Mujeres luchadores 1914

A pesar que las mujeres han logrado participar en el mundo laboral, las responsabilidades reproductivas y familiares siguen recayendo en sus hombros, mientras la remuneración económica sigue siendo inequitativamente marcada, la remuneración en los espacios domésticos no existe, además siguen siendo espacios muy femeninos con una recarga laboral en horas y salarios precarios, poca educación que no le permite a muchas de ellas acceder a los espacios laborales que desean y merecen ocupar. Las mujeres de hogares pobres además de no lograr los espacios productivos deseados, son explotadas y recargadas con el cuidado y mantenimiento domestico del hogar durante las horas que debería ser para su descanso, factores éstos que profundizan las brechas sociales de discriminación y exclusión de la que son mayormente víctimas las mujeres con menores niveles de educación, quienes además tienen mayor cantidad de hijas/os con pocas posibilidades de acceso a servicios profesionales de cuidado infantil (CEPAL, 2010). Lo cierto es que, no es suficiente aumentar la participación laboral femenina, si las condiciones de precariedad también aumentan con ella.

El logro social de equidad en Colombia, implica necesariamente cerrar las brechas históricas en los grupos poblacionales que han estado excluidos, con indicadores negativos en desarrollo y nefastas situaciones vividas por la prevalencia del conflicto armado y las violencias generalizadas en Colombia, que de manera inflexible han afectado más fuertemente a grupos étnicos, población rural con discapacidad, niñas y mujeres, sin desconocer que la población general ha sido afligida, estos han sido doblemente lastimados. Es necesario visibilizar las diferencias e inequidades, como también emprender acciones políticas, académicas y comunitarias que afirmen o promuevan la eficacia y cumplimiento normativo que los gobiernos vienen implementando, alcanzando no solo cumplimiento, sino efectividad, garantías de equidad y cumplimiento de derechos a toda la población, especialmente a las más afectadas.   

En construcción de Políticas de Estado, direccionamiento y altos cargos políticos se puede analizar que en la última década ha tenido un incremento de participación de las mujeres en el Congreso de la Republica, pero aun la participación de las mujeres sigue siendo muy baja, la política en Colombia sigue estando liderada por los hombres, por ser mayoritariamente masculina en el Congreso, a nivel territorial en gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos, algunos estudios señala que el porcentaje de candidatas a elección de gobernaciones ha aumentado del 6% al 11% y para el Congreso en los últimos 20 años ha aumentado del 7% al 16% según informe (PNUD, 2014) con información de Registraduría Nacional del Estado Civil. Por otro lado señala que las mujeres a pesar que cada vez tienen más años promedios de escolaridad, siguen teniendo grandes barreras para vincularse al mercado laboral, con una tasa de desempleo mayor que los hombres y cuando logran insertarse al mercado laboral son mal remuneradas, y en mayor proporción logran vincularse de manera informal.

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