Memoria Indígena de Enrique Florescano: Relatos sobre los orígenes

Relatos sobre los orígenes

El texto de Enrique Florescano^[1], hace un recuento del relato cosmogónico naua, el cual es muy parecido al mexica y al maya. El autor se dedica a explicarnos que los mitos de creación, a pesar de tener rasgos propios inconfundibles de cada grupo que los proponían, todos presentan características muy parecidas, sobre todo el nahua y el maya, que son los que el autor presenta en su texto Memoria indígena.

        Las características a las que me refiero son, en su forma, tres: primero se empieza por la “fundación y el ordenamiento del cosmos” (p.53), después con la “creación de los seres humanos, las plantas cultivadas y el Sol”(p.54), y, por último, el “establecimiento de los primeros reinos y linajes gobernantes”(p.54). En su contenido está, por ejemplo, el modo en que apareció la nueva raza humana: tras una batalla binaria de contrarios entre los dioses celestes y los del inframundo. También se asemejan en que el acto significativo de los mitos cosmogónicos no está en la creación de la humanidad, sino en el nacimiento del Sol, el cual representaba para los pueblos indígenas la potencia creadora que ponía en movimiento todo el universo; y en que, para el resto del relato, los dioses les ceden el protagonismo a los fundadores de los reinos, siendo descripciones largas y detalladas acerca de la creación de estos reinos y la consolidación de la identidad cultural de dicho reino o cultura.

        ¿De qué nos sirve saber todo esto? Nos sirve para darnos cuenta de cada pueblo alimentaba su cultura de un pueblo anterior, que miraban al pasado y volvían a sus orígenes, y que por muchos siglos estuvieron muy arraigados a vivir en armonía con la naturaleza y el mundo a su alrededor. Un pasaje del texto de Florescano me llamó mucho la atención, en la que señala que la cosmogonía del Quinto Sol “establece una relación necesaria entre el mantenimiento de la vida en el mundo y el sacrificio de los seres humanos” (p.56), por lo que invita a los creyentes a reflexionar si el sentido de la creación divina fue el de instaurar la vida en el mundo, es el sentido y propósito de las criaturas terrestres el mantener –mediante su sacrificio– el orden creado. Me parece que esta reflexión la podemos transpolar a nuestra actualidad, me permito decir que claramente sin la parte del sacrificio, para vivir nuestras vidas de acuerdo al propósito por el que fuimos creados, sin dañar el orden y la vitalidad del cosmos, respetando nuestro entorno y al otro.

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