Muerte y vida de las Grandes ciudades

Andrés Ernesto Valero Riquelme

ID: 00386393

        La ciudad, para la mayoría un crisol de culturas, ciencias, arte y desarrollo, para otros, un desencuentro entre el orden y el progreso. ¿Pero acaso la ciudad debe ser caótica de manera permanente? ¿O es que hay una fórmula que nos permita encaminar el crecimiento de la ciudad, sin perder el control sobre los servicios y la calidad de vida?

Jane Jacobs en 1961, busco resolver este problema, consecuente a la extralimitación respecto al uso de la carta de Atenas en todos los planes urbanísticos, de la década de los 50 y 60, plantea como es que deben ser las nuevas ciudades.

Con el automóvil, como eje central para la planeación urbana, Jane Jacobs hace notar, que el urbanismo debe ser siempre humanista, volcando el enfoque de las ciudades, a uno donde el peatón retome el control.  Las actividades humanas, ordinarias y usuales, son justamente en las que debemos centrarnos, pues es aquí donde se determina la economía y la calidad de vida de cada barrio o distrito.

De no planear bien la zonificación al igual que edificar espacios inútiles o mal ubicados, ya sea por fines políticos o beneficiar algún monopolio, se provoca que la población sea segregada hacia la periferia de la ciudad, donde hay menos servicios y el coste de vida resulta ser mas alto, destruyendo comunidades y migrando el problema sin realmente erradicarlo.

La autora también comenta, que el mal urbanismo, nace de tomar a la ciudad como un laboratorio a base de prueba y error, sin considerar a la población, centrándose únicamente en el beneficio de banqueros o cualquier tercero. Es aquí donde debemos considerar que antes de planear, es necesario un análisis objetivo, centrado en la realidad, no perder el contexto y buscar el desarrollo sin desplazar a la población ya existente.

La solución que se plantea en este escrito es el uso múltiple de suelo, de manera complementaria y manteniendo una conectividad entre los servicios, la vivienda y comercios. Al hacer esto mantenemos “ojos en las calles”, es decir, movimiento continuo que garantiza la seguridad de plazas, calles y barrios además de fomentar el crecimiento de los comercios locales. La densidad como otro elemento que garantiza el éxito de los barrios consiste en apostar por el crecimiento en vertical, concentrando los servicios y facilitando la conectividad en la ciudad, esto al igual que el uso de suelo múltiple, también fomenta el desarrollo de pequeños comercios, evitando que las aceras se vuelvan desiertas y que la vida se tenga que desarrollar en automóvil

Respecto a la vivienda y movilidad, Jane Jacobs observa que el causante de las cicatrices urbanas o fronteras del vacío, es decir, los espacios que cortan la comunicación entre barrios se deben a la idea de crear nuevos polos urbanos sin antes reurbanizar los ya existentes.

Al igual, se afirma que el excesivo numero de automóviles no es mas que una consecuencia a la falta de medios de transporte, en cambio si ensancháramos las aceras, agregáramos ciclovías e implementáramos métodos de transporte colectivo, el número de automóviles eventualmente se reduciría, erradicando los atascos.

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