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Mal de San Lázaro


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2014  •  Trabajo  •  1.729 Palabras (7 Páginas)  •  313 Visitas

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MAL DE SAN LÁZARO

Durante la Edad Media apareció un tipo de hospital diferente a los de anteriores épocas, su finalidad era la marginación del enfermo, en contra de su propia voluntad. Los enfermos tenían la enfermedad de San Lázaro y eran llamados enfermos con el “Mal de San Lázaro”. Así a los primeros hospitales o casas que cumplieron estas funciones se les llamaron Hospitales de San Lázaro o lazaretos, también llamados leproserías. Este sobrenombre se explica por la tradición apócrifa que aseguraba que Lázaro de Betania, resucitado por Jesucristo, había padecido este mal. Motivo por el que la lepra fue llamada “mal de San Lázaro”, puesta bajo la advocación de este santo.

La edad media, fue una época en la que la lepra era una enfermedad muy común, relacionada con las pésimas condiciones sanitarias en las que se vivía.

El nombre científico: “lepra”, proviene de la palabra griega “lepein”, que significa “pelar”, en relación con uno de los síntomas más graves de la enfermedad, por el cual, la piel se caía a tiras.

Como en el caso de los demás hospitales, la Iglesia cristiana desempeñó un papel fundamental en la creación de las leproserías. Pero, una iglesia que predicaba la caridad hacia los enfermos tenía que justificar de alguna manera el cruel ostracismo del leproso. Para ello desarrolló una concepción moral que veía a este enfermo como un pecador reprendido a tiempo por Dios, para hacerle pasar su purgatorio en la tierra. De forma que su cuerpo estaba ya muerto, pero todavía tenía tiempo para redimir su alma. El leproso estaba, por tanto, más próximo a Dios, porque todos sus pecados iban a ser perdonados pronto, si aceptaba su enfermedad y llevaba una vida moral ejemplar. Pero este purgatorio terrenal tenía que vivirlo fuera de la comunidad. Y la segregación forzosa no hacía más que reproducir las prácticas veterotestamentarias descritas en el Levítico que, como es sabido, asignaba a los sacerdotes la función de identificar y expulsar a los entonces considerados leprosos.

Así, la Iglesia cristiana elaboró procedimientos para identificar al leproso y rituales para excluirlo de la comunidad, al menos desde el Sínodo de Ankyra en el año 314. Y estas ordenanzas marginadoras fueron renovadas repetidas veces hasta el final de la Edad Media.

Los rituales de separación incluían ceremonias religiosas, frecuentemente misas fúnebres, en las que administraban al leproso los últimos sacramentos, se les amonestaba en sus obligaciones, e incluso a veces se le colocaba en una tumba para simbolizar su muerte social. Con posterioridad se le consideraba socialmente muerte y se impedía su acceso a las ciudades. En muchos lugares los leprosos debían llevar unos vestidos grises, capas con una cruz amarilla, sombrero, guantes, campanillas o matracas para anunciar su presencia. También debían tener un largo bastón para señalar desde lejos las mercancías que quisieran adquirir, o recoger las limosnas depositadas en lugares apartados. El leproso solía perder, además, todos sus derechos civiles como el matrimonio, las propiedades, etc.

El rigor de la marginación, no obstante no fue igual en todos los tiempos y lugares. Hasta el año 1100 se procedía a una simple “separación” del leproso, que no conllevaba aislamiento ni reclusión total. El período más estricto, y prácticas más aislacionistas fue el comprendido entre 1100 y 1350. Pudiéndose hablar, a partir de esta última fecha de una simple “estigmatización” y evitación del leproso.

La primera leprosería documentada es la que fundó Gregorio de Tours en el siglo VI. Posteriormente muchas leproserías de la Alta Edad Media fueron agrupaciones de cabañas alrededor de una Iglesia dedicada a San Lázaro, y protegidas por una muralla que solía incluir, además un huerto y un cementerio. Estaban edificadas fuera de las ciudades, pero cerca de las grandes vías, las intersecciones de caminos y las rutas de peregrinación, con el objetivo de facilitar la obtención de limosnas.

Durante las Cruzadas existió en las afueras de Jerusalén un hospital dedicado a los leprosos y atendido por una comunidad monástica que al poco tiempo se convertiría en la Orden de los Caballeros de San Lázaro de Jerusalén.

Los monjes de San Lázaro eran una institución caritativa que cuidaba de los leprosos en Tierra Santa. Cuando Godofredo de Bouillón dirige la primera Cruzada tomando Jerusalén en 1099, los monjes de San Lázaro ofrecieron sus servicios. Los “lazaristas” cuidaban de cualquier caballero que contrajera la lepra; guardando su Regla era bien recibido.

Esta orden llegó a asumir el cuidado de múltiples leproserías extendidas por toda Europa, que frecuentemente seguían el modelo de la leprosería de Jerusalén.

La motivación cristiana de estos monjes, enfermeros de San Lázaro que cuidaban a los leprosos traducían el concepto de altruismo (palabra derivada del latín alter = otro); de ahí que altruismo signifique pensar e interesarse por los demás. El altruismo puro era el servicio desinteresado a la humanidad, la dedicación a los demás sin esperar ningún tipo de recompensa (material o espiritual), pero hecho por amor a Dios y por el deseo de ser iguales que Él.

A partir de este concepto de altruismo, surgió el cuidado de los enfermos y desvalidos como una obra de misericordia:

Dar de comer al hambriento.

Dar de beber al sediento.

Vestir al

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