Medios y opinión pública

Pontificia Universidad Javeriana

Medios y opinión pública

Alejandra Machado, Valentina González y Natalia González

Plaza pública y redes sociales de la misma manera en sentido contrario

Los movimientos sociales son y han sido una fuente de cambio social en cualquier sociedad, es a partir de estos que se generan los debates profundos que transforman estructuras, discursos e instituciones hegemónicas. En ese sentido, cuando hablamos de movimientos sociales es imposible no hablar de movilizaciones sociales, las grandes protestas que han sido protagonistas en la historia y que han marcado un antes y un después. Por ejemplo, La Marcha del Silencio en febrero de 1948, donde Jorge Eliécer Gaitán logra reunir a más de 100.000 personas provenientes de diferentes partes del país en completo silencio con velas encendidas, mientras él da un discurso en contra de la violencia que se estaba viviendo en este momento. Lo especial de esta manifestación, fue el masivo apoyo que recibió el político liberal teniendo en cuenta la polarización radical que se estaba viviendo y los canales para difundirla; la convocatoria reunió en la plaza Simón Bolívar de Bogotá a miles de personas, unidas únicamente a través del voz a voz. Por ello, no es de sorprenderse llevar a un paralelo estas movilizaciones con las marchas actuales, es cierto que las plataformas y medios de comunicación ya no son los mismos de ese entonces –tampoco las reivindicaciones- pero las convocatorias no han cesado y es evidente que han cambiado las dinámicas tanto de participación como de difusión, existe un cambio en las esferas públicas que lleva a reflexionar ¿De qué sirven y en que han afectado estas plataformas digitales a las movilizaciones sociales?

En la plaza pública convergen muchos discursos, realidades, privilegios y debates, es símbolo de resistencia, unión y oposición.  Sin embargo, gracias a la pandemia por covid-19 y la revolución digital, los escenarios, antes presenciales, han migrado a lo digital. Ahora, esta esfera pública la presenciamos en relatos digitales como redes sociales, foros, blogs, entre otros. Las nuevas plataformas traen sus dinámicas propias y, además, le agregan un factor externo antes desconocido: la inteligencia artificial y los algoritmos. Como si fuera poco, los movimientos sociales ahora no luchan solamente contra la visibilizarían de sus reivindicaciones, ahora tienen como enemigo y aliado a una gran computadora que, guiada por programaciones, decide que contenidos reciben más interacciones y cuáles no. La gran maquinaria que está detrás del internet cambia las reglas del juego, tiene la capacidad de leer nuestros intereses para difundir o censurar de manera sistemática contenidos y globaliza el debate, pues sus algoritmos no responden a dinámicas nacionales.  Ya no es posible llamar a la plaza pública sin recurrir a la esfera digital y lo digital no puede subsistir sin la plaza pública. Por ello, entender estas nuevas dinámicas es esencial para revivir los escenarios políticos y legitimar las formas cada vez más convergentes de movilizaciones, donde los movimientos sociales reivindiquen sus debates.

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