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Mayo Frances


Enviado por   •  19 de Octubre de 2014  •  7.634 Palabras (31 Páginas)  •  228 Visitas

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Mayo de 1968:

Los trabajos y los días

“En Mayo los comportamientos desarticulan los mensajes.”

Jean Paul Arón, Los Modernos

Pocos movimientos sociales estuvieron tan directamente vincula¬dos a los debates en el campo intelectual de su época como los sucesos de Mayo de 1968 en Francia. Huelga estudiantil, huelga obrera, movilización de sectores de poca tradición combativa se unen en la única crisis revolucionaria seria que se produjo en una metrópoli imperialista desde la posguerra. Cualquier análisis de este movimiento debe tener en cuenta la relación que existía en la década del 60 entre el trabajo de los intelectuales y la crítica radical del orden social.

En esos años las ciencias sociales habían experimentado un gran avance. Nuevas disciplinas hacían objeto de su análisis áreas poco estudiadas de la cultura. Los diálogos interdisciplinarios derrumbaban las aduanas académicas de la ciencia burguesa. Esquemas de larga vigencia en el pensamiento moderno eran puestos entre paréntesis. El estudio de las sociedades coloniales derribaba mitos etnocéntricos. La evolución de los países del capitalismo central y de los regímenes burocráticos era sometida a una aguda crítica. Nos proponemos analizar parte de los debates que se desarrollaban en vísperas del ´68. Las discusiones giraban en torno a:

El conjunto de mensajes que circulaban en la sociedad, los códigos y canales a través de los cuales se transmitían, los sujetos que lo producían, su apropiación por los receptores y su rol en la fundamentación de un discurso y una praxis revolucionaria.

Queremos analizar la influencia de estos debates en la constitución de la atmósfera que rodeó al movimiento, la apropiación de elementos de estas polémicas por los actores sociales que participaron en la huelga y la proyección de estas cuestiones en los balances del ´68 que se hicieron en los años siguientes.

Las estructuras y los sujetos

“...se corre un poderoso rumor entre las ranas que sostiene que el estructuralismo es algo así como una filosofía y que querría suprimir muchas cosas buenas, particularmente al hombre”

Whal, Federico; ¿Qué es el estructuralismo?

El conjunto de debates que intentamos analizar formaba parte de la gran polémica sobre la vigencia y validez del estructuralismo como método de análisis de la realidad. Esta corriente impulsada por el antropólogo Levi-Strauss, a partir de la lingüística de Saussure, sostenía que así como la lengua podía estudiarse como un sistema de elementos invariantes que mantenían relaciones entre sí [estructura], también podía estudiarse las estructuras básicas de las sociedades primitivas con el mismo método.[1] Esta metodología fue trasladada al conjunto de las ciencias sociales [crítica literaria, psicoanálisis, historia]. El estructuralismo se interesaba más por las categorías básicas del pensamiento que por sus contenidos y su relación con la totalidad social. Postulaba una oposición irreductible entre estructura e historia. Negaba el rol de un sujeto creador en el origen y evolución de las estructuras y presuponía el carácter inmanente de éstas. En los años 60 se comenzó a criticar a esta corriente como una ideología reaccionaria y antidialéctica, incapaz de servir de instrumento de análisis de las sociedades contemporáneas.

A mediados de esa década el estructuralismo alcanzó su máxima expansión junto con el comienzo de su revisión. En 1965 Michel Foucault publica Las palabras y las cosas. Un intento de escribir una historia de la episteme occidental como una sucesión de estructuras del pensamiento que van creando las posibilidades de su superación sin que en este proceso se produzca la evolución de los elementos internos del sistema, ni la crítica de los contemporáneos a las estructuras intelectuales de su época. En 1966 Lacan publica sus Escritos donde reduce al hombre “a un retorno de nuestro lenguaje” sólo existente en el discurso del otro. Ese mismo año Louis Althusser en Para leer el Capital propone un redescubrimiento del marxismo como ciencia que estudia las “formaciones económico-sociales”, no a partir de su evolución histórica sino como un sistema de relaciones de producción del que los hombres son meros portadores. Estas obras generaron una gran polémica. La lucha contra esta tendencia venía siendo sostenida por un grupo de intelectuales como Sartre, Goldmann, H. Lefebvre, Vilar, Parain, Garaudy, que desde distintos ámbitos impulsaban un diálogo del marxismo con otras disciplinas y corrientes [psicoanálisis, Annales, existencialismo, escuela de Frankfurt, Nietzchie]. La labor de estos hombres se desarrolló en los espacios críticos de la vida académica francesa y fueron un puente entre las novedades del pensamiento crítico y la militancia radical. Fuera de Francia, en otros dos países europeos, se daba una relación semejante entre el campo intelectual y la izquierda anti-sistema. Hablamos de Alemania, donde la revitalización del pensamiento de la escuela de Frankfurt sirvió de punto de referencia al movimiento estudiantil de aquel país. Esta misma relación la encontramos en Italia, de donde saldrán algunas de las críticas más agudas al estructuralismo [Della Volpe, Luporini, etc.]. Otro italiano, Umberto Eco, nos dejó en su libro La Estructura Ausente[1968] la impugnación más sólida del estructuralismo radical en vísperas de la revolución de mayo. Eco analizaba la pretensión de Levi-Strauss de que detrás de las estructuras míticas de una sociedad no debemos buscar su elaboración por un sujeto sino su inclusión en estructuras más amplias y generales. Por este camino se llega a la idea de la existencia de un meta-código, inmanente al hecho social mismo y de valor universal:

Sea lo que fuere que los mitos pretenden contar, ellos sólo repiten la misma historia. Y esa historia es la exposición de las leyes del espíritu sobre las que los mitos se basan. No es el hombre quien piensa los mitos, sino que los mitos piensan a los hombres; mejor aún: en el juego de posibles transformaciones recíprocas, los mitos se piensan entre sí.[2]

Los coloquios y las vísperas

“Todos se incitan, se llaman, ponen en circulación el objeto que se compondrá, que circulan así de mano en mano, suspendidos del hilo del deseo, como el anillo en el juego de la sortija”

Barthes, Roland; Au séminaire

Es importante analizar el eco que tuvieron estas discusiones en espacios críticos que formaban parte del medio académico francés a fines de la década del 60. En distintas instancias y experiencias, que involucraban

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