Modelos de Desarrollo - Argentina
Enviado por veroroman • 18 de Agosto de 2017 • Tarea • 2.721 Palabras (11 Páginas) • 255 Visitas
El presente trabajo corresponde a la primer instancia de evaluación de la Diplomatura Superior en Desarrollo Local, Territorial y Economía Social, cohorte 2017 de FLACSO. Mediante el cual buscaremos hacer un recorrido por los principales conceptos desarrollados, aplicados a la sociedad argentina en el período abarcado por los años 1970 - 2017.
El surgimiento de nuevos escenarios políticos, sociales y económicos en América Latina en las últimas décadas, posibilitó el surgimiento de nociones y teorizaciones que busquen dar cuenta de los cambios y continuidades acontecidas. En este marco, la idea de desarrollo se reinserta como temática desde lo político y lo económico, en la cual se yuxtaponen narrativas y resignificaciones, ligadas a las dinámicas de poder y al rol del Estado (Svampa: 2008).
Ahora bien, partimos de la idea de Estado, como una relación social de dominación, con su respectivo aparato institucional (Oszlack, 1982, en material de cátedra); y en tanto que su conformación y reconfiguración no se da en un vacío -si no que es resultado de procesos históricos, políticos y sociales-, el mismo interviene en los vínculos entre los actores sociales, en la forma de producir y distribuir la riqueza de una sociedad dada. En tanto, orienta el modelo de desarrollo -y de acumulación- de un momento histórico y sociedad determinada (García Delgado, 2003).
Al referirnos a “modelos de desarrollo” hablamos de diferentes formas de organización política, económica, social y cultural de una nación; y cada modelo implica un tipo de inserción específica en el mercado mundial (organización mundial del trabajo). Estos modelos corresponden a esquemas conceptuales y explicativos, una construcción ideal, que nos permiten sistematizar lineamientos de procesos de desarrollo en Argentina.
No obstante, la idea de modelos de desarrollo no es un tema cerrado, y en tanto que toda relación de poder se organiza políticamente, en cada modelo existen actores e intereses -tanto nacionales como extranjeros-, muchas veces contrapuestos, y la lucha de poder se manifiesta en las lecturas sobre los diferentes modelos de desarrollo.
Para analizar el caso de los Modelos de Desarrollo en Argentina entre los años 1970 y la actualidad, tomaremos la perspectiva desarrollada por García Delgado (2003), asumiendo la complejidad de la relación Estado - Sociedad Civil, en la que se yuxtaponen cuatro variables: el rol del Estado, el modelo de acumulación, el tipo de inserción en la división internacional del trabajo y la legitimidad política (García Delgado, 2003); de esta manera la forma que adopten y se relacionen cada una de ellas se transcriben en la orientación del modelo de desarrollo que adopta un país en un momento histórico dado.
Siguiendo el análisis de García Delgado, vemos que en Argentina desde mediados de la década del ´40 hasta el golpe cívico militar del ´76 se vivió la crisis del modelo Estado Liberal dando paso al del Estado Social. Durante este último el Estado tiene un fuerte rol como interventor en la economía y como garante de los derechos sociales. En una sociedad de asalariada, la inclusión de amplias capas de la población se daba a través del pleno empleo, a través del cual se cubrían los derechos sociales por medio del salario directo y el sistema de salud y de previsión social -salario indirecto-. Teniendo al Estado como el garante de los derechos sociales, lo cual se materializa en la prestación de servicios públicos -educación, salud, transporte, etc.- como también como mediador entre el movimiento obrero y la burguesía nacional, para la aplicación de convenios laborales. Mediante la conformación de un nuevo bloque hegemónico, integrado por la burguesía nacional y el movimiento obrero, con mediación del Estado se desplaza del centro de poder a las élites agroexportadoras, dando paso a la configuración de un nuevo modelo de acumulación: el de sustitución de importaciones (García Delgado, 2003).
Por medio de un proceso de industrialización, inducida por el Estado, -en el contexto de una sociedad asalariada y de masas - se fortaleció la industria de los bienes de consumo, pero no se logró el mismo efecto en la industria pesada.
Esta transformación de la estructura social -sociedad asalariada-, la aparición y fortalecimiento de nuevos actores sociales y políticos -sindicatos, partidos y democracia de masas-, en el marco de un Estado Social, posibilitó la existencia de una estabilidad económica y social, pero no así política.
A partir la conformación de este nuevo bloque hegemónico, comienzan una serie de disputas por la recuperación del poder, por parte de la élite agroexportadora que se verá reflejada en los sucesivos golpes de estado (1966 y 1976).
Ahora bien, el modelo de sustitución de importaciones trajo aparejado un mayor crecimiento respecto del modelo agroexportador, pero profundizó las desigualdades territoriales. Se complejizó y deversificó la estructura productiva, pero la promoción de las economías regionales -mediante empresas públicas- no logró contrarrestar la necesidad y la apuesta a una mayor inversión (tanto pública como privada) en torno a la Ciudad de Buenos Aires; lo que profundizó las migraciones internas hacia las grandes ciudades (García Delgado, 2003).
En tanto, la inestabilidad política repercutió en el desarrollo y fortalecimiento de la economía social, vinculada al sector agropecuario, de servicios y de crédito, mediante la persecución de sus dirigentes. Pero, por otro lado, a nivel económico se vió favorecido por la protección del mercado interno y la estabilidad financiera; además de la ampliación de los derechos de sus trabajadores.
A mediados de la década del ´70 a nivel internacional, se produce la denominada “crisis del petróleo”, mediante la cual -por los conflictos en sociales y políticos de Medio Oriente- sube el precio del petróleo afectando la base energética de las economías nacionales. En este contexto entra en crisis el Estado Social, en tanto que la suba inflacionaria hace retrotraer la demanda, afectado el pleno empleo, y debilitando el “círculo virtuoso” sobre el que se basa este modelo de desarrollo (García Delgado, 2003).
De esta forma, a mediados de los años ´70 el problema de la hiperinflación aumenta la conflictividad entre la clase obrera y la burguesía nacional; cuya respuesta fue primeramente conservadora: las medidas del entonces Ministro de Economía, Celestino Rodrigo, (devaluación de la moneda, aumento de tarifas de servicios públicos) mediante las cuales se hizo explícita la postura de dejar de proteger la industria nacional y favorecer la acumulación financiera (García Delgado, 2003).
Esta fue la primer medida contrainflacionaria que rompió con la lógica preexistente: la utilización de mecanismos Keynesianos para la reactivación económica. El fracaso de estas medidas, produjo el debilitamiento del gobierno de María Estela Martínez de Perón y el aumento de la conflictividad social.
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