos naturales y que en consecuencia, son causantes la destrucción de ecosistemas enteros, además del despojo de tierras a comunidades campesinas (apartadas de este sistema) resultado de la búsqueda de nuevos territorios para colocar o/y producir mercancías.

La afectación creciente y particular al sector campesino, además que el avance potencial de Brasil no constituye para nada la salida ni el triunfo de este país en el juego competitivo del sistema capitalista. Para entender la perdida de avance y logros por parte de los sectores afectados que contrarían las medidas progresivas del gobierno brasileño, debemos entender la estrecha relación entre los sindicatos, el sector empresarial y el estado cuyos intereses la mayoría de las veces son contrarios a los de los trabajadores (característica que no por cuestiones casuales, tampoco es solamente común a este país). Zichechi habla de que casi de la mitad de los cargos sindicales están ligados a los gobiernos de Lula y Dilma,  asimismo menciona que esta correspondencia de poder empresarial-estatal-sindical (Zibechi, 2012, pág. 273) no duda ni un segundo de llamar al poder militar para poner orden a cualquier acción contraria a los “intereses nacionales”.

Nos encontramos así en el contexto de un estado represivo frente a los movimientos antisistémicos que resulta en periodos de baja actividad de luchas. Este entorno político dio pie a la división del aparato sindical en Brasil en uno vinculado al gobierno y otro de carácter opositor clasista. El MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), describe el autor, suele movilizarse con el segundo grupo, aunque el autor refiere un debilitamiento del movimiento al apoyo de este en la campaña electoral de Lula en 2010 que muestra el peso hegemónico del PT entre las bases organizadas. (Zibechi, 2012, págs. 276-277)

Los sin tierra siendo un movimiento rural forman parte de los sectores de abajo, de esa gran mayoría que sufre los estragos de la creciente de desigualdad social que deja las políticas modernizadoras en el sector campesino e industrial.

No solo para el escritor Raúl Zibechi el MST forma parte de los más importantes movimientos antisísmicos y principal referente de lucha antineoliberal en Brasil y en América Latina. Y aunque la perspectiva de que el debilitamiento y nivel de lucha del movimiento también es compartida, esto no se debe únicamente a el incierto grado de burocratización y cooptación de la clase dirigente del movimiento. Más bien se habla de que el golpe más duro a este viene por parte de la elevada represión, ataque y criminalización que recibe por parte de la unión ya mencionada entre estado-empresariado-sindicatos aunados los latifundistas dueños grandes extensiones de tierras, o en algunos casos por parte de cada uno de estos sectores de manera independiente.

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