Mi socialización política

ANDREEA MARIA SOFRON

GRADO DE GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

GRUPO 14

CURSO 2021-2022

1.    RESUMEN DE MI PARTICIPACIÓN POLÍTICA HASTA EL MOMENTO

Mi participación política no ha sido muy abundante a lo largo de mi vida, por varios motivos. Por un lado, no tengo la nacionalidad española por lo que carezco del derecho a votar. Por otro lado, en mi familia no se han tratado muy a menudo temas acerca la política, salvo mi abuelo que siempre contaba anécdotas de la dictadura que hubo en su juventud. De ese modo, a mí hasta unos años atrás no me llamaba la atención. Sin embargo, desde hace unos pocos años empezado a mostrar más interés sobre la política, ya que algunas veces trataba temas políticos con mis amistades y porque pienso yo que con la edad la participación de cada individuo se acentúa más. De hecho, he empezado a participar de alguna forma u otra, como, por ejemplo, participar en las manifestaciones o protestas, observando y buscando información sobre política. Cabe destacar que desde que he empezado este grado me veo mucho más preocupada por la política y creo que eso es gracias a la información recibida ya que me ha hecho ver la política de otra manera.

Como he mencionado anteriormente, he participado en manifestaciones y protestas, podemos tomar como ejemplo las manifestaciones del 8M, y hace relativamente nada participe a la manifestación que hubo en Madrid por la guerra entre Ucrania y Rusia, dado que la guerra de Putin de alguna manera afecta a seres queridos que están viviendo justo en la frontera qué hay entre Rumanía y Ucrania. A pesar de no tener la nacionalidad española, sí he ido a votar en 2019, al presidente de Rumanía, de igual manera también he participado en los dos referéndums qué ha habido en Rumanía en el mismo año. Para concluir, pienso que he tenido una acción política individual ya que me he dedicado a las actividades políticas de forma esporádica con la especialización de espectadora y a su vez como comunicadora.

2.    MI PROCESO DE SOCIALIZACIÓN POLÍTICA

Mi socialización política ha estado presente en mi vida desde la niñez, ya que mi abuelo siempre me contaba sobre la época de la dictadura que hubo en Rumanía, la dictadura de Ceausescu. Además, siempre me explicaba cómo ha sido una política en aquellos años y cómo ha cambiado a lo largo de los años. A su manera, me explicaba en qué consiste la política, cuál era su rol y cómo funcionaba. Recuerdo cómo me contaba la gran diferencia entre una dictadura y una democracia. Con los años he ido creciendo y me llamaba mucho la atención las anécdotas contadas por mi abuelo sobre la dictadura viendo cómo vivíamos por aquel entonces en una democracia. Como la mayoría de mi familia no estaba interesada en la política, yo tampoco mostraba mucho interés, ya que no me llamaba nada la atención. En cambio, siempre he tenido ganas de conocer más detalles sobre la dictadura, sus ventajas e inconvenientes, y no solo eso sino poder contrastar yo sola las dos formas de Gobierno.

Una vez adolescente empecé a mostrar más interés por la acción política, ya que algunas de mis amistades trataban temas políticos, en el instituto y sobre todo en bachillerato, cada día era más frecuente escuchar sobre esos temas. Poco antes de los 18 años empecé a participar en las manifestaciones. La manifestación del 8M me parecía la más importante ya que aún falta igualdad de género en muchos ámbitos. En España, más o menos se ha avanzado, pero en otros países como por ejemplo en el este de Europa, todavía falta mucho. Mejor dicho, en esa parte de Europa predomina el machismo y no solo eso, sino que la violencia de género es lo más normal del mundo, ya que el hombre se considera superior a la mujer. Por ello, he decidido participar a dichas manifestaciones.

En el instituto y bachillerato he presentado muchas quejas en cuanto al conocido “bullying”, ya que era la delegada y veía con mis propios ojos como muchos de mis compañeros sufrían de bullying. He intentado hablar con los tutores, con los jefes de departamentos y de estudios. Todos me prometían que iban a solucionar los problemas, pero yo veía que no movían ni un dedo. Entonces, intenté hablar también con el director, que tampoco solucionó los problemas. Veía a mis compañeros en los baños llorando, pasándolo mal otros riéndose de ellos y nadie hacía nada. Como alumna, no tenía ningún poder, pero se me partía el corazón en pedazos al ver a esa gente de aquella manera.

Otro caso en el que he protestado de manera no convencional ha sido en bachillerato. Me acuerdo como una chica de origen marroquí vino a matricularse en nuestro instituto. Para el colmo para matricular la pidieron que se quitara el velo, porque como era un instituto de monjas no permitían que lo llevase. La chica al final se quedó sin matrícula porque se negó en quitárselo, ya que ella quería que la aceptarán cómo era y que respetarán su religión. Al día siguiente, por la mañana muy pronto nos habíamos reunido un gran grupo de los alumnos y hemos pintado con grafitis las paredes del instituto, ya que nos parecía una vergüenza pensar de tal manera. No les importaron mucho, de hecho, a la hora del recreo ya no había ningún grafiti. A pesar de todo lo que hicimos, ellos no iban a cambiar su forma de pensar e incluso recibimos una buena charla sobre el tema. Ellos insistían en qué los niños que se matriculen en nuestro instituto tenían que aceptar sus normas. Nunca fue de acuerdo con la decisión que tomaron, pero a pesar de la protesta que hicimos nada cambió.

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