Natalidad Y Mortalidad
Enviado por • 21 de Octubre de 2013 • 1.666 Palabras (7 Páginas) • 309 Visitas
politicas Urbanas:
Ciudades y Ciudadanía reconoce de forma clara y explícita la necesidad de la contribución del gobierno nacional a la consecución de este propósito societal: se trata de una responsabilidad colectiva, al interior de la cual uno de los agentes comprometidos lanza su política para que sea discutida, concertada y perfeccionada, arrancando así un proceso que estaba en mora de desencadenarse, activando igualmente la reflexión y la acción sobre la ciudad, comprometiendo a los más variados agentes sociales vinculados en su construcción. Se trata entonces de un pacto urbano que sirva de referencia y establezca un espacio apto a la más amplia concertación y desarrollo del proyecto de ciudad que el país necesita para alcanzar las ya mencionadas metas societales.
Se espera que la Política Urbana sirva de referencia, al lado de los Planes le Gobierno de los Alcaldes del país, para la elaboración de los Planes de Desarrollo Municipal que han de darles cuerpo a los propósitos generales y particulares planteados, conjugando los esfuerzos de las distintas instancias de la sociedad y del Estado en la consecución de los más altos objetivos del desarrollo social y económico.
La Política Urbana se propone una acción consciente que va más allá de contemplar pasivamente la operación del sistema de precios, ese mecanismo eficaz, pero incapaz de establecer valores y conductas. Ciudades y Ciudadanía parte del imperativo categórico y moral de que la creación del espacio colectivo y de la nueva ciudadanía son una función pública irrenunciable, en cuyo ejercicio es imprescindible la colaboración de la totalidad de los agentes sociales. La sociedad civil, a través de sus instituciones democráticas y por medio de la planeación y la gestión urbana, decide cómo, cuándo y de qué forma se hace la ciudad: las infraestructuras territoriales, la protección de espacios naturales de interés o de cualquier otro elemento de conformación del territorio, ponen de presente cómo desde los griegos las palabras "Política" y "Ciudad" tienen la misma raíz: polis. En la ciudad es donde en la sociedad contemporánea se ejerce con mayor fuerza la política, ese esfuerzo organizado por obtener y ejercer poder: poder administrar lo que es "público" y gobernar la sociedad.
El objeto de la Política Urbana es la ciudad, entendida como la unidad socioespacial básica de soporte de la producción cultural, de la innovación social y de la actividad económica en el mundo contemporáneo. Por consiguiente, las características de esta Política deben corresponder a la naturaleza de la ciudad y a la forma como ésta se produce y reproduce.
El deterioro de los atributos urbanos
La tierra, el transporte, la vivienda, el espacio público, el equipamiento y los servicios públicos son los atributos propios de la urbe. Constituyen los elementos consubstanciales a las ciudades sin los cuales éstas no merecen, en justicia, ese nombre. Civitas, decían los latinos, para designar los conglomerados que ostentaban un rango superior a las villas, ésto es, los pequeños poblados desprovistos de las virtudes de la ciudad autentica.
La Ciudad, es decir, aquel lugar del espacio en que los hombres se encuentran para realizar, cotidianamente, el milagro de la convivencia y soñar el bienestar es, hoy, solamente un propósito. Sus condiciones son ineptas para atender la plenitud de las demandas de sus habitantes. Los procesos demográficos, económicos, sociales, institucionales y políticos han desbordado la capacidad del Estado cuyas herramientas, por ende, han resultado impotentes para prevenirlos y controlarlos.
La tierra
El rigor del mercado ha conducido a un alto grado de concentración de la tierra, a la consiguiente elevación de su valor y, de contera, a la informalización de la urbanización. En la imposibilidad de acudir al mercado regular en busca de tierra barata las familias de bajos ingresos optan por la ilegalidad. Así surgen las urbanizaciones clandestinas, las viviendas construidas en zonas de alto riesgo, las comunidades subnormales, las densas líneas negras que forman los anillos de la ignominia.
La fuerza implacable del mercado inmobiliario ha sido, pues, superior a las previsiones contenidas en los planes y programas locales. La ausencia de instrumentos adecuados para intervenirlo explica la frustración habida y pone al descubierto la causa de la ineficiencia, la congestión y la avería obstinada que el medio ambiente padece.
El transporte
No menos agobiante es la situación del transporte. Se estima que la oferta vial, presenta notorios atrasos; por no haber sido construida con sujeción a un plan determinado, su infraestructura es precaria habiendo sido, además, objeto de un mantenimiento deficiente.
El transporte colectivo es más eficiente en el uso del espacio y la energía; tiene otra ventaja: causa un menor impacto sobre el tejido ecológico y su utilización apropiada puede favorecer tanto la calidad de vida de sus usuarios como los índices de productividad de la economía.
No obstante éstas virtudes, su participación en el conjunto de los sistemas de movilización en las ciudades ha venido siendo cada vez menor en beneficio del transporte individual que, en las circunstancias actuales, resulta muy costoso y, por lo mismo, inconveniente.
La vivienda
La vivienda, por su parte, no es una sola. Hay, vivienda popular y dentro de ésta una categoría, no por ignorada, menos trascendente: la vivienda clandestina. La vivienda en propiedad convive con aquella que se da en arriendo del mismo modo que la nueva
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