Medellín registra una de las menores cifras de empleo informal con 42,3%

Andrea Acevedo Molina

Taller me medios I

Medellín registra una de las menores cifras de empleo informal con 42,3%

Según el último reporte arrojado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas DANE, para el primer trimestre de 2017 bajaron las cifras de empleo informal a nivel nacional. Medellín es la segunda cuidad con menor empleo informal detrás de Manizales, mientras que Cúcuta tiene la cifra mayor con  68,9%.

Sin embargo, 42,3% sigue siendo una cifra de gran magnitud para la población que vive en Medellín. En el plan de desarrollo 2016-2018 se dio a conocer que en la ciudad existen 11mil venteros informales regulados y que el mayor número de  trabajadores informales se concentra en el sector de comercio, hoteles y restaurantes.

Factores como los costos de la formalidad, el conflicto armado, el salario mínimo y el incremento de la pobreza, aumentan la probabilidad de que personas jóvenes opten por dedicarse a labores informales.

En medio de la discusión que hay frente uso del espacio público por parte de los trabajadores informales, algunos de estos jóvenes y demás personas usan medios de transporte masivos para poder vender su mercancía: dulces, galletas, chicles, mientras que otros cantan, rapean, trovan  o cuentan chistes.

Estas ventas nómadas permiten que las personas de espacio público de la Alcaldía no les pongan restricciones como a los demás venteros que se ubican en un lugar específico, tales como tener un carnet oficial y pagar el alquiler del espacio. Lo que a su vez exige que la Alcaldía cree otras medidas para controlar este fenómeno, ya que afecta directamente la parte económica de la cuidad por la disminución de recursos y la recaudación de impuestos.

Don Carlos Trujillo, un conductor de buses de la comuna 7, explica que una de las medidas de la Alcaldía y de las mismas empresas de  buses es que los ciudadanos denuncien este tipo situaciones por medio de fotos o grabaciones, y que hay ocasiones en las que  estas personas que denuncian son recompensadas con dinero.

Es muy difícil para mí como conductor decirle que no a alguna persona que se quiera subir a trabajar, porque uno entiende las necesidades de esas personas, aunque hay ocasiones que a uno le toca decir que no por cuestiones de la empresa.

Es más probable que me compren los dulces en el bus

Usted sabe que los trabajamos en los buses somos pobres y la gente siempre le tira es al pobre. Ellos nos pueden sacar de aquí, eso no lo puede dudar uno, porque es espacio público y todo, pero ellos deben de acomodarnos porque es que es más la gente que trabaja por la calle que la que trabaja en una empresa.

Jaime Sánchez es un joven sencillo y con una buena fluidez en sus palabras. Hace dos años se dedica a vender dulces en los buses de Medellín, casi siempre de las rutas que van desde el norte de la cuidad hasta el centro: Robledo, Castilla y Trans Medellín, pues es allí donde les venden la mercancía que luego van a revender, además que son muchas las personas que se movilizan en estas rutas.

En el día trabajo 10 horas diarias, de seis de la mañana a cinco de la tarde y saco mi hora para almorzar. En las horas de la mañana vendo chicles, confites  o gomitas, mientras que en tarde ya ofrezco galletas o caramelos, pero todo depende de lo que pueda conseguir y que a veces hay cositas que se venden más.

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