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Monografias Actiud Del Maestro


Enviado por   •  18 de Enero de 2015  •  2.493 Palabras (10 Páginas)  •  231 Visitas

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Aspectos esenciales del maestro

Una condición fundamental del buen maestro es su compromiso con la formación humana. Formar es influir en la manera de ser y actuar de los alumnos, y es un proceso que involucra tanto la razón como la sensibilidad. La posibilidad de formar exige al maestro un proyecto de vida consecuente con los principios que orientan su labor educativa.

Es también una labor esencial del buen maestro tender puentes que comuniquen los alumnos con diversos dominios del conocimiento; señalar horizontes inagotables de saber; descorrer cortinas que ocultan la verdadera naturaleza de los fenómenos y las cosas.

El maestro debe ser capaz de expresar y sentir ternura, estar siempre abierto y sensible a las vivencias afectivas de los alumnos; transmitir en la experiencia de enseñar el goce del conocimiento; revelar a sus discípulos la manera cómo el conocimiento embellece la vida; contagiarles de actitudes de respeto hacia sí mismos, de entusiasmo y calidez en su relación con los otros, de autoconfianza y valoración de sus posibilidades.

Debe ser una persona organizada en sus ideas, segura, y bien documentada para que su palabra comunique con claridad, convenza, tenga impacto, y movilice los alumnos hacia cambios significativos. Que maneje apropiadamente las diversas técnicas, recursos, y métodos de comunicación necesarios para hacer más atractiva y eficiente la transmisión de sus mensajes.

Presentación personal

La belleza es vitalidad, es una fuerza interior que se irradia a través de todo el cuerpo: gestos, movimientos, miradas, posturas, atuendos, silencios, expresiones.

La apariencia corporal es el reflejo de nuestro estado interior. Si poseemos paz y armonía espiritual nuestras expresiones, posturas, y movimientos lucirán más esbeltos, espontáneos y coordinados.

El maestro tiene que mirarse a sí mismo, descubrir que reflejan sus expresiones corporales, percatarse de la fuerza comunicativa que tiene y proyecta su cuerpo. El rasgo más hermoso que puede acompañar la presentación del maestro es una actitud que revele nítidamente alegría, sensibilidad, compromiso, esfuerzo, deseo de superación, convicción moral, y honradez intelectual.

Lenguaje y conocimiento

Además de la comunicación, otra función esencial del lenguaje es la representación. La concepción del mundo que poseen los pueblos está plasmada en su sistema lingüístico. El lenguaje permite tanto la génesis del pensamiento como su expresión. El repertorio lingüístico que conocemos y manejamos sirve de vehículo a una forma particular de pensar. Las ideas y conceptos de las ciencias se configuran por medio del lenguaje. Según Schaff "Aprendemos las ideas a través de las palabras". El lenguaje no sólo permite nombrar la realidad que conocemos sino explorar lo desconocido.

El lenguaje del maestro, que constituye el medio fundamental de interacción en el proceso educativo, no es neutral. Indica a los alumnos un punto de vista sobre el mundo al que hace referencia y sobre la actitud para pensar acerca de él. Por ejemplo, cuando un docente enseña en clase un fenómeno natural, un concepto histórico, o un problema matemático, no sólo está transmitiendo información y datos objetivos sino que también expresa valoraciones, preferencias, y visiones de orden subjetivo.

A pesar de que los medios de comunicación tienden a generalizar ciertos patrones verbales, no todos los niños manejan los mismos formatos de habla. En los estratos sociales de clase media y alta los alumnos exhiben una capacidad de verbalizar mayor que los de sectores marginales. Algunos niños no disponen de los recursos lingüísticos adecuados para expresar sus sentimientos e ideas más allá del entorno inmediato. Muchas veces el fracaso escolar obedece a estas limitaciones lingüísticas que impiden al alumno referir, describir, o nombrar los conocimientos y objetos de aprendizaje en los términos que espera el maestro y que la cultura escolar valida.

Afectividad y aprendizaje

La escuela suele disociar el aprendizaje de los sentimientos, relegando así el mundo afectivo de la experiencia intelectual. En consecuencia las personas actúan regidas primordialmente por sus razonamientos lógicos sin considerar las implicaciones humanas de sus actuaciones, sin sentir el conocimiento. Tampoco se mezcla el aprendizaje con la alegría, la motivación, el entusiasmo, el deseo, y las distintas sensaciones corporales. Es indispensable recuperar una actitud amorosa en la cotidianeidad educativa. El amor nutre la preocupación constante y sincera por el mejoramiento del otro.

Una atmósfera cálida y humana es siempre garantía de un aprendizaje mejor y más significativo. Adicionalmente a los logros académicos un ambiente así desarrolla otras actitudes esenciales para un buen desarrollo personal tales como: confianza en sí mismo; capacidad de escucha; aumento de la creatividad; disfrute de la compañía de los demás; capacidad de dar y recibir ternura; capacidad de expresar con espontaneidad distintos sentimientos.

La afectividad es un elemento presente y fundamental en todos los eventos de interacción escolar. En la construcción de una nueva escuela más vinculada con la vida, el conocimiento y el afecto tienen que estar estrechamente relacionados. Si un maestro no revela un interés profundo y sincero en las disciplinas que enseña difícilmente hará significativa y motivante para los alumnos la experiencia de aprender. La tarea de enseñar debe irradiar alegría, verdad, y convicción para que induzca aprendizajes jubilosos y comprometidos.

Enseñanza y comunicación oral

Decir no es enseñar. La verdadera pedagogía se funda en una comunicación recíproca entre el maestro y el alumno. Podemos hablar con más belleza, fuerza, y convicción de lo que hemos sentido y experimentado. Sólo la palabra que tiene un claro sabor a vivencia llega al alumno y lo incita a crecer

La comunicación es deseo y necesidad de conocer. Exige interés en el otro, capacidad de escucha, apertura, disposición a percibir lo que el interlocutor siente y piensa. Comunicarse es atreverse a estar cerca, es asumir el riesgo de que el otro nos sorprenda.

La efectividad y calidad de la comunicación oral dependen de la habilidad del maestro para emplear los métodos correctos en el momento oportuno, y del gusto y propiedad con que maneja su tema de exposición.

Con su palabra el maestro exalta o degrada el espíritu de sus alumnos. Un reproche o un elogio pueden marcar el destino de un niño. El respeto, la prudencia, la ecuanimidad, la sabiduría deben iluminar siempre las expresiones verbales del docente.

El maestro debe reconocerse como

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